Me dicen Jay, soy nivel 18 en la vida, me recibí de Acompañante Terapéutica, actualmente le vendo el alma a la psicología y vengo a contarles un poquito sobre mí:

[Adolescente enamorada del universo pero demasiado distraída como para apreciarlo]

Creo que todos estamos hechos para dudar y que tanto la incertidumbre como la insuficiencia son uno de los mayores motores de nuestra existencia; dudamos de nuestra eficacia y por ello tenemos dudas existenciales [o sentimientos oceánicos, como lo llamaría Freud] que nos llevan a buscar explicaciones o nuevos funcionamientos en nuestro alrededor, llevándonos así a creer en distintas divinidades, energías o ciencias y asimismo construir diferentes dispositivos para solucionar situaciones que consideramos obstáculos.

Soy de quienes cree que todos somos insignificantes, pero no lo veo como un algo negativo, sino como algo asombroso y ciertamente romántico. Las personas somos una en un millón, cada quien viviendo con un universo personal dentro de su cabeza y pese que muchos somos conscientes de que nuestras acciones del día a día pueden no significar mucho, seguimos luchando.

Por un lado me enamora la idea de identidad que los seres creamos, buscando siempre resaltar entre los demás y mostrarle al universo que no somos uno más, que no somos repetibles. Todos los días luchamos por superarnos a nosotros mismos y seguimos buscando la gran respuesta al ¿Quién soy yo? ¿Quién/Qué quiero ser? ¿Soy feliz? haciendo así mil y un cosas para encontrarnos y estar en paz con nosotros mismos. Para aprender a amarnos.


Ahora, como soy amante incontrolable de los polos, también creo que somos indispensables en el universo y sí creo que cada pequeña cosa que hacemos tiene un impacto enorme en la galaxia misma. Algo así como el efecto mariposa. Sin mí posiblemente mucha gente no existiría o tendría vidas sumamente diferentes, y sin vos yo posiblemente no estaría acá. El mundo es un lugar repleto de dudas de las cuales logramos responder sólo a una o dos mientras que aparecen cien más, ¿y quién soy yo para rendirme y no intentar responderlas? ¿Quién soy yo para no enamorarme de la incertidumbre e inquietud que significa vivir?

¿Quién soy yo para no enloquecerme con el romance que me ofrece mi mera existencia? Si en esta vida no he hecho más que amar y sufrir por ello, llevándome así a amar con aún más locura, más pasión.

Actualmente una de las mayores creencias que tengo es que estamos conformados por energía, y esta energía puede utilizarse tanto como protección como para distintos fines, dígase curar, ayudar, acompañar o destruir. Yo uso mi energía principalmente como una energía compañera y sanadora, más aún desconozco mi verdadera misión en la vida. Adoro meditar y, si mi insomnio me lo permite, realizar viajes astrales, los cuales me llevaron a descubrir mi animal espiritual y mi elemento.
Creo también en la reencarnación y la posibilidad de que existan todos los dioses o que no exista ninguno. Y esto es lo que les vengo a ofrecer.

Actualmente vivo en una realidad incómoda, una que me duele, y es por eso mismo que vengo con desesperación a esta clase de plataformas, prometiéndome con cada intento que en algún lugar voy a encontrar al menos alguna clase de alivio ilusorio a lo que considero la época “oscura” en mi vida.
Espero que disfruten tanto de mis monólogos y reflexiones como de todos los personajes que les pienso presentar. A veces voy a intentar acompañar alguna poesía de alguna imagen mía para intentar volver nuestra relación más personal, y es que siempre me gusta mantener una relación cercana con mis hermosos lectores.
Desde ya, muchas gracias por darme la oportunidad de venir y espero que podamos disfrutar de este viaje juntos.