El porvenir de las criptomonedas, la vendetta de las naciones

En El porvenir de las criptomonedas, el fin de las naciones, hemos conversado acerca de la amenaza que representa Bitcoin y blockchain para la hegemonía de las instituciones sociales actuales, y cuáles serían las consecuencias de un eventual cambio de paradigma. En el texto a continuación, seguiremos con el análisis.

Imagen: Deviantart.net

Las transacciones en Internet ya son codificadas –gracias a tecnologías como blockchain y Bitcoin–, haciendo que los cobradores de impuestos no puedan rastrearlas y confiscarlas. Se vislumbra que una gran parte del comercio se traslade al nuevo reino del ciberespacio, una región donde los gobiernos tendrán cada vez menos control. En el ciberespacio las amenazas de la violencia estatal se desvanecen. Un Estado que no tiene poder económico, está destinado a su desaparición.

La vendetta de las naciones

Cuando el Estado se encuentre incapacitado de recaudar los suficientes impuestos para financiar su gasto, empezará desesperadamente a imprimir dinero –que puede ser depreciado a voluntad–. Los gobiernos se han acostumbrado a poseer el monopolio de la emisión monetaria durante mucho tiempo. Este privilegio terminó el 3 de enero de 2009 a las 18:15 GMT con el minado del “genesis block” de Bitcoin. Las implicaciones de este hecho son inmensas.

Muchas de las monedas fiduciarias –emitidas por los bancos centrales– han perdido progresivamente su propiedad de depósito de valor –una de las tres propiedades del dinero– porque los gobiernos, ante la imposibilidad de subir los impuestos para cubrir sus elevados déficits fiscales, acuden a la impresión indiscriminada de dinero generando devaluaciones e inflación, en otras palabras, la pérdida constante de la capacidad adquisitiva del dinero. Esta es una política monetaria común que comparten todos los Estados. Incluso la moneda de posguerra de mejor desempeño, el marco alemán, perdió el 71 % de su valor desde 1949 hasta 1995 –cuando Alemania adoptó el euro–.

La aparición de “cibermonedas” controladas por algoritmos matemáticos que no tienen jurisdicción, permitirá trasladar la riqueza de los ciudadanos a un entorno donde no está sujeta a la coacción de los gobiernos. Solo los pobres serán víctimas de la inflación y deflación ocasionadas por las monedas fiduciarias. – The Sovereign Individual

Los Estados, ante esta pérdida de control sobre el dinero, empezarán a actuar peligrosamente, incluso en los países más civilizados. Conforme los impuestos dejan de ser recolectados por los gobiernos, estos empezarán a usar viejas y nuevas artimañas para no deja escapar a los tributos. Confiscación, secuestro, sabotaje, censura, infiltración, ataques informáticos, violación de los derechos humanos, serán algunos de los mecanismos utilizados. Las empresas que ofrecen servicios relacionados con la privacidad, la soberanía individual y el anonimato, serán especialmente perseguidas por los gobiernos.

Los gobiernos buscarán suprimir la cibereconomía a través de medios totalitarios.

Desde el mismo surgimiento de Bitcoin, los gobiernos y, últimamente, los bancos y las grandes empresas tecnológicas como Google y Facebook, han empezado a tomar medidas que tratan de impedir el vertiginoso desarrollo de esta tecnología. Prohibiciones, licencias de operación, noticias falsas, persecución legal, manipulación de precios, formación de cárteles y cualquier otro tipo de artilugios están siendo utilizados en contra de la liberación del dinero.

Imagen: Medium.com

El retorno de los Luditas

Los “Luddites” eran miembros de bandas de trabajadores ingleses –década de 1810, siglo XIX– quienes destruían la maquinaria agrícola y manufacturera por miedo a perder su trabajo.

Las buenas noticias de la liberación y autonomía, no serán bien recibidas por quienes viven y lucran de la redistribución de recursos que llevan a cabo los gobiernos porque su estilo de vida se verá seriamente amenazado.

Los imperativos morales residuales de la era industrial promoverán ataques “neoluditas” a las tecnologías de la información. La violencia que vendrá formará parte de un anacronismo moral, es decir, la aplicación de estructuras morales, derivadas de un sistema económico caduco, a circunstancias creadas por un nuevo sistema. Cada etapa de la sociedad requiere de sus propias reglas morales, así como una sociedad agrícola no pudo haberse desarrollado bajo las reglas de una sociedad nómada del desierto, la sociedad de la información no puede satisfacer los imperativos morales que surgieron para facilitar el éxito de un Estado concebido para funcionar bajo el paradigma de la era industrial.

La introducción de nuevas tecnologías en escenarios anacrónicos ocasiona confusión y crisis morales.

Para concluir, no me queda más que comentar que el surgimiento de la sociedad de la información no será bienvenido como una nueva y promisoria fase de la historia humana. Muchos menospreciarán las innovaciones que reemplacen la hegemonía de los Estados. Es propio de la naturaleza humana considerar un cambio radical de cualquier tipo como una amenaza, un retroceso en lugar de un avance. Hace 500 años los reyes, nobles y cortesanos habrían dicho que las innovaciones que dieron lugar al Renacimiento –las que hicieron posible terminar con el feudalismo– eran nocivas y que debían ser eliminadas. Lo propio pasará esta vez.

Debido a la velocidad del cambio, que supera la capacidad moral y económica de muchas personas, podríamos ser testigos de una tremenda e indignante resistencia a todo que lo que tiene que ver con la revolución de la información y del dinero. Del mismo modo, se espera ver una reestructuración radical de la naturaleza de la soberanía y la eventual muerte de la política antes del final de la transición. ¿Cuánto tiempo tardará el proceso? No lo sabemos, los más optimistas dicen que un par de décadas, personalmente, pienso que más tiempo.

Este es el escenario poco amigable que Bitcoin, las criptomonedas y blockchain –en menor medida– están enfrentando. Aún no sabemos cuál será el desenlace de este fascinante relato que ya es parte de la historia económica y social por derecho propio. Lo que sí sabemos es que ocurrirán grandes batallas entre los amigos de la libertad y los enemigos de ella.

¡Por el bien de la humanidad, espero que Bitcoin gane!

Por Juan Francisco Bolaños
@criptoEstratega

Este artículo está basado casi en su totalidad en uno de los capítulos del libro The Sovereign Individual escrito por James Dale Davidson y William Rees-Mogg, obra que, a pesar de haber visto la luz hace 20 años, describe con claridad los hechos y desafíos que nuestra sociedad –saliendo de su fase industrial– debe enfrentar en la transición hacia una sociedad de la información.

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