Jajajaja, no me imagino la cara de asombro del malandro que, en vez de ser temido, tuvo una dosis de carteroterapia con las más valiosas recomendaciones que se le puede dar a un ser humano, para que sea valioso para la sociedad.
Mis mejores deseos para ti en esta iniciativa y gracias por la mención. Veré que cuento se ocurre para compartir.
jajaja hoy me río de esa osadía que tuve. Claro tenía nervios! Pero así como yo recuerdo ese día yo pienso que ese muchacho también debe recordar esa andanada de golpes con la cartera que le di.
Gracias amigo por tu comentario. Un abrazote!