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Los Últimos Días de Europa

Dos Horas de Oscuridad

En el núcleo de la colonia de Europa, en una de las áreas más resguardadas de todo el complejo, se encontraba lo que era el corazón mismo de toda la edificación, el reactor de antimateria que la abastecía de energía eléctrica. Europa I, como fue nombrado, en fallida referencia a Europa II y III, otros dos reactores que debieron ser construidos para compartir la carga y compensarse unos a otros, en caso de emergencias, pero que no pudieron concretarse, por la premura con la que debió ser terminada la colonia, a causa de la inminente llegada de cada vez más colonos.

Europa I se encontraba trabajando al máximo de su capacidad y aun así era insuficiente para satisfacer todo el requerimiento de la colonia, su peligrosa carga de antimateria debía ser renovada al menos una vez año y ese momento estaba cerca, se trataba de una operación más delicada por tener que suspender la operación del reactor por dos horas, que por reponer la carga del peligroso combustible, que era contenido dentro de campos magnéticos para evitar que tuviese contacto con la materia del medio exterior.

Las frecuentes suspensiones del servicio eléctrico, motivado a la necesidad de mantener operativos el sistema de control ambiental y las diferentes plantas procesadoras que brindaban servicio en la colonia, había exacerbado a la población, por sobre la ya habitual conflictividad causada por la falta de alimentos y el aumento del crimen.

Eran frecuentes las protestas en las inmediaciones del núcleo central, donde se encontraba el reactor y la Dirección de Suministro Eléctrico. Por este motivo, la ya habitual seguridad extrema de la zona se había redoblado, lo que en realidad sólo había tenido el efecto de enfurecer más a los colonos.

Durante la parada del reactor, sería suspendido el servicio eléctrico de toda la colonia e incluso el sistema de control ambiental se detendría, sin embargo ésta no era una tarea que fuese peligrosa, pero si molesta para el total de la población, que por dos horas permanecería en la oscuridad y carecería de control climático, por lo que los sectores más externos de la estructura, los más cercanos a la pared exterior, verían como su temperatura podría descender hasta quince grados, mientras en los sectores internos, donde la gente tendía a refugiarse, escapando del frio, la temperatura en cambio podía subir unos cinco grado, lo que parecía tener el efecto de causar más agitación.

Mientras que un factor aun más preocupante que el de la temperatura ambiental, era la cantidad de oxígeno en el aire y aun cuando la cantidad de este gas, en la atmosfera de la colonia, era más que suficiente para sostener a la población por más de veinticuatro horas, aun con el sistema detenido, se liberaba también oxigeno adicional proveniente de los tanques de reserva que se tenían para casos de emergencia, en aquellos sectores donde se concentraba más población, sólo para mantener la calma.

La parada del reactor estaba planificada para el octavo mes, cuando aun le restaba un cinco por ciento de combustible a la celda de antimateria que estaba en uso, esto se hacia sólo por seguridad, para evitar posibles daños a causa del agotamiento de la celda. Durante los días previos al proceso de parada se incrementaría aun más la seguridad en el núcleo de la colonia.

Al momento de iniciarse la parada del reactor, unas diez mil personas se agolpaban en las avenidas en las inmediaciones del núcleo central, las quejas eran las mismas de todo el tiempo, alimentos, medicamentos, agua limpia, y un sinfín más. Mientras la multitud gritaba enardecida, repentinamente la iluminación se apagó al igual que los ventiladores del sistema de control en ambiental, grandes reflectores operados por baterías de emergencia fueron encendidos por el ejército para iluminar a la multitud.

En medio de un grupo relativamente calmado, que gritaba consignas frente al portón que daba acceso a la avenida principal de entrada el núcleo central, se encontraba Iris, quieta y silenciosa en medio del grupo con su mirada fija en los gruesos barrotes del portón.

Otros relatos de la serie Las Tres Colonia

• Los Últimos Días de Europa - Preludio
• Los Últimos Días de Europa - Iris
• Los Últimos Días de Europa - Dos Horas de Oscuridad

Espero que haya sido de su agrado, estoy atento a sus observaciones y comentarios.

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