No es un post sobre mí.

Comencé el año jugando a la pediatra y si bien fue una experiencia increíble de la que aprendí muchísimo fui parte también de momentos amargos que me mantenían buscando pensar en otras cosas y en principio Steemit era eso, un pequeño pasatiempo, algo con que mantenerme entretenida. No estaba muy segura de cómo funcionaba y mis ganancias no eran la gran cosa como para dedicarme a esto de lleno.

Por esa razón, inicié con publicaciones sencillas: recomendaciones, reflexiones, y hasta un poco de mi vida personal. Sin embargo, siempre quise buscar la forma de escribir acerca de mi carrera ya que con eso me ayudaba a repasar y analizar temas importantes – aunque rara vez tenían el impacto que yo esperaba – de manera que mientras iba aprendiendo, soñaba con un perfil basado en ciencia y temas médicos.

Ya me habían dicho que las interacciones eran importantes, así que me hice parte de la primera comunidad que encontré en la que siempre me sentí bastante cómoda por muchas razones: mucha gente contemporánea conmigo, con las mismas ganas de surgir en este medio, con personalidades increíbles, la disposición de ayudar y el tiempo de ocio para conversar sobre tonterías cada tanto.

La comunidad crecía y yo con ella – las que se habían quedado en el suelo eran mis ganancias – así que era momento de ponerle corazón al asunto y comenzar a buscar la forma de generar mayores ingresos. Aunque seguía empeñada en los temas médicos estaba por otro lado fascinada con la facilidad que tenían mis nuevos compañeros para lograr votos de gente influyente con sus increíbles trabajos en ramas muy diferentes a la que yo había tomado por lo que decidí comenzar a explorar otras cosas.

Probé con poesía, fotografía, críticas y otras cosas más en busca del tan afamado voto de @Cervantes o algún otro pez gordo y mientras estaba explorando di con un nuevo proyecto en el que estuve por mucho tiempo. Trataba de una especie de escuela que buscaba ayudar a los nuevos usuarios a mejorar sus perfiles, para ese entonces yo no era una experta, pero tenía conocimientos suficientes como para ayudar a principiantes en cosas sencillas.

Estaba encantada con este nuevo grupo, en principio se impartían verdaderas clases dictadas por personas de varias partes del mundo acerca de temas como negocios, marketing, criptomonedas e incluso arte y poesía. Además de todo, contaban con muchísimos retos y concursos que me ayudaron a generar algo de dinero mientras iba descubriendo mi razón de ser en la plataforma.

Conocí gracias a eso gente muy buena con la que luego busqué asociarme en un intento por crear algo propio ya que el rumbo de esta escuela maravillosa fue cambiando bruscamente a uno que no me convencía del todo y no solo eso, pasé a otro semestre para convertirme en pichón de ginecólogo – y créanlo o no, esos no duermen – Así que tenía cada vez menos tiempo para las responsabilidades que tenía en el grupo, publicaba menos y con menor calidad, a este punto Steemit era mi trabajo y el hospital un pasatiempo para distraerme.

Los días iban corriendo y me estaba desesperando un poco, pero como ya estaba más acostumbrada a mi nuevo horario comencé a escribir relatos y reflexiones en mis ratos libres hasta que un día me animé a publicarlos y… ¡Bingo! Al momento en que comencé a soltar mi imaginación logré crear buenas publicaciones contando historias que no solo me gustaban a mí sino que además fueron bien recibidas por quienes llegaron a leerlas.

Finalmente terminé confesándome como adicta a los tutoriales y DIY, por lo que me atreví a compartir algunos con los que tuve muy buenos resultados. Pero para los últimos meses del año mi inspiración y creatividad habían recibido unos cuantos golpes bajos y de la noche a la mañana decidí simplemente dejar de publicar.