Comenzó la persecución, con cada tramo y cuadra que recorríamos, íbamos tomando cada vez más velocidad, llegamos al punto de máxima atención, un pequeño error y quedaríamos muy mal herido o en el peor de los casos, muertos. La velocidad alcanzada no nos permitía cruzar como de costumbre, a estas velocidades lo mejor es inclinar con el cuerpo la bicicleta, abrirte en las curvas y rogar a Dios porque no venga un auto de frente, ya que, de ser así, sería tu Game Over.

Reyven y yo, hacíamos esta clase de carreras años atrás, teníamos por costumbre que cuando alguno de los dos iba adelante del otro, gritará:

La velocidad se acrecentaba lo que exigía mucha más inclinación por nuestra parte, los ladrones estaban quedando muy atrás.

Y si te preguntas por la carne, la bolsa que las contenía, iban guindando amarradas del manubrio de cada uno.

Yo me encontraba gozando el momento, me sentía increíblemente vivo, era como si mis deseos de vivir hubieran cubierto mi piel y penetrado hasta mi alma, realmente me sentía vivo. Una sonrisa se dibujó en mi rostro hasta convertirse en carcajadas de placer, Reyven al escucharme, gritó:

Al cruzar una esquina muy cerrada caí en cuenta que, algo extraño pasó, no sabía en donde estaba, Reyven también se percató de ello y reducimos la velocidad, nuestros captores ya no nos perseguían, todo estaba en silencio y las calles muertas de soledad, ni un alma hacía notar su presencia.

Dimos media vuelta y al llegar a la esquina por donde cruzamos quedamos sorprendidos y atónitos, aquel lugar era una calle sin salida.

Reyven comenzaba a perder el control:

— ¡¿Qué esta sucediendo?! ¡Juro por Dios que fue por allí que cruzamos! —

Se acercó a una de las casas, toco la puerta, pero al parecer sólo el eco le respondía

— ¿Qué vamos hacer, Nox? ¿Cómo salimos de este lugar? —

sus manos me sujetaban los hombros fuertemente.

— No lo sé, te juro que no lo sé, al igual que tú estoy sorprendido y asustado. Tal vez deberíamos continuar, seguir hasta conseguir ayuda, no sé. —

Nos montamos en nuestras bicicletas y comenzamos a recorrer aquel lugar. Una sola calle, casas de lado y lado, silencio, más silencio, nuestras miradas reflejaban angustia, temor y dudas.

Por fin, llegamos al final de la calle, pero sólo nos topamos con un enorme portón, sigilosamente nos acercamos a él, lo comenzamos a examinar y en unos de sus bordes yacía un papel que decía:

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Continuará….

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Lector:
Si te preguntas ¿Qué rayos tiene que ver el título de este relato con respecto al desarrollo del mismo? La repuesta la encontraras en la segunda parte, pronto la publicare.

Gracias por el tiempo invertido al leerme.

Feliz Dia.

Contenido 100% Original.

Exceptuando las siguientes fuentes de imágenes, las cuales fueron sacadas de google.

Fuentes:

Leon

Segunda Imagen