Cataclismo planetario (IV)

Día 38.

Al día siguiente, a través de un comunicado de prensa, el gobierno mundial habló de forma clara a toda la población, explicaron de forma detallada el plan “Rescate a la Tierra”, cuál era la situación y las expectativas que se tenían acerca del problema y su solución.
Los medios de comunicación criticaron con dureza al gobierno, había mentido a todo el mundo en algo muy serio y, no solo eso, había matado a infectados pero también había acabado con la vida de millones de personas totalmente sanas mediante el uso de la fuerza bruta.

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Debido a esto muchas personalidades influyentes pidieron la destitución en bloque e inmediata de todo el gobierno, cosa que nunca llegó a suceder.
En cuanto a los bombardeos, se empezaron a recoger datos acerca del alcance de lo acontecido, no había quedado prácticamente nada en pie en toda la zona afectada, desde el aire se podían ver extensas zonas de terreno aniquiladas totalmente, era una desgracia a nivel planetario. Las zonas colindantes ahora iban a ser objeto de estudio para valorar la situación del contagio y evaluar si el problema había sido erradicado de raíz como se pretendía o por el contrario continuaba la pesadilla.
Tras los bombardeos, enviaron tanto al ejercito como a un equipo especializado en plagas y lo que allí se vio fue desolador, se produjo un efecto contrario al esperado, muchos de los muertos por las explosiones cuyos cuerpos no habían sido aniquilados ahora eran zombies, el problema estaba aún lejos de solucionarse e incluso todo parecía ser más difícil ya que no les afectaba la radiación de la misma manera que le podía afectar a un humano vivo y los que se salvaron por la explosión murieron debido a dicha radiación pasando a formar parte del ejército zombie.

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La humanidad se desangraba y lloraba ante la impotencia de no saber cómo acabar con el problema, había llegado el momento de buscar otro tipo de soluciones alternativas pero a la vez menos esperanzadoras, el gobierno central se disculpó con la población confiando en acabar con las protestas y calmar a las masas, ya tenían suficientes problemas de los que ocuparse.

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Para leer más:
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III