¡Hola, gente de Steemit! Si han estado al tanto de mis publicaciones, tal vez recordarán que en este momento estoy haciendo un intercambio académico en Buenos Aires (Argentina). El tiempo ha pasado muy rápido, pues recuerdo que cuando empecé a hacer mis primeros posts en esta plataforma, recién estaba empezando este proceso. Pues bien, a la fecha en la que escribo estas palabras me quedan exactamente 28 días en la Ciudad de la Furia. Cuando decidí viajar y emprender esta locura, en definitiva lo hice porque sabía que sería una experiencia en la que crecería como persona, en la que podría aprender un sinnúmero de lecciones. Hoy miro hacia atrás con alegría porque este objetivo se cumplió, pues tal vez estos han sido los meses de mayor aprendizaje en toda mi vida.

Hoy quiero compartir algunas de estas lecciones. No lo hago por presumir, pues una de las cosas que he aprendido es que nada de lo que tengo o sé lo he obtenido por méritos propios. Solo les cuento todo esto porque estoy agradecido con Dios, la vida, o como el lector lo quiera llamar, y pienso que una de las mayores muestras de agradecimiento es compartir lo aprendido. Esta es la primera serie de posts que hago en Steemit con una temática netamente personal y me esforzaré al máximo por expresarlo todo de la mejor manera. Las reflexiones que pondré en estas publicaciones tienen aplicación para casi cualquier contexto, así que los invito a que se pongan cómodos y estén receptivos; tal vez también aprendan algo nuevo hoy. Sin más preámbulos, sean bienvenidos a este primer capítulo de Lecciones de un intercambio. Espero que lo disfruten.

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Llegué a Buenos Aires, ¿y ahora qué?

Los que han tenido la oportunidad de hacer un viaje largo; sea por vacaciones, estudio, trabajo o lo que sea, saben que es algo que se vive desde muchos meses antes de subirse al avión. Los documentos que hay que tener listos, la consecución del dinero necesario (que en ocasiones parece ser demasiado), responder a preguntas incómodas como "¿en dónde voy a dormir?" o "¿de qué voy a vivir?" y en fin... Dejar todo lo más organizado posible, aún estando a miles de kilómetros del lugar. En lo personal, confieso que incluso dejé de dormir varias noches pensando en mi intercambio. Es muy emocionante, pues en mi caso iba a conocer un país que admiro, pero al mismo tiempo da un miedo impresionante: Se trataba de mi primera experiencia fuera de casa por más de un mes; muy, pero muy lejos de la vida que había construido durante tantos años en mi ciudad. Pero qué más da: Ya estaba todo decidido, así que me fui.

Llegó la hora cero: Me encontraba en un Boeing 737 de Copa Airlines con destino al Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini de Ezeiza (uno de los partidos del Gran Buenos Aires). Recuerdo que aterricé a eso de las 2 de la mañana en pleno verano. Desde el primer paso que di para bajar del avión, apareció velozmente un pensamiento directo e ineludible: "Tienes lo que querías, estás en Buenos Aires. ¿Ahora qué?"

El aprendizaje para mí empezó desde mis primeros minutos en Buenos Aires, pues las dificultades no se hicieron esperar: Tenía en mi billetera unos $300 (pesos argentinos) que había cambiado en el Aeropuerto de Bogotá, así que debía retirar dinero en un cajero que aceptara mi tarjeta de débito colombiana. Pues bien, mientras mis dos compañeros pudieron hacer su retiro sin problema, mi tarjeta se bloqueó inexplicablemente. Así empezaba mi intercambio: Con mucho estrés y dificultades para sacar el dinero que llevaba, que aunque no era mucho, sí era bastante necesario.

Pero tranquilos; aunque el viaje empezó de la peor manera posible, este no es un blog de quejas. En realidad, son muchas más las cosas positivas que he podido vivir en esta maravillosa ciudad. De hecho, los invito a leer mi serie de posts de "Experiencias porteñas" en este mismo perfil de Steemit. Allí les cuento datos sobre varios lugares que he podido conocer en Buenos Aires: Es una ciudad de ensueño. Sin embargo, quise traer la referencia de esta dificultad vivida para explicarles el punto principal de la reflexión de hoy. Lo resumiré con un versículo bíblico:

"Él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí." 2 Corintios 12:9

Es que en mi intercambio me di cuenta de que TENGO UN MONTÓN DE DEBILIDADES. Obviamente, desde hace mucho tiempo soy consciente de que soy un ser humano en formación, con más cosas por mejorar que aspectos para resaltar. Sin embargo, cuando estás lejos de casa y no tienes a nadie cerca que te pueda solucionar los problemas, en definitiva saltan a la vista un sinnúmero de puntos débiles de tu personalidad que ni siquiera tenías idea de que llevabas contigo.

En mi caso personal, debo decir que a través de algunas dificultades cotidianas que me ha tocado afrontar en estos meses, me percaté de que tengo ciertas debilidades bastante serias: Se me dificulta socializar con personas que no conozco (es vital en una ciudad en la que, literalmente, no conoces a nadie), mi fuerza de voluntad para ser constante con ciertas cosas es un desastre, en ocasiones no soy capaz de expresar efectivamente lo que siento (aún en situaciones tan cotidianas como "una discusión por saber quién debe preparar el almuerzo hoy"), para algunas cosas soy terriblemente indisciplinado y en fin... Tal vez yo ya sabía todo esto, pero cuando uno tiene que afrontar situaciones difíciles totalmente solo, sin duda hay debilidades que se hacen demasiado evidentes.

Llegó un día en el que me percaté de todo esto y entré en una "mini depresión". En mi ciudad sentía que tenía dominio sobre muchas cosas, así que fue un choque fuerte ver que todo no estaba bajo control. Sin embargo, Dios es bueno y en esas situaciones suele aparecer con las mejores palabras. Me recordó el versículo que les cité anteriormente; específicamente esa frase que dice "mi poder actúa mejor en la debilidad". Si siguen leyendo los versículos que están después en ese capítulo, se percatarán de que el autor luego dice que "gracias a eso, cuando es débil, en realidad es fuerte". Esa es una verdad que llevo fuerte conmigo desde ese día: Sí, tengo muchas debilidades muy serias. Sin embargo, ahí está Dios para cumplir su propósito aún con tantas cosas malas que hay en mí. Es ahí cuando dejas de deprimirte por lo malo que eres y simplemente descansas en lo bueno que es Él. Se puede discutir por largas horas respecto a las bases científicas, filosóficas o morales de la existencia de Dios; pero en situaciones tan cotidianas como estas, en las que encuentras un versículo apropiado para cualquier situación que afrontas, lo mejor que se me ocurre hacer es caer rendido y reconocer la grandeza de ese ser superior al que le debo todo.

Gracias Dios, esa lección fue fundamental y me ha ayudado a enfrentar todo tipo de situaciones, tanto buenas como malas.

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Aquí llegamos al final de esta primera reflexión. Espero que hayan disfrutado la lectura. Si así fue, no olviden dar upvote y resteem. Gracias por leer hasta aquí, nos encontramos pronto. Steem on.