Hola amigos de Scouts y sus amigos.

Tenía tiempo sin pasar por aquí pero he recibido una invitación muy especial de mi amiga @solperez y he llegado a tiempo para aceptarla.

Se trata de un concurso muy singular acerca de la cartera que se pudo haber perdido, jajaja. Voy a invitar a @oneray, @zory23 y @jennk para que participen y se diviertan contando sus aventuras en el Nuevo Concurso Nuevo concurso: Se me perdió la cartera.

_{Fuente: Pixabay}

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Lo primero que quiero comentar es que a mí nunca se me ha perdido una cartera; toco madera, toc toc toc.

De adolescente yo no usaba carteras sino morrales porque casi siempre andaba con libros y el morral con muchos bolsillos es una forma de organizar bien los libros, libretas, lápices, lapiceros, juego de escuadra, etc. Ahora bien, en uno de los bolsillos siempre llevaba un labial, un peine, un pañuelito, un jabón y un frasquito de perfume. Es decir, siempre he sido coqueta y estaba lista para todo.

Ya más adulta me vi en la obligación de comprarme una cartera porque sentía que me veía más elegante.

Así como les dije al principio que a mí nunca se me ha perdido una cartera. Eso sí, he sufrido varios robos, y de esos les voy a contar uno que fue muy particular.

En una ocasión decidí irme caminando por la avenida Nueva Toledo de Cumaná. Antes esa avenida era poco transitada a pie ahora con el rollo de la gasolina es muy común ver a gente caminado por allí.

Bueno, me encontraba, más o menos, a mitad de la avenida, justo donde quedan dos barrios terribles a cada lado: bebedero y la casimba. Como salido del asfalto un joven apareció para arrancarme de un jalón el reloj pulsera, la cadena alrededor de mi cuello y la cartera.

Yo no sé cómo pero reaccioné y con mi cartera le caí a carterazo. La cadena estaba rota entre mi blusa, el reloj el joven lo tenía en sus manos y yo como loca y enfurecida trataba de arle carterazo y lo llamaba “sinvergüenza y sin oficio”.

El muchacho me dijo señora cálmese que esto es un asalto a lo que yo le contesté -“no me calmo y esta es una lección para que busque trabajo deje de asaltar a la gente que camina por aquí.”

El muchacho no podía creer que yo le estaba afrontando, contestando y que no le tuve miedo.

Él se fue corriendo con mi reloj. Mientras yo empecé a llorar por la imprudencia que tuve de irme caminando cuando pude haberme ahorrado la molestia si hubiese tomado un microbús.

Luego, un señor se me acercó para decirme que cómo se me ocurrió caerle a carterazo a ese malandro que tenía azotada esa zona.

A ese también le grité diciéndole que porque no me había ayudado o defendido si sabía que el joven era mala persona. Me provocó darle también con mi cartera.

En fin, me regresé para la casa y dentro de todo estaba feliz porque salvé mi cédula de identidad que era toda una odisea sacar una nueva.

Yo siempre llevo en la pretina de mi falda las llaves de la casa o si llevo pantalones las guardo en los bolsillos. No me gusta llevarlas en la cartera.

Por la educación que recibí de esa que llaman antigua no le reviso a nadie su cartera, ni su morral ni nada. Si, por ejemplo, me dicen abre la cartera y saca de allí tal cosa, yo busco la cartera se la acerco a su dueña y que ella misma saque lo que necesita. Pero yo no lo hago.

Creo que de conseguirme una cartera repleta de dólares, vamos a suponer en un aeropuerto, no la agarro por nada en el mundo porque puede ser una trampa. Si me consigo dinero, como me ha ocurrido en el mercado, puedo tomarlo y posiblemente me compre algo que me guste y si es bastante no duden que las invitaciones de ese día las yo, jajaja.

_{Fuente: Pixabay}

Gracias por tu lectura. Bienvenido tu comentario.

¡Saludos infinitos!

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