La serie #DebateLiterario está concebida por @cristiancaicedo como un espacio para incentivar el análisis y el intercambio de ideas respecto a diversas obras y autores de la Literatura Universal relacionados entre sí, ya sea por similitud o contraste. Todos los steemians son bienvenidos a participar dejando sus comentarios y aportes al final de la publicación.

Dos historias sobre el mar

Un siglo separa a estas dos grandes obras de la Literatura Universal, pero ambas tienen muchas cosas en común. Se trata de dos historias que se desarrollan en el mar y en las que el hombre se enfrenta con las fuerzas de la naturaleza. Mundialmente aclamadas (aunque el reconocimiento de Melville le llegó de manera póstuma), han sido adaptadas y editadas gran cantidad de veces, para el disfrute de varias generaciones de amantes de la buena Literatura. ¿De qué tratan estas dos aventuras? y ¿qué las diferencia o las asemeja? de ello trata el presente post.

La lucha del hombre

En 1.952, la revista Life le encargó a Ernest Hemingway un relato y el genio norteamericano, ya famoso por su Adiós a las armas y Por quien doblan las campanas, creó su última obra de ficción importante y, para muchos, su mejor trabajo: El viejo y el mar.
Santiago, conocido como El viejo, es un pescador que lleva varias semanas sin conseguir pesca alguna. Debido a esta mala racha, los padres de Manolín, el joven ayudante del viejo, le prohibieron a éste que volviera a salir de pesca con Santiago. Tras casi tres meses sin triunfo alguno, el viejo sale solo al mar, esperando por fin pescar algo. Para su fortuna, un enorme pez espada pica el anzuelo, pero el animal no está dispuesto a dejarse atrapar fácilmente. La lucha con el pez dura tres días. Tres días en los que, a través de los recuerdos de Santiago, conseguimos conocerlo un poco mejor. Finalmente, la lucha llega a su fin.

El viejo, extenuado igual que el pez, utiliza toda la fuerza que le queda para atraer su presa y apuñalarlo con un arpón. Pensamos que el viejo ha triunfado, que se trataba de una historia de resistencia y de tenacidad. Pero es mucho más que eso. De regreso a casa, con el pez atado al bote, Santiago piensa en lo que podría obtener al vender ese enorme pez, pero la sangre que mana de su captura pronto atrae a los tiburones. El viejo mata a algunos y aleja a muchos más, pero acaba de pasar tres días forcejeando con un enorme pez espada, está agotado, y no puede evitar que algunos de los depredadores vayan arrancando, poco a poco, pedazos de su pesca. Al llegar al puerto, el viejo, agotado, hambriento y también herido, se va a su pequeña cabaña a descansar. En la orilla, junto al bote yace un esqueleto de pez espada de dimensiones colosales que los pobladores admiran al día siguiente. Cuando ve el estado del viejo, Manolín le promete volver a pescar con él, a pesar de la prohibición de sus padres.

Lucha contra la adversidad, la soledad, la amistad, el valor, el arrepentimiento, la lealtad, la sombra de la muerte, la constancia, son algunos de los temas que trabaja esta increíble novela que le valió a Hemingway el Premio Pulitzer en 1.953 y lo terminó de conducir hacia el Premio Nobel de Literatura en 1.954. A propósito de El viejo y el mar y de su autor, el también ganador del Premio Nobel William Faulkner dijo: "Su mejor obra. El tiempo demostrará que es la mejor que cualquiera de nosotros haya escrito, y con eso me refiero a sus coetáneos y a los míos."

La mítica ballena blanca

El mismo Faulkner dijo sobre la novela Moby Dick de Herman Melville que era la novela que hubiera querido escribir, dándole el reconocimiento que la obra no tuvo en vida del autor. Publicada en 1.851, Moby Dick no tuvo éxito comercial en su momento, a pesar de que Melville ya había publicado y conocía a otro grande: Nathaniel Hawthorne. Hubo que esperar casi un siglo, para que la posterioridad situara a Melville y a su obra maestra en el sitial de honor que le correspondía.
En la novela, se cuenta la lucha del capitán Ahab y su enfermiza obsesión con la mítica y gigantesca ballena blanca a la que ha perseguido durante años. El narrador, Ismael, es un joven marinero que decide aventurarse en un barco ballenero, a pesar de no haberlo hecho antes; hasta ese momento, sólo había viajado en barcos mercantes. El nombre del ballenero es Pequod y es dirigido por el autoritario y reverenciado capitán Ahab, un marinero experimentado, que perdió parte de su pierna al ser mordido por una enorme ballena.

Ahab es presentado en la novela con un halo de misterio; cuando es visto por primera vez en cubierta, ya el Pequod estaba en alta mar; y por lo general, se mantiene encerrado, aislado de su tripulación. Poco a poco, a través de las palabras de Ismael y del primer Oficial Starbucks (sí, el nombre de la franquicia proviene de este personaje) vamos descubriendo que el viaje no pretende sólo cazar ballenas como parte de un negocio: Ahab quiere dar caza a Moby Dick, el gigantesco cachalote que le arrebató su pierna. Hasta el día de hoy, el significado de la gran ballena blanca, sigue intrigando a los lectores. Algunos ven una aventura, otros una metáfora, e incluso han asomado hipótesis de paralelismos bíblicos. La obsesión de Ahab, su deseo de venganza, la lucha contra las fuerzas de la naturaleza, la tenacidad, la soledad, el coraje, la condición humana, el destino, son algunos de los temas presentes en Moby Dick, una novela tan influyente en la literatura, la cinematografía (existe una adaptación al cine que cuenta con las actuaciones de Gregory Peck y Orson Welles; y el guión a cargo de Ray Bradbury) y la cultura americana que incluso uno de sus personajes inspiró el nombre de la cadena de cafeterías Starbucks, la cual originalmente iba a ser nombrada Pequod, como el barco ballenero del capitán Ahab.

¿Cuál es mi favorita?

Ambas historias se desarrollan en el enorme azul y enfrentan al hombre contra una fuerza superior: la de la naturaleza. Ahab es malhumorado y obsesivo; Santiago es más tranquilo, casi triste; pero ambos son tenaces y emprenden una batalla desde una posición desfavorable, la de su inferioridad, con determinación y coraje. El viejo y el mar tiene un lenguaje sencillo, característico de la prosa de Hemingway, mientras que Moby Dick posee una construcción narrativa impecable y mucho más amplia, más cercana a la épica. Una de las cosas que se le critica a la obra de Melville es que la información sobre las ballenas resulta casi enciclopédica: hábitos, hábitat, dieta, comportamiento, especies de ballena, cómo cazarlas, cómo procesarlas para obtener el aceite, todo eso está en la novela y suma casi la mitad de sus páginas, con lo que a veces la trama se interrumpe para darnos a conocer toda esta información. Sin embargo, hay que ubicar la obra en tiempo y espacio. A mediados del siglo XIX el aceite de ballena era el principal combustible empleado en algunas ciudades, incluso para el alumbrado público, con lo que la caza de ballenas era una actividad frecuente, pero no muy conocida por el ciudadano común. De allí que Melville quisiera explicar toda la actividad, lo que además da una sensación de plenitud al libro y ayuda a comprender la importancia y el impacto de las labores realizadas por los personajes en la novela.

Por otro lado, he oído a personas que no se acercan a la novela de Hemingway porque, según ellos, la sinopsis no resulta atractiva; "¿Un pescador viejo que pesca un pez enorme y ya?" preguntan dudosos, ignorando todo lo que encierra esta gran obra. Una anécdota personal: leí El viejo y el mar como obligación para el colegio cuando estaba en sexto grado y me aburrió. Años más tarde, de adolescente y luego de adulto, volví a esta obra y descubrí mi libro favorito de Hemingway y uno de los favoritos de mi biblioteca, con lo que creo que probablemente a causa de mi juventud y mi inmadurez lectora no lo aprecié en un primer momento.
¿Cuál escoger? es difícil para mí. Se trata de un titan de la Literatura Clásica y otro de la Literatura contemporánea, mis dos géneros favoritos, ambas de lectura obligatoria para los amantes de los libros. Pero de tener que elegir uno, a fin de cuentas es el sentido de este post, la balanza se inclina ligeramente hacia Hemingway, principalmente por esa capacidad de transmitir temas profundos, con un lenguaje sencillo, en menos de ciento cincuenta páginas.

¿Estás de acuerdo? ¿piensas diferente? ¿prefieres al vengativo Ahab o al taciturno Santiago? ¿es mejor la clásica o la contemporánea? deja un comentario con tu opinión para continuar nuestro análisis y también dinos ¿De qué te gustaría que tratase nuestro próximo #DebateLiterario?