Carlitos y Estefanía son dos niños aplicados, les encanta jugar en el amplio patio de su casa, donde sus fantasías de ser personas exitosas y viajar por todo el mundo se hacen realidad. Ellos admiran a Cristofer, la estrella del circo mágico que visita su pueblo, leen las noticias que hablan sobre sus espectáculos, y están al día de los aconteceres en el caserío, dado que esta semana el circo los visitaría. Estaban muy emocionados.

Estefanía y Carlitos escucharon una bulla, se asomaron a la ventana y vieron pasar la caravana del circo que estaba haciendo su entrada al pueblo y que era recibido con emoción por grandes y chicos; sin embargo Doña Greta, su abuela, les increpó y cerró la ventana enviándolos a ambos a su habitación. Ellos no entendían la actitud de su abuela ya que ella estaba al tanto de la emoción y admiración de ellos por el mundo de la magia.

Se acercó la hora de la función, la única función que se presentaría en el pueblo y los niños le pidieron a su madre que los llevara a ver el tan ansiado espectáculo. La madre no sabía qué decirles, ya estaba a punto de darle la respuesta cuando su abuela de manera determinante les impidió ir, alegando que tenían que repasar la lección de Francés, pues al día siguiente les harían una evaluación que determinaría si les daban la beca para estudiar en Francia; oportunidad que estaban esperando para viajar y vivir en este país, alejándose de su tierra y su pasado.

Los niños acompañados de su madre y su abuela revisaban y estudiaban con sus apuntes la lección. Tocaron el timbre y su mayor sorpresa fue ver que hacía entrada aquel hombre que aparecía en los carteles y que los niños admiraban tanto, por lo que habían podido leer y escuchar de él.

La abuela Greta, no podía creer lo que veían sus ojos, casi se desmaya de la impresión. Eloísa la madre de los niños, parece haber visto un fantasma... Sin embargo Carlitos con una sonrisa en su rostro daba la bienvenida a aquel extraño, que por alguna extraña razón los visitaba. Mientras tanto, Estefanía veía la reacción de cada persona en el salón y extrañada trataba de entender la actitud desconcertante de su madre y abuela.

¡Cristofer! eres tú. No puede ser... ¿Cómo es posible?. - dijo Eloísa al ver a su esposo, y a quien creían muerto desde hace 10 años, apenas cuando su hijo menor Carlitos tenía meses de nacido. La madre de Cristofer, Doña Greta no podía dar crédito a lo que veían sus ojos: su amado hijo estaba vivo, no había muerto en aquel terrible accidente de avión hace ya 10 largos y amargos años.

Cristofer, después de hacer su entrada y ser reconocido por su familia y conocer a sus hijos, estrecharlos en sus brazos, llorar y reir entre todos sus familiares, explicó el porqué de su ausencia. En el brutal accidente que sufrió y que lo dieron por muerto, donde su cuerpo nunca fue recuperado, fue rescatado por el dueño del circo, quien lo cuidó hasta que recuperara su memoria. Entre tanto lo entrenó y se convirtió en el mejor ilusionista de su circo. Pero al entrar al pueblo, las imágenes de su pasado iban pasando por su mente como una película. Vió toda su vida en fracciones de segundo y no dudó ni un minuto en recuperarla.

Se despidió de su grupo, quien con pesar, entendieron sus prioridades y desde ese momento no se apartó de su familia para poder disfrutarla y darles el amor que por su enfermedad y ausencia no había podido darles.