Black (Película): conmovedora hasta las lágrimas.
Muchas personas huyen de los dramas cinematográficos por la misma razón por la que otros los buscan: porque son dramáticos. De la misma forma que existen personas que prefieren reír con las películas o emocionarse con aventuras en la gran pantalla, hay otros que a veces quieren ver una película que les haga llorar. No es masoquismo, simplemente es el gusto por las historias que hacen sentir. Para todos, pero sobre todo para estos últimos, traigo esta película.
Black es una película dramática del año 2005, realizada en la India, escrita, producida y dirigida por Sanjay Leela Bhansali y protagonizada por el célebre actor Indio Amitabh Bachchan. Si les suena familiar el nombre es porque este actor era el héroe de la infancia de Jamal, el protagonista de Slumdog Millionaire, interpretado por Dev Patel. La película está basada en la autobiografía de Helen Keller, una escritora, oradora y activista política sordociega norteamericana, pero la similitud con esta historia es mínima.
La película narra la historia de Michelle McNally, una niña nacida en una familia anglo-india y con bastante dinero, que contrae una enfermedad siendo bebé y queda sorda y ciega permanentemente. Si partimos de ese hecho y recordamos que los niños aprenden a hablar por repetición, la consecuencia lógica es que Michelle no pueda aprender a hablar. Es decir, es ciega, sorda y muda, apenas con un par de años de haber nacido. ¿Puede imaginarse alguien un futuro más oscuro? Al no saber cómo tratar con ella, Michelle es criada como una salvaje: come con las manos, gruñe, incluso lleva un cascabel para que sus padres puedan saber dónde está. Es entonces cuando aparece el hombre que cambiará su vida para siempre.
Debraj Sahai es un profesor de sordos y ciegos que tiene 48 años y acaba de perder su trabajo a causa de la bebida. Es algo excéntrico pero exitoso en la enseñanza a los niños con esas dificultades. La madre de Michelle, quien apenas tiene ocho años, lo acepta en casa a a pesar de presenciar lo duro que puede ser Sahai con Michelle (no la complace y la obliga a usar cubiertos, o al menos lo intenta) y de las condiciones que impone para su enseñanza. La tarea no es fácil ¿cómo puedes enseñar a comunicarse a alguien que no puede oír ni ver? Sahai tiene sus métodos y en apenas unos días logra que Michelle pronuncie su primera palabra: Agua. Pero no se trata sólo de que pronuncie sílabas. Debe lograr que Michelle asocie las palabras con lo que representan y además enseñarle a comunicarse a través de señas y gestos (recordemos que también es sorda). Le dedica años de su vida, hasta que logra ingresar a la universidad. ¿La deja entonces? No. Las clases son normales ¿cómo haría Michelle para entenderlas? Allí, en el aula, en el pupitre de al lado, se sienta Sahai para explicarle y funciona tan bien que incluso Michelle, a través de su profesor, logra intervenir en clases. Es una muchacha brillante, capaz de comprender las asignaturas y los contenidos más allá de su capacidad de expresarlos. Pero no todo es perfecto.
Michelle reprueba varios semestres, no por falta de conocimientos, sino porque es muy lenta para escribir (utiliza una máquina de escribir en Braille). Su profesor se mantiene allí, a su lado, hasta que comienza a olvidarse de las cosas, incluso de Michelle: tiene alzheimer y es internado en un asilo, dejando a su pupila quien debe, a partir de entonces, valerse por sí misma. Asustada primero y decidida luego, Michelle logra graduarse e incluso pronuncia un discurso en su acto de grado, que conmueve hasta el punto de sentir gotas de agua caliente que descienden de los ojos. Es una de las escenas fílmicas más emotivas que recuerdo, porque en ese acto de grado converge todo el drama de una historia sumamente difícil, llena de obstáculos sorteados con dedicación y con amor.
El sueño de Michelle no era sólo graduarse, sino que Sahai la viera con su toga y su birrete Y así lo va a visitar al asilo. Él no la reconoce al principio. No sólo la ha olvidado a ella: ha olvidado también cómo hablar. Es descorazonador. ¿Después de tanta dedicación, no podrá compartir el éxito de la mujer que amó y que aún lo ama a él? (por supuesto que se enamoran) sin embargo, Michelle no se amilana. ¿Qué hace? Piensa Tú me enseñaste a hablar; ahora yo te enseñaré a ti y por designios del destino, o más bien de la pluma de Sanjay Leela Bhansali, comienza a llover y Michelle lleva a Sahai a la ventana para que sienta caer las gotas y poder recordarle aquella palabra escondida en algún rincón de su memoria: Agua.
Desde el título, que refleja perfectamente lo que puede ser el mundo de una persona que no ve y no escucha, hasta el final que cierra la historia con magistral simetría, pasando por un guión impecable, cargado de escenas emotivas, alegres, tristes, desgarradoras, románticas, frustrantes, angustiosas, de júbilo, y una actuación soberbia de los protagonistas, este es un drama de 10/10 ideal para esas personas que a veces quieren ver una película que les haga llorar. Si esta película no les conmueve al menos hasta el borde del llanto, ya pueden ir olvidándose de sus citas con el cardiólogo. Estáis advertidos.
Un articulo muy interesante!
Vi esta película en el 2011 aproximadamente como parte de los estudios en primer nivel de Legua de Señas Venezolanas y sin duda hacer llorar hasta el más fuerte. Coincido contigo en la escena del discurso de Michelle al graduarse, como la mejor estudiante y su madre haciendo la interpretación de las más emotiva de la película así como cuando su Profesor dice "Agua". En esas cosas de la vida, una palabra es la conexión perfecta entre los dos.Una gran historia. Gracias por traerla por aca.
Excelente película para ese curso. Y sin duda, hay una gran conexión entre ellos. Gracias por leerme y comentar. Saludos.