Recorrido Reflexivo en la Investigación Educativa: Vivencias

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Existen muchas creencias de lo que representa ser un Investigador Educativo, las mismas se infieren de lo tanto que se presuma conocer, en tal caso muchos podrían afirmar “yo sé mucho sobre el tema”. En este sentido, he tenido mis propias percepciones de un ámbito que poco a poco he ido conociendo y comprendiendo. Ciertamente este ejercicio quisiera plantearlo a lo largo de lo aprendido hasta los momentos en un viaje cual Ítaca (Constantino Cavafis), apenas comienza. Al principio tenía la percepción de que lo único que era investigación se remitía al paradigma cuantitativo, la exactitud del número, la precisión del dato, la deducción de los hechos con base a soportes meramente cuantificables. Claro está, eso es innegablemente una forma de investigar, pero no la única como inocentemente pensaba por el desconocimiento de cosas que posteriormente fui descubriendo.

No obstante, de la mano de buenos facilitadores y compañeros académicos que he tenido durante el viaje de aprendizaje de la ciencia he descubierto que existen en adición otras formas, caminos, posturas y métodos que permiten conocer, interpretar y hasta transformar realidades educativas existentes, y maravillada cual niño en un parque iba asimilando verdades que quizás en algún momento del tiempo fueron dichas y probablemente desestimé.

Poco a poco me iba sumergiendo en escenarios en los cuales predominaba la interacción discursiva en procura de despertar eso que llamamos entendimiento, paso a paso se abría la mente a nuevos horizontes anteriormente desconocidos, ahora no sólo se trataba de recabar datos (cuantitativos) sino que había en la escena la posibilidad de extraer del contexto información de orden cualitativo, ahora interesaba la interrelación subjetiva, ya no era sólo objeto de investigación, era el momento de conocer lo que Kant llamó fenómeno, haciendo su muy destacado Giro Copernicano, centrando el problema del conocimiento en el sujeto.

Y es que me di cuenta que no sólo una lista de cotejo, cuestionario o prueba de conocimiento me pueden dar cuenta de la realidad, entendí que no estamos en un laboratorio grande donde todos estamos sumergidos, comprendí que cada ser humano subsiste en interacción con el otro, esto es, nadie determina al otro, cada quien está sumergido en su propio mundo de vida como lo llama Husserl, interactuando unos con otros, pero no en una esfera aislada, somos parte de un contexto, un escenario en el cual se dan nuestras vivencias, no nos determina tampoco, convivimos en él.

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Ahora ya se cuenta no sólo con una sino con muchas posibilidades de saber lo que sucede, muy específicamente en la escena educativa hacia la cual apunta nuestra misión como docentes, es aquí donde comienzan las preguntas interesantes, quizás la primera no sea necesariamente la más pertinente pero probablemente si necesaria, ¿es posible conocer las diferentes problemáticas existentes en el ámbito educativo mediante los procesos científicos? Por otro lado, otras preguntas necesarias serían si ¿a partir la investigación educativa se lograrían los cambios necesarios en materia de educación que amerita nuestro país? ¿Es la escuela hoy en día el reflejo de las necesidades socioculturales actuales? ¿Ese espacio está dando respuesta a las diversas aspiraciones de la realidad del momento? Y es que cuando digo ESCUELA me quiero referir a todo espacio donde se provee la educación, esto alcanza a nuestras universidades. ¿Hasta qué punto será oportuno reconocer que ha llegado el momento de estudiar lo actual y a partir de allí generar las construcciones curriculares que conlleven a formar un individuo cuyo potencial pueda ser desarrollado de forma integral?

Hemos llegado a un momento histórico en el cual se debe reconocer que el acto educativo no involucra sólo lo académico, y esto es entender que el ser humano no puede ser visto en una perspectiva predominante, que no solamente tiene necesidades cognitivas, asimismo tiene aspiraciones en lo social, psicológico, emocional y espiritual, el ser humano dentro de sus necesidades más íntimas quiere trascender y dejar huella. Ahora bien, si esto es así no se visualiza una escuela dando respuesta a esas exigencias de las personas, ya que hasta los momentos se han centrado sólo en el conocimiento, obviando otras dimensiones de la condición humana.

Esto en palabras de Carl Rogers estaría haciendo profunda la brecha entre el self real y el self ideal, ya que sólo se estaría considerando una faceta del ser humano en la concepción actual de la educación. Y aquí es válido preguntarse ¿hasta qué punto la Educación, vista desde sus arraigos actuales, no sería responsable de la crisis de diversa índole que se vive actualmente en nuestro país? Es evidente que aún hay mucha tela que cortar y quizás las tijeras idóneas estén representadas en la Investigación Educativa, no sólo con la intención de mostrar, a veces nos conformamos sólo con ver y comprender la realidad, pero no accionamos más allá de eso. Esto sin duda es preocupante, porque el país en este momento demanda la acción reflexiva, comprensiva y crítica de sus ciudadanos en la búsqueda de dar el salto a mejores niveles de subsistencia.

Esto nos ubica necesariamente en un ámbito o tópico que se mueve entre las sombras, asomándose de vez en cuando pero sin aparecer con fuerza en una escena que la demanda: La Calidad Educativa. Hace falta entrar de lleno en este ámbito, y asumirlo como un tópico de investigación que paradójicamente es emergente en cualquier momento histórico sin que ello conlleve a que el tema pierda vigencia, sin embargo, no es tan fácil como se muestra, en tanto que es una temática en la cual cada persona podría tener una concepción imprecisa, razón por la cual es muy probable que se deba comenzar a unificar criterios que permiten comprender lo que se entiende por calidad educativa para luego transformar los escenarios de aprendizaje en función de la misma.

Al respecto es necesario entender que no es un tema de realidades parciales, en el mismo sería conveniente partir desde el contexto en su más amplia comprensión, considerando el aspecto documental, promoviendo mayor participación de expertos educadores y científicos en el tema para luego, quizás dar con alguna aproximación teórica en la que todos nos veamos reflejados y nos lleve a dar saltos firmes a los siguientes niveles.

Mucho es lo que falta por caminar y por supuesto experiencias y nuevos saberes que permitan potenciar los aprendizajes adquiridos, claro, aunque contradictoriamente ahora tengo muchas más preguntas sin respuestas que cuando comencé, eso seguramente es señal de que falta mucho para llegar a Ítaca y que se transita en un camino idóneo, sin embargo, ansiosa estoy de disfrutar ese viaje en el cual se revelarán muchas respuestas quizás otras no y a la par surjan nuevas preguntas, lo cierto es que como dice Cavafis “así sabio como te hiciste, con tanta experiencia, comprenderás ya qué significan las Ítacas”.

“Cuando emprendas tu viaje a Itaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias.” - Constantino Cavafis

Reflexiones propias

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