Los Últimos Días de Europa - Pena / Europe's Last Days - Sorrow

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Español


Los Últimos Días de Europa

Pena

Alejado del portón principal, en una de las avenidas alternas, se encontraba el acceso a la bahía de carga del núcleo central. Sorteando los bloqueos provocados por los manifestantes, tres transportes blindados conducían la nueva celda de antimateria. Mientras esto ocurría, la delgada y fantasmal figura de Iris, se aproximaba al bloqueo del acceso a la bahía de carga, moviéndose pausadamente, entre las callejuelas y pasillos peatonales, desplazándose en medio de la multitud sin prestar la menor atención a ella.

Su vida había acabado días antes, su existencia ahora carecía de un propósito; después de enterarse de la muerte de Raúl, su única fuente de esperanza era Leonel, aquel bebe de ojos color ámbar y ensortijado cabello castaño, que la veía dulcemente, desde el fondo de una incubadora, en el dispensario de la nave que los llevaba camino a Europa.

Ahora Leonel también se había ido, victima de la brutalidad ciega de una sociedad que se autodestruía, una sociedad llena de miseria y egoísmo. Sólo tenía quince años, él y Kumiko, una linda joven que había conocido dos años antes, al ingresar al instituto, deseaban hacer una carrera como artistas, muy a pesar de Iris, que quería que su hijo fuera ingeniero como lo fue su padre.

A la entrada del portón de acceso al núcleo central, Iris vio cómo, los tres vehículos autoguiados, se detuvieron frente a la entrada, mientras el guardia verificaba la bitácora del transporte, y cuando reanudaron su marcha, tras la apertura del portón, Iris, caminó a su lado, fuera de la vista del guardia y cruzó indiferente la entrada.

Siguió caminando hasta la entrada del edificio, donde uno de los tres vehículos se detuvo y tras abrir su compartimento de carga, un robot monta cargas, levantó el pesado contenedor en que se transportaba la celda de combustible.

Tras el robot que se desplazaba lentamente por el pasillo interior del depósito, Iris caminó hasta llegar a la estación de vigilancia, donde un guardia, que estaba entretenido cantando en voz alta, mientras se recargaba pesadamente en su asiento, levantó la mirada al verla y de inmediato se retiró los auriculares.

―¿Iris como estás?, no pensé verte por aquí durante esta semana ―dijo el gran y pesado hombre, poniéndose de pie, tras el mostrador de la estación ―. ¿Cómo has estado?, me enteré de lo de tu hijo.

Iris miró a los ojos la gran y redonda cara del hombre y esbozó una forzada y temblorosa sonrisa, sin emitir ni una palabra.

―Lamento lo sucedido ―dijo el hombre agachando la mirada ―. ¿Qué haces hoy por aquí?

―Sólo vine por algo que dejé en mi casillero ―respondió bajando también la mirada y siguiendo adelante sin prestar mayor atención al hombre.

Caminó hasta los vestidores de los empleados de vigilancia interna, tal como le había dicho al guardia, que, tras ella, volvió a recostarse en su asiento, cantando sonora y desafinadamente, pero en lugar de buscar algo en su casillero, continuó internándose en el edificio, camino al cuarto del reactor, donde en unos pocos minutos, los robots de mantenimiento recibirían la celda de antimateria, que en este momento era transportada lentamente dentro del edificio por otra ruta.

Texto original de @amart29 Barcelona, Venezuela, mayo 2020


English


Europe's Last Days

Sorrow

Far from the main gate, on one of the alternate avenues, was the access to the central core's loading bay. Avoiding the blockages caused by the demonstrators, three armored transports drove the new antimatter cell. While this was happening, the slim and ghostly figure of Iris, was approaching the blockade of the access to the cargo bay, moving slowly, between the alleys and pedestrian corridors, moving in the middle of the crowd without paying the slightest attention to it.

Her life had ended days before, her existence now devoid of purpose; after learning of Raoul's death, her only source of hope was Leonel, the amber-eyed, curly-brown-haired baby, who watched her sweetly from the bottom of an incubator in the dispensary of the ship that was taking them to Europe.

Now Leonel was also gone, a victim of the blind brutality of a self-destructive society, a society full of misery and selfishness. Only fifteen years old, he and Kumiko, a beautiful young woman he had met two years before, when he entered high school, wanted to make a career as artists, in spite of Iris, who wanted her son to be an engineer like his father.

At the entrance of the gate to the central core, Iris saw how, the three self-guided vehicles, stopped in front of the entrance, while the guard was checking the transport log, and when they resumed their march, after the opening of the gate, Iris, walked by her side, out of sight of the guard and crossed the entrance indifferently.

She continued to walk to the entrance of the building, where one of the three vehicles stopped and after opening its cargo compartment, a load-mounting robot lifted the heavy container in which the fuel cell was being transported.

After the robot moved slowly down the inner aisle of the container, Iris walked to the guard station, where a guard, who was entertaining himself by singing aloud, while refueling heavily in his seat, looked up at her and immediately removed his headphones.

-Iris, how are you? I didn't think I'd see you here this week, -said the big, heavy man, standing behind the station counter. -How have you been? I heard about your son.

Iris looked into the man's big, round face and smiled a forced, trembling smile, without a word.

-I'm sorry about that, -said the man looking down -. What are you doing here today?

-I just came for something I left in my locker -she replied by lowering her eyes as well and moving on without paying any more attention to the man.

She walked to the locker rooms of the internal surveillance employees, just as she had told the guard, who, after her, sat back down, singing loudly and off-key, but instead of looking for something in her locker she continued to go into the building, to the reactor room, where in a few minutes the maintenance robots would receive the antimatter cell, which was now being slowly transported into the building by another route.

Original text of @amart29 Barcelona, Venezuela, May 2020


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