Reformas educativas en el marco de las problemáticas del contexto global

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En principio, los problemas mundiales no pueden ser vistos en jerarquías, las cuales muestren la primacía de unos respecto de otros, a saber: hambre, pobreza, guerra, violencia de todo tipo, discriminación, desigualdad, entre muchos que circundan el contexto planetario, sino que es evidente que ellos coexisten en una relación Todo-Parte, es decir, es un tejido complejo de situaciones conflictivas en las cuales atender uno de los fragmentos de forma aislada a la totalidad no es suficiente, al contrario la situación se agravaría, ya que la misma es de carácter multifactorial y todo lleva a que el verdadero gran problema de fondo es la deshumanización del ser humano producto del distanciamiento que tienen los individuos de su condición humana.

Lo referido, alude a dos situaciones que pueden considerarse plenamente vinculadas que se sinergizan, en tanto que un ser humano deshumanizado no puede ser consciente de su humana condición (como la llama Edgar Morín), y mucho menos es consciente del otro y de su humanidad. Esto a la postre, sin lugar a dudas es el génesis de todos los problemas del mundo, el punto de partida es el ser humano mismo y es allí, en el sujeto que origina los problemas donde debe actuar la Educación. No obstante, es evidente que abordarlo no es una tarea sencilla, ya que él mismo como entidad es una construcción compleja especializada, con mecanismos de defensa altamente sensitivos ante cualquier acto invasivo, sobre todo si de ideas se trata.

Es por ello que el papel de la Educación debe transformarse en sí misma, ésta debe dejar de ser asumida como arma de control, manipulación e ideologización de las masas al servicio de una entidad de poder o partidista de turno como propósitos de perpetuarse, vista así, es prácticamente un arma de guerra muy peligrosa. Al contrario, deben suscribirse y acatarse acuerdos nacionales e internacionales que mantenga a salvo la Educación de los intereses de turno y que la misma cumpla el rol emancipador y autonómico de las masas, impulsando el pensamiento crítico, reflexivo, con el equilibrio, ponderación y respeto que debe existir entre seres humanos, cuyas diferencias sean conciliadas en base a los acuerdos y el consenso, todo esto con el propósito de lograr la convivencia armónica entre seres humanos y nuestro mundo, nuestro planeta, al cual, hay que cuidar y preservar. Es importante que se entienda que debe haber un respeto permanente por el otro, somos diversos, es parte de nuestra humana condición, ese respeto debe pasar por superar la necesidad de dominar e imponer las ideas propias al otro, la madurez reflexiva podría contribuir a una convivencia armónica en medio de nuestras diferencias.

Por otro lado, en relación a las reformas universitarias, coincido con Fergusson y Lanz (2011) en el hecho de que debe haber un tránsito necesario del paradigma fragmentario que gobierna actualmente los esquemas mentales de los seres humanos como consecuencia sociohistórica y cultural, hacia el paradigma de la complejidad. En este sentido, es conveniente reconocer, que décadas, incluso siglos de imposición del paradigma reduccionista, preformista, no se cambian de un día para el otro, razón por la cual es oportuno que los procesos de formación vayan dirigidos desde la reflexión crítica a emancipar las mentes de las personas, empoderándolos con saberes para la vida, para el desarrollo y progreso de la humanidad, saberes que respondan al multicontexto en el cual nos desenvolvemos los seres humanos, reconociéndonos como ciudadanos terrestres porque eso somos, nuestra verdadera Patria es nuestro Planeta al cual hay que rescatar de nosotros mismos, de un accionar derivado de nuestra propia deshumanización.

Esto evidentemente suena muy bien, sin embargo, hay que reconocer que hay una delgada línea entre la educación y la ideologización. Desde mi postura, la primera responde a las masas, a la gente, a sus necesidades y sanas aspiraciones; la segunda responde al individualismo, a la fracción de poder, a los intereses de un gobierno de turno, que no necesariamente son los intereses del Estado. Algunos incluso pudieran decir que no hay formación sin ideologización, esos serían precisamente los que pretenden servirse de ella y no servir para ella, por eso siempre es conveniente tener presente lo que éstas representan. Ningún gobernante debe tener miedo a una concepción de Educación para la Libertad, así la veía Simón Rodríguez y bajo esos ideales formó a nuestro Libertador Simón Bolívar.

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Asimismo es importante que las reformas educativas en los distintos niveles y modalidades del Sistema Educativo (no sólo el universitario, tomando en cuenta que la educación es un proceso que se da a lo largo de nuestras vidas) deben ser integrales, es decir, no sólo considerar importante el currículo, la institución educativa, la comunidad, la matrícula, la cantidad escolarizada (lo cual no necesariamente es compatible con la calidad en esa escolarización, esto incluso es tema para un necesario debate), adicionalmente hay que considerar también al ser humano que da las clases, que forma, que da su vida en las aulas por los niños y jóvenes del país, ese que también tiene una familia y que muchas veces no puede atender adecuadamente porque las condiciones socioeconómicas del empleo no le permiten vivir dignamente con un solo empleo, esta situación colida con lo establecido en la Meta número 10 del Objetivo para el Desarrollo Sostenible 4: Educación de Calidad, el cual de manera detallada en el documento Educación para Transformar Vidas de la (UNESCO, 2016) establece que deben proporcionarse a los educadores condiciones laborales acordes con la importancia de su misión, esto es, los gobiernos deben destinar mejores presupuestos a la educación, lo cual no excluye la necesidad de que los profesionales docentes cuenten son salarios que les permitan garantizar calidad de vida para ellos y sus familias.

Lo interesante de toda reforma es que sean consideradas las diferentes aristas que fluctúan en el multicontexto, y más si es el paradigma de la complejidad el que se quiere asumir, de manera que la misma realmente represente lo que necesita la sociedad en la dinámica espacio y tiempo, de lo cual se desprende el hecho por asumir, de que la realidad no es estática, la misma es cambiante, caótica y plena de incertidumbre, si una reforma no es consciente de esto, prácticamente perdería vigencia en el mismo instante en que es concebida.

En este sentido, la educación en los actuales momentos se encuentra en medio de procesos globales que obligan a repensarla, los cuales evidencian que la misma concebida como está ahora, sigue respondiendo a una era industrial extinta, la cual ha sido desplazada por la era del conocimiento y/o información. La sociedad actual a raíz de lo expuesto presenta una serie de características que difieren a la sociedad de la era industrial, esto nos lleva a pensar que seguimos impulsando un estructura educativa que responde a los ciudadanos del pasado y no los del presente y futuro.

Afortunadamente, nos estamos dando cuenta de los rasgos y características del contexto actual, en el cual la tecnología forma parte de nuestra cotidianidad, y ante esto los diferentes actores que integramos el quehacer educativo nos enfrentamos a retos que no pueden ser sopesados bajo la óptica de paradigmas fragmentarios que sólo dan cuenta de parcelas o islas de la realidad socioeducativa. Todo nos está llevando con fuerza a asumir el paradigma de la complejidad, como respuesta a una realidad que se reconoce multidimensional y multicontextual y que estudiada en sólo algunos aspectos nos ubica en el camino de los reduccionismos.

Esto, es ya un movimiento de orden mundial, de hecho existen experiencias educativas exitosas (tales como Singapur, Japón, Finlandia, Summerhill, entre otras) que demuestran que los cambios paradigmáticos pueden derivar en formas novedosas de concebir el acto educativo, en general, éstas buscan que para los estudiantes el hecho de aprender trascienda las aulas de clase, es decir sea permanente, continuo, como de facto lo es; por otro lado se busca que estos procesos les proporcionen felicidad, y asombro permanente por descubrir el mundo que los rodea, empoderándolos con herramientas y recursos para el autoaprendizaje. Asimismo existe un cambio de visión con respecto a las tareas, la mayoría las hacen en clases, porque se asume la importancia de los procesos de socialización familiar y comunitaria del estudiante como formas de reconocerse como parte activa del multicontexto.

Son muchos los aspectos exitosos que se manifiestan en las referidas experiencias, sin embargo, es de hacer notar que cada parte del multicontexto tiene características tanto en la globalidad como en la especificidad, por lo cual los enfoque educativos que se asuman no pueden ser importados y presumir que van a ser exitosos como lo son en su escenario de origen. Por otro lado, se debe tener especial cuidado en que la implantación de nuevos currículos de estudio vayan dirigidos a garantizar la autonomía de los seres humanos en proceso de formación evitando que intereses particulares de fracciones de poder en turno lo conviertan en una oportunidad para ideologizar a las masa desde temprana edad, como ya se ha indicado, de manera que respondan a sus intereses y no a la nación, si esto es así, estaríamos avalando una práctica de naturaleza desviada.

En este sentido, nuestra Escuela, o mejor aún la concepción curricular (no modelo el cual es un concepto propio de la postura positivista que se quiere superar) que se asuma debe partir de nuestras necesidades de nuestras gente, no olvidando con ello que la sociedad actual, está transversalizada por las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC). Por otro lado, sin la adecuada formación primeramente paradigmática antes que curricular del profesorado de la nación (evitando caer en ideologización de una parcela política de turno), toda transformación va encaminada al fracaso.

“Hay que aprender a enfrentar la incertidumbre puesto que vivimos una época cambiante donde los valores son ambivalentes, donde todo está ligado. Es por eso que la educación del futuro debe volver sobre las incertidumbres ligadas al conocimiento.” - Edgar Morín

Referencias

Fergusson, A., & Lanz, R. (2011). La transformación universitaria y la relación universidad-estado-mundo. Venezuela: ORUS.

Morin, E. (2000). Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro. Caracas: IESALC/UNESCO.

UNESCO. (2016). Educación para Transformar Vidas: Metas, Opciones de Estrategia e Indicadores. Chile: OREALC/UNESCO Santiago.

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