Ecos del pasado VI.
Al fin llegó el futuro, que se volvió presente. Atrás quedaron los ecos del pasado y comenzó una nueva etapa, un nuevo presente que más adelante en el tiempo se convertirían en otros ecos del pasado.
Un nuevo reencuentro tuvo lugar, la vida nos llevó a unir nuestros destinos una vez más, volvimos a todos esos lugares previamente recordados, recorrimos nuestros cuerpos perdiendo el sentido del tiempo, del espacio, de lo vivido y de lo por vivir.
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Nos desnudamos, rodeados por la naturaleza, corrimos a través del bosque, nos alejamos de la civilización, de todos sus males, de todo lo que nos oprime y nos coarta la libertad y entramos en armonía con la naturaleza, con nuestra indomable naturaleza, nos acercamos, nos tocamos, nos lamimos, y follamos salvajemente, como si nada más importara.
Memoricé cada detalle, traté de ser consciente de cada pequeña cosa que pasara, no quería que nada se olvidara, quería crear nuevos ecos en mi mente, empecé a forjar otros ecos del pasado, esta vez aún más intensos, aún más vivos y reales. Quería que todo aquello fuese siempre real en mi interior y poder exteriorizarlo en el momento que quisiera como si de una especie de simulación informática se tratase haciendo que se convirtiesen en inmortales.
Inmortal no es lo que se tiene, ya que eso siempre se acabará perdiendo, inmortal es lo que está en tu cerebro y puedes recrear siempre que quieres.
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