Uno de ellos vio sus labios grandes y la invito a un beso, ella sonrió y les propuso un reto, les dijo que los besaría a todos y el que aguantara más tiempo besándola sería su novio. Comenzó la competencia, los teléfonos marcaban el tiempo.

̶ Por fin me toca a mí—dijo el apodado Dan, mientras movía su lengua de lado y lado, degustando su placer ofídico unieron sus bocas y los minutos pasaban y pasaban.

Cuando Dan, intentó zafarse, sintió un deseo irresistible de meterse más en sus labios, sintió como esa dulce boca lo engullía, no pudo gritar, ella sonrió satisfecha, cerró sus labios y con un largo relamido, se retiró, dejando saber claramente quién fue el ganador.

Ahora nadie puede explicar porque Dan, ya no asiste a los juegos.

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