Edipo Rey de Sófocles. Análisis de la estructura interna

Para el análisis de la estructura interna en Edipo Rey identificaré los diferentes aspectos que señaló Aristóteles y que toda tragedia griega contiene. Estos son: hamartia, hybris, metabolé, anagnórisis, pathos y catarsis, así como la ironía trágica del héroe.

La hamartia es el error trágico del héroe. Si admitimos que la estructura existencial de las tragedias es: orden – desorden – nuevo orden; y entendemos que el trozo de texto que nos queda se refiere al desorden… la hamartia se encuentra, en el caso de Edipo rey, en el orden primero que precede al desorden y al nuevo orden. Pues bien, en este caso la encontramos en una encrucijada de caminos, cuando Edipo, sin saberlo, asesina a su propio padre cumple así parte del oráculo que Delfos le “regalo” en el momento de su nacimiento. Por tanto, la hamartia en Edipo es asesinar a Layo.

La hybris es el empecinamiento del héroe, quien se empeña en descubrir los hechos trágicos, aunque todo lo que le rodea le empuje a lo contrario. En Edipo nos indica, entre otras cosas, el orgullo y la obstinación del propio personaje: Primero, cuando el propio Edipo y todos los demás que le rodean le creen inocente y ni siquiera se plantean la posibilidad de que el rey de Tebas sea el causante de la epidemia, éste promete a su pueblo que no cesará en su empeño hasta que haya encontrado al asesino de Layo y luego, cuando poco a poco todo encamina la investigación hacia su culpabilidad, Edipo “no se baja del burro” y, a pesar de que Tiresias y Yocasta le pidan que se aparte de la investigación, hasta que no da con la conclusión, con su culpabilidad, no descansa en relación a eso. Aún cuando está culminando su propia desgracia y la de su familia.

Metabolé es un cambio de fortuna. En este texto se da, en mi opinión, con la visita de Tiresias. Hasta que Tiresias no llega al encuentro del rey de Tebas y termina por predecir un sin fin de desgracias, no es cuando la dirección de la historia se encamina hacia la verdadera tragedia. Es decir, hasta ese momento Edipo existe en la prosperidad y la abundancia y es en el diálogo con Tiresias cuando todo cambia y el protagonista entra en un bucle insalvable de desasosiego y calamidades.

La anagnórisis es el descubrimiento por parte del héroe de su propio error trágico, de la hamartia. En relación a Edipo, este descubrimiento se produce cuando cerca del final de la obra el servidor de Layo (que años atrás se llevó al propio Edipo al monte Citerón para sacrificarlo, y en vez de eso lo entregó a un pastor, que a su vez lo entrego a Pólibo) le confirma al soberano que efectivamente es hijo de Yocasta, y se lo demuestra a través de las cicatrices que éste tiene en sus pies, producto de las ataduras que, siendo bebé, le colocaron sus verdaderos padres.

El pathos es el patetismo del héroe, el sufrimiento que éste debe soportar como consecuencia de sus acciones y su propia condición. Para Edipo nos viene en forma de ceguera (provocada por él mismo al arrancarse los ojos) y de destierro. La total humillación de Edipo y el consecuente desprecio que provoca hacia él y por parte de todos, nos indica el patetismo del héroe. Es este patetismo el que vendría a producir en el público el efecto nombrado en la poética de Aristóteles como la catarsis (que es una especie de estado de comunión o unión entre los espectadores y la situación trágica que está viviendo el héroe trágico).

Por último, me gustaría señalar el momento en el que en esta tragedia se presenta la ironía trágica de Edipo. Este es cuando Edipo le relata a Yocasta el modo en el que abandonó Corinto y finalmente llegó a Tebas. En este momento se da la ironía trágica porque Edipo queda convencido de que él fue el asesino de Layo, según las fechas que Yocasta señala sobre su muerte y, sobre todo, la forma en la que murió. Sin embargo, a pesar de quedar convencido de esto, no se ve todavía como hijo de Layo y esposo de su propia madre. Es ironía porque en este momento, todavía, Edipo obvia los oráculos.