He sido retado por @isauris para darle continuidad a su parte del relato. Incluso cuando la literatura negra y policial no es mi fuerte no podía decir que ¡NO! ¡Espero no defraudarlos!

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Para tener mejor comprensión de la historia les recomeindo leer las 4 partes anteriores:
Sánchez y Narváez - Policial - Literatura Negra, por @jcalero.
Sánchez y Narváez ll - Policial - Literatura Negra, por @jcalero.
Sánchez y Narváez lll - Policial - Literatura Negra, por @marlyncabrera.
Sánchez y Narváez IV - Policial - Literatura Negra, por @isauris.

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Fuente

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Sin importar el inmenso dolor que siento hago el esfuerzo de mantenerme despierto. El silencio de Sánchez aturde.

—Vamos por Rebeca antes que contacten con ella –le digo.
—Eres un maldito loco, Narváez –rompió con su silencio mientras aceleraba.

Rodríguez sigue sin contestar. No sé qué sucederá cuando estemos con Beca.

—Antes de llegar por Rebeca, buscaremos a Rodríguez. Será una pieza fundamentar estando con nosotros. Ese maricón me debe muchos favores y es tiempo de recibir uno de él. –Dijo en tono repugnante.

Luego de 10 minutos estamos frente a la puerta del apartamento de Rodríguez. Parece que no hay nadie. Sánchez con una fuerte patada abre la puerta. Un largo pasillo vacío y amueblado. En la primera habitación estaba Rodríguez totalmente dormido. Lo desperté con una bofetada.

—¡Ah! ¿Qué les pasa, hombres? –grita mientras intenta echarse hacia atrás.
—Es tiempo que pagues unos cuantos favores. Y si no lo haces, tu maldita y puta vida tendrá cada minuto contado. –Le dijo Sánchez sin pensarlo.

Notaba el miedo en la cara de Rodríguez. También lo sentí pero lo controlaba. No era tiempo de flaquear. Aun faltaba ir por Beca, su cabeza debe ocupar la mía.

—Vayámonos. En el camino sabrás que debes hacer, maricón de mierda. –dije mientras lo agarro por la nuca y lo saco de la casa hacia el carro.

Esta vez me toca ir en los asientos traseros junto a Rodríguez y asegurarme que no haga nada extraño.

—Me pueden explicar qué coño sucede con ustedes –nos dice temblando de miedo.
—El Comisario y Mono quieren mi cabeza. No les daré el gusto y tú serás de mucha ayuda. ¿Recuerdas a Rebeca la ex de Mono? Pues, vamos por ella. La convencerás de venir con nosotros. Su vida salvará la mía y la de Belkys. –le digo rápidamente.

Sánchez mira a través del retrovisor y suelta esa risa irónica. Algo más se traían entre manos y aún no me lo dice. Ya casi llegamos por Beca. El jefe empieza a llamar nuevamente. No le responderé. Insiste otras dos veces. A la tercera le respondí.

—¿Ya lo has pensado, jefecito? ¿o sigues en dudando? –Le pregunto con sarcasmo.
—Acepto el trato, hijo e’ puta, maldito. –Era el Mono- Te juro que esta me las pagarás.

Sánchez frena. Abre la puerta de atrás y saca a Rodríguez llevándolo hasta la puerta de la casa de Rebeca. Llama con tres golpes. Sale ella con una beba en brazos. Se sorprende al vernos. Rodríguez la abraza. Eran viejos amigos de la juventud. Sánchez ya perdía su paciencia y toma a ambos de los hombros y los hala hacia el carro de un solo empujón. Ella sostiene fuertemente a la beba en sus brazos y ruega que no le hagan daño.

—No hables tanto, maricón mono e’ mierda. Aquí tengo a tu nena. Y si no sueltas a Belkys antes del amanecer ella y la niña que lleva en brazo pagarán las consecuencias. –No dejo que responda y cuelgo.

Rebeca y la beba no dejaban de lloriquear. Rodríguez las abrazaba. Sánchez volvió a sonreír irónicamente.

—Ahora escuchen con atención –Dijo Sánchez- no podemos cometer error.

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