Cataclismo planetario (VI)
Día 3.
Los medios de comunicación alertaban de un contagio de gripe, una decena de personas habían sido ingresadas en un hospital de Zambia, al principio no se le había dado demasiada importancia pero al cabo de un par de días se decidió poner a los enfermos en cuarentena, sobre todo debido a sus síntomas, tenían fiebre muy alta, mareos, vómitos, eccemas e incluso convulsiones.
Se intentó combatir con antibióticos pero no daban síntomas de mejoría alguna, se incrementaron las dosis y aún así ningún indicio positivo, hasta que horas más tarde llegó el primer muerto.
El primer paciente muerto por el nuevo brote de gripe fue trasladado desde cuarentena, el objetivo era practicarle la autopsia para saber la causa del fallecimiento y ayudar a combatir el virus.
El aspecto de su cuerpo daba miedo, parecía llevar muerto desde hacía semanas, ya que estaba descomponiéndose rápidamente, nadie había visto nada semejante. Por el camino abrió los ojos, se levantó rápidamente y comenzó a atacar a los médicos que lo estaban atendiendo, era como un animal salvaje, no paraba de moverse y de correr, fue mordiendo a todas las personas que se encontraban a su alrededor, la sangre corría por todos lados, y salpicaba las paredes del hospital. La gente corría asustada en todas direcciones sin saber qué era lo que estaba sucediendo.
El infectado número uno se desplazaba de un sitio para otro corriendo por las habitaciones y mordiendo a todo el que se ponía a su paso, los mordía y arrancaba la carne, literalmente se comía a la gente. Mientras esto sucedía los mordidos se veían también infectados y se convertían en lo mismo que el primer infectado, se convertían en zombies.
Un recepcionista consiguió esconderse y llamar a la policía, les dijo que un paciente se había vuelto loco y estaba atacando a todo el mundo.
El primer infectado consiguió salir a la calle pero dejando en su camino a un gran número de heridos que a su vez iban mordiendo a otras personas, al salir la policía ya estaba en la puerta del hospital, al verlo su reacción fue dispararle, a pesar de los múltiples disparos éste no moría y seguía avanzando hacia ellos, aunque más lentamente, no cayó al suelo hasta que le dieron un disparo en plena cabeza, llegado ese momento el caos era enorme, tras él más infectados consiguieron salir del hospital lo que hizo que ambos policías tuvieran que meterse en su coche y llamar a los refuerzos. No sabían qué era lo que estaba pasando exactamente así que por radio dijeron que había una dos docenas de locos corriendo por la calle atacando a la gente, decidieron esperar dentro de su coche a la llegada de refuerzos. Cuando éstos llegaron todo iba a peor, el caos ya no solo estaba en el hospital, todas las zonas colindantes también lo eran.
La epidemia había comenzado.
Para leer más:
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V