"SEC - S12W1: Un cuento antes de dormir: Nito y Moni "

Había una vez dos monos que vivían en la selva. Nito y Moni así se llamaban, pero los dos eran muy distintos.

A Nito le encantaba salir por la selva cada día a buscar bananas para comer y para jugar con muchos de sus compañeros los animales.

En cambio Moni era perezoso, no le gustaba salir de su árbol para nada y siempre estaba durmiendo. Muy pocas veces comía dado a que nunca salía a buscar bananas, él decía que no le hacía falta.

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Como cada día al inicio de la semana Nito se levantó muy feliz a las cinco de la mañana, antes de que los humanos llegarán a la selva. Se dio cuenta de que no tenía nada que comer y fue a donde estaba Moni, para invitarlo a buscar bananas.

—¡Moni! ¡Moni levántate!—exclamo felizmente Nito haciéndole cosquillas a su amigo.

Moni por su lado soltó un gruñido muy molesto antes de acurrucarse más contra el palo.

—¡Déjame en paz! ¡Quiero dormir!

Nito luchó un poco más, pero al final se cansó y muy triste se fue a la selva solito a buscar su comida. En el proceso saludó a su tío el Chimpancés y a sus amigos leones.

Se colgó bajo muchas ramas haciendo su típico sonido y llegó hasta la mitad del bosque. A lo lejos vio algo brillante, hermoso. Nito se asombró y se acercó más a aquella cosa que brillaba como el sol, y al ver lo que era gritó de la emoción.

Era un ramo de bananas. Pero no, no cualquier ramo de bananas. ¡Era el ramo de bananas de oro! Nito tenía muchos años viviendo en la selva al igual que Moni, y siempre buscó conseguir un ramo como este porque su sabor era maravilloso. Era como ver un trofeo de oro frente a él.

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Nito se acercó al ramo y lo tomó, entonces volvió a casa con él ganándose muchos halagos y felicitaciones de parte de sus compañeros.

Cuando volvió a su rama colgó el ramo de oro, Moni lo miró confundido, y cuando vio aquel ramo su estómago rugió.

Moni pasó mucho tiempo buscando ese ramo cuando era jóven y nunca lo consiguió. Eso lo puso un poco triste porque si hubiera salido con su amigo esa mañana, el ramo también sería de él. Moni tenía mucho tiempo sin comer y ya se le veía los huesos, pero no iba a decirle a Nito, porque se enojaría con él.

—¿Tienes hambre Moni?—le preguntó Nito acercándose a él.

—Un poco—respondió Moni con su voz áspera.

—Sé que pasaste mucho tiempo buscando este ramo, Moni. Y te daré la mitad de él si me prometes que cada mañana te levantarás a buscar comida y no dormirás todo el día.

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Moni se sintió feliz porque comería, y porque el ramo también sería de él.

—Te lo prometo, Nito.

Nito feliz cortó la mitad del ramo y se lo dio a Moni, Moni cumplió su promesa y cada mañana se levantó a buscar comida.

Moraleja: A veces el quedarnos a dormir en casa por mucho tiempo y dejar de hacer nuestras cosas nos puede llevar a perdernos de las maravillas que tiene el día para nosotros. Siempre tenemos que levantarnos con la mejor actitud dispuestos a conseguir nuestro tesoro diario.

También tenemos que ayudar a nuestros amigos, así como Nito lo hizo con Moni, le insistió tanto que la vida lo ayudó a convencerlo de no quedarse a dormir todo el día.