Anteriormente se compartió la serie enfocada a explorar las bases para el abordaje del cambio personal desde el modelo de la Programación Neurolingüística. Presentando el contexto desde el cual iniciar, que en resumen sería establecer un el objetivo hacia el cual queremos movernos. Describir el estado actual en el que se está y detectar los recursos de los que se dispone y aquellos que se requieren para lograrlo.

Posteriormente describimos lo que sería el “setting” para el trabajo: construir espacios para el problema y para la solución. Como si fuesen cajas en las que el problema entraría en la caja de la solución. Las aristas de cada caja representan los elementos involucrados en el proceso: Yo, los otros, la meta, los recursos, el tiempo...

En esta oportunidad se presentara una serie destinada a explorar el conjunto de creencias y presuposiciones de la PNL, que son asumidas como la filosofía que enmarca todo proceso de transformación y que pudiesen compararse como la espistemología del cambio.

Esto casi siempre acontece al contrastar la situación o Estado Actual (condición o situación que se asume como negativa, no deseada o se quiere evitar) y aquello que se desea, se quiere, se necesita o se quiere solucionar, a lo que llamamos Estado Deseado. (pues aún no se tiene).

Estos deseos de transformación surgen generalmente por incongruencias o conflictos internos generados por las comparaciones, entre: la acción y la inmovilidad, el luchar o huir, el placer versus el dolor. Entre otras posibilidades como: prioridades y creencias, valores y comportamientos. Los pensamientos vs. las emociones.

Para la PNL, este proceso ocurre en la mente a raiz de los sesgos interpretativos que nuestro Sistema Nervioso hace de la realidad, tiñéndola y representándola en función de todo un sistema de filtros sensoriales, emocionales y cognitivos. Recordemos que nuestro Sistema Nervioso contacta con la realidad y detecta, almacena, asocia y hace comparaciones de las características de las experiencias con la realidad del mundo.