Es curioso que en las últimas semanas haya hecho varias publicaciones relacionadas con Stephen King cuando no es uno de mis escritores favoritos.

En general, el terror tampoco es mi género predilecto y de entre todos los autores que han trabajado ese género en particular, el único que leo y disfruto es Edgar Allan Poe. De King me gustaron Rita Hayworth y la redención de Shawshank, Misery y Memoria, pero no como para leerlos de nuevo o recomendarlos. El único libro suyo que leería de nuevo (más de una vez) sería Mientras escribo en el cual habla sobre su experiencia literaria y da consejos para los escritores. Sin embargo, sí hay algunas frases de él que me parecen memorables y una de ellas es la que les comparto hoy:

"Los libros son el entretenimiento perfecto: sin comerciales, sin baterías, horas de diversión… lo que me pregunto es por qué todo el mundo no lleva un libro consigo para esos momentos muertos inevitables en la vida."

No podría estar más de acuerdo con Stephen. Sin duda alguna, los libros son el entretenimiento perfecto. La primera parte de la frase incluye una evidente referencia crítica a las abundantes pantallas que esclavizan la atención de la colectividad hoy día. Televisores, computadoras, laptops, smartphones, pantallas gigantes, todas ellas hijas de la modernidad, han conseguido acaparar los sentidos de los jóvenes (y no tan jóvenes) con sus programas de tv, las telenovelas, realities, juegos de video, redes sociales, dejando poco espacio (o ninguno) a otras actividades. Inmersos en la programación, pocos se acuerdan de los libros. Entonces cuando, por alguna razón, se acaban las baterías o se suspende el servicio eléctrico (algo cotidiano en la actualidad venezolana, quizás no tan frecuente para lectores de otras latitudes) y las personas se ven forzadas a no utilizar los dispositivos electrónicos, la ansiedad los consume y no se encuentran. ¿Qué se puede hacer en estos casos? ¿cómo aprovechar el tiempo? ¡pues, leyendo! pero aún así, son pocos los que acuden a los libros.

Yo también me hago la pregunta que se hace King. En el día a día de casi cualquier persona se presentan "...esos momentos muertos inevitables". Veamos: si hay que hacer una diligencia bancaria, o de índole legal; a la hora de ir a hacer las compras en el supermercado; o simplemente al desplazarse por la ciudad en transporte público, bus, metro o taxi; en el aeropuerto, antes de tomar un vuelo; el día está lleno de momentos muertos entre una actividad y otra en los que, por lo general,la gente espera y se resigna a no hacer nada. ¿Por qué no aprovechar para leer un libro? Creo que todas las personas deberían llevar un libro consigo en todo momento, para aprovechar esas oportunidades. ¿Que hay que hacer esperar el bus? esperemos leyendo. ¿Que hay que esperar nuestro turno en la fila del banco? esperemos leyendo. ¿Que faltan treinta minutos para que salga la torta del horno? leamos mientras tanto. Es decir, tomar esos espacios vacíos y llenarlos de lectura, de historias. de reflexiones, de conocimiento.

Cada uno es libre de escoger el contenido que desea leer. Aquellos a quienes les moleste interrumpir una novela entre pausa y pausa, puede probar con micro cuentos, relatos cortos entre una actividad y otra, o también con poemas, que son más breves que las obras narrativas; aquellos a quienes no les gusten las historias muy densas, pueden leer algo más ligero; ¿le aburre la fantasía, pero le gustan los misterios? lea un libro de hechos insólitos; ¿no puede con Cortázar ni Vargas Llosa, pero le gusta la segunda guerra mundial? entonces lea libros históricos, o novelas sencillas sobre el tema (quizás algunas memorias como El diario de Ana Frank o Los hornos de Hitler); es decir, el tipo de libro a leer no debe ser una excusa porque cada quien es libre de leer aquello que le gusta, las cosas que disfruta. Con esto, no sólo estará matando el aburrimiento, sino que además se estará nutriendo y estará adquiriendo conocimiento, reflexionando, es decir, pensando. Así que, la próxima vez que vaya a salir de casa a realizar alguna diligencia, o ante la posible aparición de algunos momentos muertos en la jornada, lleve un libro consigo. y por favor, ¡léalo!