(Des)entendimiento terrenal

Con nuestras expectativas al aire, surgen un arsenal de ideas dispuestas a ensanchar la soltura con la libertad. El alma desea encontrar la paz; descubrir los deseos propios que construyan puentes con todas las personas ─coloras e incoloras─ para reconocer ideas ajenas, haciéndolas nuestras, con la comprensión siendo clave. Sin quitar esencia en ningún ser divino o hacerlos entrar en nuestro imperfecto mundo, queremos crear uno nuevo donde las ideas de todos son permitidas; esto hace que la desigualdad no sea un desagrado sino una hermosa cría que, poco a poco, se convierte en algo que nos llena el alma.

La unión de diferentes partes, forman comunidades espectaculares. Todos somos complementos de otras personas, sin perder nuestras propias cualidades.

Las diferencias notorias las hacen todos aquellos que son diferentes. Está bien que se tomen derechos que funcionen integrando a cualquiera, pero la verdadera disparidad está en que ejecutan a los que no piensan igual. Todo ello hace perder la fe en creencias regulares. Sistemas judiciales comprados. Debemos alabar a los contrapensantes de los sistemas opresores que rompen las ganas de creer en ideales contradictorios. Luchar ante esta forma pre-establecida es considerada una ofensa, pero no por ello deben hacernos creer que está mal.

Conmovedor será establecer un juicio personal exigiendo sacar a relucir todos nuestros dones. La característica de realzarnos nosotros mismos, es la principal acción a tomar para encontrar satisfacción emocional. No responder negativamente ante la llegada de amplios conocimientos que te ayuden a emerger intelectualmente.

Como comprensión primaria al «ser», debemos inducir en un profundo sueño al «miedo». Salir de la zona de confort es el primer paso para descubrir un poder superior al que creemos poseer, o quizás en su defecto, al que no pensamos que podemos tener. Habrá dificultades externas e internas. La paz se busca y se encuentra la guerra. Enemigos por todos lados; por ello, atesora los aliados. Si contigo no es suficiente para rasgar las ataduras, siempre habrá un amigo que lo haga por ti. Desde arriba gritarán que ya no puedes subir. Desde abajo que puedes hacerlo. La elección de a quién escuchar te pertenece.