INTERVALO. (Historia de tiempo y muerte, Tercera parte).

in #cervantes7 years ago (edited)

Hola steemers, feliz viernes! esta es la tercera parte de este cuento sobre tiempo y muerte, te recomendaría leer previamente las dos partes anteriores...


Primera parte

Segunda parte


Antes de comenzar con el cuento, les recuerdo apoyar a el witness @cervantes (que tanto ayuda a la comunidad hispano-parlante).No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses


El hombre se arrojó a los pies del niño, llorando, besaba sus pies y gritaba totalmente desgarrado - ¡No es cierto, no es cierto! Tú puedes cambiarlo, todo esto es una ilusión, yo soy un niño ¡por favor, por favor!

Yo, aún sentado en la banca junto a la mujer, veía espantado el horroroso espectáculo. Fue muy duro ver a aquel ¿hombre? destrozado por su destino. Él miraba hacia todos lados, buscaba desesperado en los rostros de los presentes, en aquella plaza-teatro, unos ojos que le dijera que todo iba a estar bien, que esa inclemente experiencia no era más que un corto pasaje hacia una vida mejor.

Sus manos temblaban cada vez más descontroladas mientras los niños veían morbosamente a aquel desgraciado señor. Algunos incluso reían al ver la forma en que salivaba desmesuradamente. Solo unos cuantos, en especial los mayores, experimentaron una gran sensación de miedo, en su corta vida ya habían adquirido el conocimiento del tiempo y por ende de la muerte. Ellos podían entender el miedo que sentía su compañero de juegos y sabían que, a fin de cuentas, el destino que les esperaba no sería muy diferente al de aquel desgraciado.

Aquel teatro había tomado dimensiones grotescas, con cada segundo que transcurría el espectáculo se volvía más y más desesperanzador. Yo quería levantarme de mi “privilegiado” asiento y salir corriendo lo más rápido posible, pero mis piernas no respondían. Desesperado, y en una actuación casi tan infantil como la del hombre en el escenario, me incliné y metí mi cabeza entre mis brazos, que la abrazaron y protegieron como una madre a un neonato.

Por un momento logré escapar de aquella horrible escena, había encontrado refugio encerrándome en mí mismo, en el terreno oscuro de la negación. Pero tres golpecitos en la espalda me regresaron a la realidad, a aquella realidad. Era la chica de los ojos lánguidos, a ella parecía no afectarle, negativa o positivamente, aquella escena. Sonrío mientras sacudía mi hombro.

-¡Ey! Despierta… pronto me toca entrar al escenario – exclamó alegremente.

La miré totalmente desconcertado, había logrado olvidar el lugar y situación en la que me encontraba. Me repuse rápidamente en mi asiento. Al instante se produjo en mí una gran curiosidad por saber qué papel podía interpretar aquella bella mujer en ese sombrío escenario, pero esta curiosidad no duró mucho, al dar un breve vistazo a la escena entendí que el cuarto y último acto estaba a punto de comenzar y que solo daba lugar a un personaje… un personaje presente en toda buena obra, aquel que termina de dar “sentido” a todos los actos dramáticos, al mismo tiempo que se lo quita a la vida misma.

Los niños habían abandonado el escenario, algunos de ellos con una cicatriz que no sanaría. El niño de los pantalones cortos seguía en el centro del escenario igual de sereno que cuando llegó, pero el hombre que hace unos momentos lloraba y besaba sus pies había cambiado nuevamente.

Del hombre que temblaba desmesuradamente minutos atrás no quedaba nada, ahora solo había un anciano lleno de arrugas y manchas, sus manos eran muy huesudas y sobre su cuello caía una larga y blanca barba. Ya no lloraba, nadie puede llorar tanto tiempo. Estaba sentado en el suelo, con la mirada perdida, parecía esperar resignado la muerte… La verdad me pareció innecesario que la mujer que estaba sentada a mí derecha entrara en escena, ese hombre había muerto hace mucho.

Mi mirada abandonó el escenario y se centró en los grandes ojos de la mujer del abrigo gris, ella veía el escenario serenamente mientras contaba los segundos, apenas moviendo los labios, para entrar en escena. Salió un momento de su trance, el cual la hacía ver aún más rara y llamativa, me miró y entendió que yo ya estaba al tanto del papel que ella desempeñaría en esta obra.

-Veo que ya sabes quién soy – bajó la vista unos segundos, sólo para que ese par de agujeros negros regresaran a su sitio con más fuerza – ¿te asusto?

-No – respondí con sinceridad.

-Espero que sea cierto, me agradas y no querría verte en el estado de desesperación que encuentro ante mí cuando hago mi presentación… – ella continuó hablando – No digo que tu respuesta no sea sincera, siempre sé cuando alguien miente, y no es tu caso, por eso me agradas – me miro pensativa, mis ojos estaban totalmente perdidos en su blanco rostro -, pero este oficio me ha enseñado que casi todos los hombres al final se rompen ante el miedo, el miedo ante la incertidumbre. La escena del quebramiento siempre es igual –sonrío con un claro gesto de tristeza – el actor esta firme esperándome, pero mientras me acerco su mirada va cambiando, esa mirada que aceptaba completamente el fin de sus días comienza a llenarse de ansiedad al ver que no tiene idea de qué sigue, no importan sus creencias o convicciones. El empedernido ateo no puede evitar pensar que todo lo que le habían enseñado de niño podría ser cierto y en el más fanático de los religiosos nace una duda que no había sentido nunca en toda su vida. Todo esto termina con un suicidio filosófico. El momento que le sigue es muy desagradable para mí… la persona pregunta ¿Hay algo después de esta vida? Les respondo que no lo sé… comienzan a alterarse y exclaman para ellos mismos: ¡Tiene que haber algo, si no todo sería absurdo! Vuelven hacia mí y preguntan: ¿Dios existe? tiene que existir. Les respondo nuevamente que no lo sé, sí existe yo no lo conozco. Ellos se alteran aún más y dicen: ¡Tiene que haber algo más, algo real! En ese momento ya no me hablan a mí, comienzan a hablarse a ellos mismos, intentan auto convencerse de algo que ni siquiera saben claramente qué es, pero no lo logran y lo único que queda de ellos es la desolación…

¿No eres muy conversador, verdad? – dijo mientras sonreía, yo también lo hice – bueno, es momento de que entre al escenario.

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Bueno amigos, esta ha sido la tercera parte de Intervalo, si te ha gustado o parecido interesante por favor comparte y si quieres conocer un poco más sobre esta historia u otros cuentos, sígueme... Me gustaría que dejaras tu opinión en los comentarios (Una de mis cosas favoritas respecto a publicar en Steemit es poder conocer luego lo que piensan los demás sobre mis escritos).

pd: la ilustración también es de mi autoría, en el perfil de instagram reseñado en mi biografía puedes encontrar otras similares :)

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This is the best post on Steemit. I gave you a vote now, ya heard?

Magnífico, he disfrutado muchísimo con tu historia, gran post, gracias por compartir, el equipo Cervantes apoyando el contenido original y de calidad.

Gracias por leer y gracias por el apoyo... Espero les guste la cuarta y última parte @sancho.panza

Amigos de @sancho.panza gracias por el apoyo... Ya la cuarta y última parte de INTERVALO está en esta plataforma. Espero la disfruten tanto cómo disfruté yo escribiéndola... Cuarta y última parte

Excelente post, me gustó! te apoyo.

Gracias por leer!

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