He estado leyendo un número creciente de interesantes posts, algunos muy bien respaldados por hechos que son verosímiles, y muchos de los cuales advierten sobre la creciente amenaza que Donald Trump está tejiendo para Venezuela... Pero esto es lo bueno del debate libre y desapasionado: aunque obviamente no puedo negar lo siniestro que ha sido y puede llegar a ser esa maraña de alimañas que se ocultan bajo lo que todos nosotros, por simplificar, llamamos "Gobierno de los Estados Unidos", debo decir, --y lo dice alguien que siempre estará al lado izquierdo de las cosas y que en algún momento llegó a creer (pido perdón por eso) que Chávez sacaría a mi pobre y desilusionado país de su histórica miseria de nación petrolera, muy rica y muy pobre--, que ha sido él, y toda su pandilla de acólitos civiles y militares quienes, con su excesivo apetito por la corrupción, uno de los más grandes en la historia de la humanidad, sentaron las bases para hacer que una buena parte de la población piense ingenuamente que una invasión de los marines es la única solución posible.

Es cierto, la presencia militar de factores vinculados a Washington traería terribles consecuencias para Venezuela y la región latinoamericana a corto y largo plazo. Pero, en nombre de la verdad y el equilibrio, también debemos señalar la ocupación "silenciosa" por parte de otros elementos que también buscan la hegemonía en el mundo, como lo son la Rusia de Putin, cuya accionar político está más cerca de los principios del neoliberalismo, con su gran cuota de la exclusión de los más pobres; la taimada y astuta China, con su extraña interpretación de los postulados del marxismo y su vocación de control social total. Solo si vemos y juzgamos la totalidad de los jugadores, podremos comprender cuán amenazante es el juego de póquer cuya intención es ganarse a Venezuela ... y a toda la región, una de las más ricas en "commodities" del mundo.

Con todo el dolor de mi corazón debo decir que en esta guerra, --hasta ahora desarmada, al menos a gran escala--, todos las partes tienen cartas marcadas y una gran dosis de cinismo... Personalmente, no veo que ninguno de los factores están interesados en encontrar una salida que sea éticamente correcta, pero cuando uno descubre, por ejemplo, de los amplios privilegios de que disfrutan los líderes de peligrosas pandillas delictivas, --aquí los llamamos Pranes y son quienes controlan la vida de muchas personas dentro y fuera de las cárceles-- siempre y cuando apoyen y sirvan a quienes ocupan un poder monolítico que está cada vez más alejado de los principios democráticos, no queda nada más que decir: Nicolás Maduro y todos los líderes del chavismo, --que cuentan con el repudio de la gran mayoría de la población-- deben dejar el gobierno para, al menos, comenzar a construir algo que pueda llamarse un Estado...