¿Egoístas en naturaleza? (poema y reflexión)

Como muchos de vosotros ya sabéis, tanto mi hermana @pepiflowers como yo estamos publicando periódicamente una serie de poemas, cuyo autor es nuestro padre. Él no es nada tecnológico, no usa internet ni tiene ordenador, pero al hablarle de Steemit se animó a publicar algunos de sus escritos a través nuestro. Hoy vamos a ver un nuevo poema y, seguidamente, continuamos con el análisis y reflexión. Tanto mi hermana como yo le haremos saber sobre vuestras opiniones y comentarios.

  La rosa  

  Corté una rosa de un rosal. 

  Ella en sí resplandecía 

  y al darme cuenta pensé: 

  ¡qué malestar es la mía!  

  que marchité esa rosa 

  que una vida tenía. 

  Quise reparar el daño  

  que causé en ese día 

  y lloré el desengaño, 

  en torpeza, no debía,  

  del mal uso,  

  haber segado esa vida.

AUTOR: Pedro Flores Navarro

Fuente

Tenemos en esta ocasión un poema de métrica libre, con versos de cuatro, siete, ocho y nueve sílabas, que no siguen ninguna estructura clásica. La rima consonante que se mantiene en los versos pares se rompe en el verso doce, el último, pasando a ser asonante. Como digo, no sigue ninguna estructura clásica, no obstante, de algún modo recuerda al romance español (versos octosílabos de rima asonante en los pares, con los impares libres), manteniendo la rima en los pares, aunque de métrica imperfecta. Por tanto, este poema no es un romance pero lo parece, por lo que la musicalidad del mismo queda implícita en una lectura amable y ligera.

El autor nos presenta una situación tan común como puede ser arrancar una flor. Cuántas veces, en nuestra vida, hemos sido autores de tal acto. Parece algo muy común, muy simple y muy sencillo… Inofensivo en sí mismo. ¿Qué daño podemos hacer por coger una simple y llana flor? ¿Acaso esa voluptuosa rosa no está ahí para nosotros, para nuestro disfrute personal o ensalzar nuestros sentidos? Arrancamos una rosa y la olemos, nos adornamos el pelo, la regalamos a nuestra amada o a nuestro amado. Las producimos, desarrollamos negocios, nos ganamos la vida e impulsamos la economía o, como ocurre en el poema, es un simple capricho individual. Vemos el capricho y, seguidamente, vemos el arrepentimiento.

Esa rosa está viva, y el hombre la mata para su disfrute. El egoísmo vence pues a la naturaleza, y la naturaleza habla al individuo, que justo después lo entiende. Muchas veces nos dan pena los animales, en el maltrato, en la explotación ganadera, en las travesuras infantiles. Si vemos un perro malherido, golpeado, que se queja y llora, sentimos lastima. Podemos ver como sufre. ¿Y acaso no pasa lo mismo con las plantas? Ellas no lloran, no las vemos quejarse, no pueden huir pero, en el caso de esta rosa, que se marchita al ser apartada de su raíz, el autor nos deja un mensaje claro:

El respeto a la vida.

Un respeto que viene ligado al orden natural de todas las cosas. Un orden que está constantemente adulterado por la acción y por la conciencia del hombre y que se nos demuestra en algo tan simple como arrancar una flor.

Entonces, si la necesidad es sustituida por el capricho y el egoísmo, la comunión entre las especies (flora y fauna) estará, cada vez más, inevitablemente condicionada. Por ello el autor nos invita a arrepentirnos junto a él, a no mutilar la vida en cualquiera de sus formas. Si no le arrancamos una pata al perro callejero o no le cortamos el dedo índice al vecino… entonces también podemos no arrancar la rosa del rosal.

Fuente

Otros poemas de mi padre son:

• La plazuela
• El adulto
• Contemplando el saber
• Homenaje al toro
• El crucificado
• El retorno del ser

Podrás encontrar en mi blog otras publicaciones sobre teatro, literatura y mucho más.

¡Un saludo a todos!