—Me calmare. A ver, Nox. Ciertamente estas en lo correcto con respecto a esas tres terminologías. Pero el humano tiende a concederle a esas palabras, un cuerpo como entidad existente en este plano, y no es así. Me dirijo a ti presentándome como la maldad para lograr que captes el significado de lo que quiero que sepas.

Pero la verdad y la realidad de todo — sus manos me sostuvieron de la cabeza y pegó su frente contra la mía (sus ojos carecían brillo, ni siquiera me reflejaba en las membranas de ellos) es que el bien y el mal no existen. Ustedes los humanos a todo quieren darle una explicación fantasiosa, claro está que eso procede de las religiones y, por consiguiente, de mí. — me soltó mientras una sonrisa malévola se podía observar en su semblante.

Inmediatamente, se aproximó al bar de la habitación y agarro otra copa, se acercó a la botella y se sirvió otro trago. Levantó el brazo como señal de brindis y luego sorbió un poco de ella.

Yo estaba anonadado, trataba de recapacitar y encontrarle sentido a las palabras dichas por este ser.

—Qué desastre, Nox. Mira el piso, qué horror. Tratare de controlarme un poco más, lo prometo. No soy un individuo que haga estas cosas, pero la ignorancia me enferma hasta el punto de perder el control —

Caminó en dirección al balcón y se recostó al marco del mismo.

—Continuando con lo que vengo diciendo, entiende que el bien o el mal no existen. Lo que sí existe es la acción y la consecuencia, el conocimiento y la ignorancia. Esto es el principio del saber, al concebir esta comprensión, logras alcanzar lo que tanto has buscado.

Cada acto nos acarrea una consecuencia, ya sea a nuestro favor o en contra, es decir, por colocar un pequeño ejemplo:

Un día consigues a un pobre desamparado, escuálido por la mala alimentación que lleva o por la no alimentación. — Te dejo a ti colocarle lo que más te conmueva el alma— Bien, este pobre hombre te pide que le des algo de dinero, y tú con aquella carga sentimental le entregas una muy gratificante cantidad, lo que causa que este individuo se congracie contigo, te bese la mano y te diga que te lo pagara algún día.

Digamos que la vida da un inesperado giro y ahora eres tú quien tomas su puesto, pero resulta que ese individuo a quien ayudaste en aquel momento, se cruza por tu camino, con la diferencia que es él quien tiene ahora dinero, te reconoce y te hace entrega de la misma cantidad que le diste.

Te pregunto: ¿Esto es consecuencia de haber hecho un buen acto? Hablando desde el punto de vista del bien. — Tomó otro trago de la copa.

—Veamos, déjame ordenar mis ideas. — Me quedé en silencio por un momento — Respondiendo desde la posición de un simple humano, diría que sí, toda buena acción genera una buena acción y bien por bien siempre se paga. Ahora déjame verlo desde tu perspectiva, aquella a la que llamas verdad.

Si el bien y mal no existen, y todo es causa de una acción, entonces aquel gesto puede o no acarrear una favorable consecuencia, por ende, todo ocurre de la casualidad, puesto que, por esta misma casualidad de la vida, aquel individuo me encontró en aquel estado tan lamentable, casualidad de casualidades. Ahora bien, este acto no conlleva a la obligación de que la vida me deba un favor por haber ayudado al desamparado, por consiguiente, esta en la conciencia de aquel individuo devolverme o no tal favor.

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Ahora soy yo quien te dará un ejemplo:

Si acercas tu mano lo suficiente al fuego, puedes quemarte, acción/Consecuencia.

Desde la otra perspectiva, quemarte sería lo malo y estar lo más apartado del fuego sería lo bueno.

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