PLANETAS EXTRASOLARES IV.

IV

En el anterior post “PLANETAS EXTRASOLARES III.” hablé ligeramente sobre la zona de habitabilidad de un planeta, pero me ha parecido interesante ahondar un poco más en éste tema.

La habitabilidad de un planeta es una medida acerca del potencial que tiene un cuerpo, ya sea un planeta o un satélite, de albergar vida.

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Existen varios parámetros a tener en cuenta y aunque esto no es garantía de la existencia de vida, sí es un indicador de que es más probable que se haya desarrollado ésta, teniendo en cuenta las características con las que cuenta nuestro planeta.

Para medir la habitabilidad de un planeta, lo primero que se hace es mirar a su estrella, en 2002 dos científicas, Margaret Turnbull y Jill Tarter desarrollaron el Habcat (Catalog of Nearby Habitable Systems) que es un catálogo de potenciales estrellas susceptibles de albergar planetas habitables. Este proyecto es parte del SETI. El catálogo está formado actualmente por 17129 estrellas seleccionadas de un total de 118218.

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Los indicadores a tener en cuenta para saber si un sistema estelar es apto para la vida son:

• El tipo espectral, el cual indica la temperatura de la estrella, se considera que el rango espectral apropiado para la vida se encuentra entre los 7000K y los 4000K, el Sol tiene una temperatura de 5778K. La temperatura es importante ya que las estrellas que se encuentran dentro de éste rango:

• Tienen un tiempo de vida de miles de millones de años, un tiempo de vida largo lo que da la oportunidad para que la vida pueda evolucionar.

• Emiten la suficiente radiación ultravioleta, lo que propicia la formación de ozono.

• Permite la existencia de agua líquida en la superficie de los planetas que orbitan la estrella.

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• La existencia de una zona habitable estable, que es una zona alrededor de la estrella dentro de la cual cualquier planeta que se encuentre tendría agua en estado líquido en su superficie. El agua está considerada uno de los ingredientes más importantes para la vida según como la conocemos hoy en día.

• La baja variación estelar, esto quiere decir que las fluctuaciones en la luminosidad que emite la estrella sea lo más estable posible. Los aumentos súbitos e intensos de luminosidad son negativos para vida ya que varía mucho la cantidad de energía que emiten, lo que tendría un impacto negativo en los organismos. En el sol la variación entre el máximo y el mínimo de intensidad luminosa varía solo en un 0,1 por ciento a lo largo de todo su ciclo solar, el cual es de 11 años. Los estudios del Sol han demostrado que los pequeños cambios en su luminosidad han tenido efectos significativos en el clima de la Tierra.

• La alta metalicidad, todas las estrellas están formadas por hidrógeno y helio además de metales pesados. Es en los metales pesados donde se encuentra la diferencia, se cree que si la estrella contiene pocos metales, también contendrá pocos metales pesados, los planetas que se formen alrededor de una de estas estrellas tendrán poca masa por lo que no serán favorables para la vida. Sin embargo las estrellas con muchos metales, también contendrán más metales pesados y los planetas que se formen tendrán más masa y más probabilidades de albergar vida.

Pero para determinar la posible habitabilidad de un planeta no solo se tendrá en cuenta la estrella que lo albergue sino también las características del propio planeta, las cuales las analizaré en profundidad en un próximo post.

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Para saber más acerca de planetas extrasolares:

PLANETAS EXTRASOLARES I
PLANETAS EXTRASOLARES II
PLANETAS EXTRASOLARES III

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