La otra cara de la historia | A pesar de todo... soy una mujer

in #spanish6 years ago (edited)

¡Hola, Steemians queridos!

Hoy les traigo la tercera parte de una serie que comencé un tiempo atrás. Como ya saben, entre las clases, los cursos y otros proyectos, me he tardado un poco entre cada post. Si quieren saber más de ésta serie, pueden leer la primera entrega y la segunda entrega. Ahora, ésta es un poco más fuerte, está basada en hechos reales, he cambiado muchas cosas, solo tomé los hechos fundamentales de la historia original. Nombres, desarrollo y tiempos son inventados.


9 años


Fuente

Una gota de sudor baja por mi cuello, el calor es sofocante. El sol ronda por los 32 grados. Mi cabello es rojo, soy una fogata. Me golpean en la rodilla y caigo.

  • ¡Falta! ¡Eso fue falta! Yo tenía el balón –grite enojado-.

Todos ríen.

  • ¡No hay reglas, Oscar! –grita David, desde su grandeza. Tanta como puede tener un niño de 9 años-.

Me levanto rápido, mis rodillas están raspadas. Voy por el balón de nuevo. No puedo perder éste partido. Corremos, pateamos, caemos y nos reímos. Al finalizar la jornada estoy exhausto y hambriento. David se acerca y me abraza.

  • Vamos, amigo –me jala mientras camina-.

Nos despedimos gritando. Su cuerpo calienta el mío por el lado donde me tiene agarrado, ambos estamos sudados. Él es rubio y tiene ojos azules, como los míos. Lo miro mientras caminamos y él voltea, me mira a los ojos y me suelta, en cuestión de segundos me empuja.

  • ¡Carrera! –y sale disparado, corro detrás de él-.

Al llegar a mi casa mi mamá tiene mi cena preparada. Ella me pasa la mano por la cabeza y me anima a lavarme las manos antes de comer. Huele delicioso así que no pierdo tiempo y voy al baño a lavarme las manos y el rostro. Al volver a la mesa mi comida está servida junto con la de mi hermana menor, ambos nos sentamos a cenar; en cuestión de segundos mi comida desaparece del plato y miro con ojos suplicantes a mi madre, ella ríe y me vuelve a llenar el plato.

Luego de charlar un rato me levanto de la mesa y le doy un beso a mi mamá, ella me abraza de vuelta.

  • Mi niño bello, cuándo seas grandes serás un hombre precioso, y espero jamás te olvides de mí. Siempre podrás contar con mi apoyo –me dice mientras besa el tope de mi cabeza, yo me rio y salgo del abrazo-.

  • ¡Qué cursi! –le digo y salgo de la cocina-.

Mi corazón se encoge, yo no quiero ser un hombre grande y precioso. Camino hasta el pasillo y cruzo a la izquierda, hacía el cuarto de mi hermana y entro. Ella está jugando con unas muñecas. Tonteo un rato con ella y le quito dos.

  • ¡Dame eso, Oscar! No me puedo quedar sin Bet y Fer.

Yo sigo riendo y dejo el cuarto. Oigo sus berrinches y corro hasta mi habitación antes que mi mamá salga a su rescate. Entro y paso directo al baño, cierro la puerta con seguro y me desvisto. Cuando tengo solo mi ropa interior me siento en el piso y tomo las muñecas, comienzo a jugar con ellas. Quisiera poder jugar con ellas libremente, sin que me digan que es de niñas o maricas. Quisiera decirle a David que me parece apuesto, pero sé que no terminará bien, él es niño y yo soy niño. Lagrimas corren por mi rostro y yo sigo jugando con las muñecas en las baldosas frías del baño.

12 años

Mi mamá termina de empacar mi bolso. Yo estoy enojado.

  • ¿Por qué debo ir a visitar a mí tío? Yo quiero quedarme aquí –digo mientras cruzo mis brazos y hago un puchero-
  • Porqué su influencia te hará bien, te hace falta la imagen de un hombre en la familia, y yo no puedo darte eso –me miró con pesar-

De un tiempo para acá ella comenzó a enojarse por todo. Me regañaba por mi tono de voz, me regañaba por no incluirme en luchas con chicos, me regañaba porque movía mucho mis manos. Ella vivía enojada conmigo, y yo no podía entender que quería de mí.

El viaje hasta el estado de mi tío fue lento, aburrido y largo, muy largo. Al llegar él me esperaba en el terminal de buses, fui todo el viaje solo porque debía aprender a “ser macho”. Mi tío es militar, así que es serio, aburrido y estricto. Recalcó que debía llamarlo “señor” y no tío cuándo me saludó. Yo quería jugar futbol aquí, esperaba él me dejara.

Al llegar a casa me puso tareas. Acomodar mi cama, lavar los platos, hacer ejercicios por la mañana… también soltó unas revistas de mujeres desnudas en mi habitación. Los primeros dos días fueron monótonos, aburridos. Él era serio la mayor parte del tiempo, me miraba fijamente y me gritaba si me movía de alguna manera que no le gustara. Los siguientes días todo mejoró, fueron geniales, no era tan estricto como lo imaginé. Me llevó a jugar futboll e hicimos cosas de “chicos” juntos.

Luego de dos semanas, vino su pelotón a la casa. Iban a tener una noche de chicos y debía atenderlos, también debía estar al tanto de ellos, para aprender cómo comportarme correctamente. Estaba nervioso. Luego cuándo comenzaron a llegar me relajé; todos eran escandalosos.

La casa estaba en su punto álgido, ruidosa, sucia, llena de cerveza, gritos, risas y bromas. En un momento dije que iba al baño, nadie prestó mucha atención. En el pasillo me di cuenta que tenía un cordón suelto, así que paré a reparar ello cuándo oí mi nombre.

  • Epa, Héctor. ¿Y ese sobrino tuyo por qué está contigo aquí?

  • Mi hermana lo envió, estaba preocupada porque le hacía falta la influencia de un hombre, le da miedo que le salga marica.

  • Pero, hombre, si ya el muchacho lo es

Todos rieron

  • Lo sé, al principio intenté cambiarlo, pero creo que no hay reparo en ello. Tal vez solo es afeminado.

  • Ese pelirrojo no es afeminado, es marica –dijo otra voz-

  • Yo digo que lo pongamos a prueba –siguió la voz del principio-

  • ¿A prueba? Soy todo oídos –respondió mi tío-.

No soporté, me levanté y fui hasta el baño. ¿Era tan malo querer ser una niña? ¿Era tan malo que me gustaran los hombres? ¿Por qué me sentía tan excluido de todos lados?

Lagrimas corrían por mis mejillas, no podía parar de llorar. Me limpié la cara y oriné, al salir fui directo a mi habitación. Esta estaba en tinieblas, una sola luz entraba desde la ventana, distinguí una sombra desde mi cama y me asusté. Fui hasta el interruptor de la luz, al encenderla volteé y vi a uno de los del pelotón parado frente a mi cama, era uno de los más jóvenes, lo había visto unas cuántas veces en la noche, era apuesto. Quedé estático.

  • ¿Ahora tienes miedo? –fue lo primero que me dijo-

  • ¿q-qu-qué quieres? –tartamudeé, estaba nervioso. Él me miraba como halcón-.

  • He notado tus miradas, ¿te parezco guapo? A mí me gusta tú pelo. –y comenzó a acercarse a mí-.

Yo seguía estático. Estaba nervioso. Él quedó a mitad de la habitación y comenzó a desabrocharse el pantalón, mi corazón se iba a salir de mi pecho. Cuando el pantalón bajó, se metió la mano en su ropa interior y sacó su pene, me miró a los ojos y sonrió de medio lado.

  • Ven, tócalo, no hace nada –me susurró mientras pasaba su mano por toda su longitud-.

Estaba nervioso, quería llorar. ¿Por qué quería él esto? ¿Era normal?

  • ¡Qué te acerques te digo! –me gritó con los ojos entornados-.

Yo caminé presa de los nervios, me paré a unos metros de él y alzó la ceja. Temblando como una hoja caminé hasta estar justo delante de él. Su miembro ya estaba erecto.

  • Quiero que me toques, ¿no quieres tú tocarme? –me preguntó susurrante-.

  • N-n-n-n-no.

  • ¡No me mientas! Te gustan los chicos, ¿verdad? – me grito mientras tomaba mi mano y la colocaba en su miembro. Estaba duro, caliente-.

  • Sí –respondí mientras una lagrima salía desde mi alma-.

  • Entonces tócame, te va a gustar –Comenzó a mover mi mano al ritmo de la suya. Yo seguía queriendo correr de la habitación-.

Pasados unos minutos, él respiraba rápido, tomó mi muñeca y paró.

  • Lo estás haciendo mal, seguro lo hacer mejor con la boca, arrodíllate. –Yo lo miré fijamente, no sabía que quería decir- Arrodíllate, yo te guio.

Los siguientes minutos fueron un borrón de sucesos. Él me dijo que introdujera su miembro en mi boca, y aunque casi vomito al principio, hice lo que me pidió. No había iniciado muy bien cuándo la puerta de mi habitación se abrió y entró mi tío con sus amigos, eran 15 en total.

  • Les dije que era marica, me deben dinero –dijo uno de ellos-.

Yo intenté parar, pero me tenía fuertemente agarrado de la cabeza, simplemente no pude, así que cerré los ojos fuertemente, y con el pecho hecho cenizas continué con mi actividad.

  • Si le hace el favor, que no los haga a todos –dijo una voz a lo lejos-.

Las horas siguientes, fueron las peores de mi vida. Se formó un circulo y todos me obligaron a hacerles sexo oral. Si era una marica, eso era lo que me gustaba, según ellos… me hacían un favor. La noche terminó con mi tío en mi cama.

Fueron las peores vacaciones de mi vida. ¿No podía mi mamá dejarme con ella?

Ese verano perdí mi inocencia, perdí mis ilusiones, mis creencias. Ese verano perdí una parte de mí que no sabía que poseía. Ese verano me perdí a mí.

13 años

Estaba frente al espejo. Mi mamá había salido hace rato. Mi cuerpo era escuálido, huesos se marcaban por todos lados. No me gustaba mi cuerpo. No tenía senos, no tenía vagina. Mi cabello lo dejé crecer, me llegaba a los hombros en forma de hongo, era lo más putamente masculino que había. Yo odiaba ser masculino, y la vida lo sabía, por ello mi cara era suave, mis formas eran fáciles de confundir con las de una chica. Caminé hasta el armario de mi mamá y tomé un vestido rojo de allí. Me lo coloqué junto con un par de sus tacones. Me miré frente al espejo y fruncí el ceño.

Me puse un labial rojo y luego sonreí. Me gustaba el reflejo frente al espejo. Era rojo por todos lados. Era candela. Me miré de perfil, mi trasero era escuálido. Sonó un portazo y volteé asustado.

  • ¡Qué haces! –grito mi mamá desde la puerta, mi mundo se detuvo por segunda vez en mi vida-.

  • ¡No es lo que parece –le dije de vuelta-.

Ella caminó hasta mi encolerizada y me jalo por los pelos, sacándome de la habitación.

  • ¡Qué no es lo que parece! ¡A mí me parece que eres una marica! –siguió gritando mientras me arrastraba por el pasillo-.

  • ¡Mamá! ¡Déjame hablar contigo, por favor! –lloraba, lloraba y gritaba al mismo tiempo, mi corazón se rompía-.

  • ¡Es qué tú tío no te enseñó nada! ¡No te dijo como ser macho! –siguió gritando mientras me empujaba contra la puerta del frente-.

  • ¡Mamá! ¡Tío me violó! Él y todos sus amigos abusaron de mí –una mano se estrelló contra mi cara y mi corazón se rompió... las lágrimas salían como una cascada natural desde el fondo de mi ser-.

  • ¡Mentiroso! ¡Eres un marica y un mentiroso! ¿Te gusta ser mujer, eh mariquita? Entonces vete. No te quiero en mi casa. Eres una vergüenza. –Dijo mientras me sacaba por el brazo hacía la calle. Algunos de mis amigos estaban por allí y yo tenía un vestido rojo puesto-.

  • Mamá, por favor, no me hagas esto. Yo te amo. –Lloré, grité, la calle se llenó para ver la escena-.

  • Yo no amo a maricas. No te quiero cerca de aquí, o te mato. –y entró cerrando la puerta-.

15 años

  • Vente conmigo, no mereces más esto –dijo una mujer mientras me abrazaba. Yo me dejé abrazar, me dejé ser, me permití llorar-.

Desde que mi mamá me echó de la casa, estuve andando por las calles, comiendo de los basureros y durmiendo en callejones hasta que un día una mujer me ofreció su mano. Era una mano envenenada.

Ella me prostituyó, yo era la favorita de sus clientes. Ya me sentía una mujer, pero una que valía muy poco. Me daba comida una vez al día, podía usar un solo vestido al año, y ella se quedaba con todas las ganancias. Me golpeaba casi todos los días y me insultaba.

Luego de dos años, aquí estoy. No soy ya un hombre, soy una mujer. Una mujer con quince años, una mujer que fue violada y abandonada. Soy una mujer que fue indigente y fue prostituta. Soy una mujer que nació hombre, al igual que aquella que me mira sonriente mientras limpia mis lágrimas.

  • Tú no te mereces nada de esto, y por ti pelearía con quién sea. Eres mi hermana.

Ella me sacó de allí. También golpeó a mi proxeneta. Ella me dio un hogar, ella me hizo quererme tal como soy. También me llevó a consulta. Ella es mi familia.

19 años

Hoy soy una prostituta de renombre, pero al menos es algo que yo elegí, nadie manda sobre mí. Mi mamá llamó para pedirme perdón y dinero. Yo la perdoné. Soy una mujer que nació en el cuerpo de un hombre, en un siglo cerrado de pensamiento. Soy una mujer que sufrió por ser alguien a quién la sociedad no entendía. Soy una mujer que sigue luchando con sus demonios. Pero sobre todo... soy una mujer.



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Imágenes utilizadas

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Y aquí he terminado con ésta tercera. Aun pienso si hacer cinco o cuatro, así que estén al tanto. La temática se centrará en casos de mujeres que no se cuentan pero se conocen, sabemos que está sucediendo pero nadie dice nada al respecto. Esperen la próxima entrega, créanme, estará aún más fuerte.

Gracias a @mosqueteros por todo el apoyo y a @tlaloc por el equipo de trabajo tan maravilloso que tiene, son una de las mejores cosas que ma han pasado. También le quiero dar las gracias a @cervantes por todo el apoyo a la comunidad hispana, eres un sol que nunca debe parar de brillar. También le doy las gracias a su combo, @velazquez, @frida.kahlo, @sancho.panza, @don.quijote y @simon.bolivar, gracias a ustedes hoy la comunidad hispana está en alto.

Pero sobretodo gracias a ustedes, los que me leen, sin ustedes no estuviera aquí. Espero sus críticas, aportes, sugerencias y más, estamos para apoyarnos, y sus comentarios valen oro para mí. Besos y abrazos de ésta mosquetera.

PDT: Les vengo con una sorpresa pronto... estén al tanto jijiji.


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Escribes de manera maravillosa, me encantó la forma en la que describes todo. Creo que lo que relatas sigue pasando con mucha frecuencia, pero a decir verdad siento que hay tantas personas homosexuales hoy en día, por lo menos de manera abierta, que la situación ha sido más tolerada. Es mi percepción, pero de verdad sigue así porque tienes mucho talento!

Así es, se ha tolerado mucho... pero sigue existiendo un alto porcentaje de personas que no son respetadas y sufren por ello, mueren por ello... en pleno siglo XXI. Gracias por tú apoyo, amigo.

Muchas injusticias se comenten por la intolerancia o la falta de comprensión. Todos deberíamos ponernos en lugar del otro y este relato es una joya lográndolo =)

¡Así es! Y qué honor, gracias por ello.

Me gusta, tienes mi voto al 100.00%

saludos
fair.zombie

Excelente post, Sophie, sin palabras. La manera en que narraste todo hizo que me adentrara muchísimo en la lectura e, incluso, se me escaparon unas cuantas lágrimas de impotencia. ¡Qué difícil es querer ser aceptado! No sólo en el aspecto del género y la sexualidad, en cualquier otro también. Siempre he considerado que lo que diga el mundo importa muy poco, pero cuando quien te rechaza es quien te parió, es otra cosa muy distinta. Es un rechazo que, con muchísimo dolor, al final toca aceptar y superar.

Así es... no te imaginas lo mucho que puede sufrir alguien por ello, y es detestable. Detestable como se comportan con los otros por ser eso... "otros". Me alegro te gustara, si te soy sincera, dure un día entero llorando. Pero ahí vamos.

Un placerazo leerte!

Muchas gracias por compartir tu relato

Excelente post de verdad fue un gusto leerlo, muy triste la sociedad de hoy en dia.

Me encantó, muy buen relato, lo leí fascinada.

Excelente relato amiga Saludos.

Estoy shockeada. No sé definir que me ha dejado más en ese estado, si la forma de comprobar su sexualidad, el lugar en donde terminó, o que esté basada así sea un poquito en hechos reales. ¿Quienes somos como especie? ¿Quien nos ha hecho creer que la vida nos debe y que tenemos poder sobre lo que piensa y siente el otro? ¿En que momento se trastornó tanto la idea del respeto para muchas generaciones? Estas cosas siguen pasando, día con día se siguen arruinando vidas por capricho. Ruego por que algún día la gente comience a tener un poquito de sentido común.

Rogamos, thalía mi vida, rogamos. Es lamentable la situación, y aún más si pensamos que pasa siempre, todo el tiempo, todos los días, en todos lados... El cambio está en la tolerancia, el enseñar a otros el significado de ésta y sobre todo en el respetar, respetar y saber que somos seres diversos, y nadie es igual a nadie ni debe ser juzgado por ello.

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