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Preámbulo

Todo ser humano por su propia naturaleza tiene una evidente inclinación a prosperar y ser exitoso, cada uno en su ámbito de dominio de acuerdo a los saberes adquiridos a lo largo de su vida (formales y no formales). Un aspecto que resalta en lo planteado tiene que ver con el hecho de que cada individuo tiene su propia dinámica de interacción y aprendizaje de su entorno, lo que podría conllevar a que algunos avancen en sus metas a pasos más acelerados que otros, en contraste, los que tienen un progreso más lento derivarían en conductas diversas que podrían ir desde el abandono de las mismas hasta la propia reflexión de su accionar, pensando en las realidades que estarían ralentizando el logro de sus propósitos.

En relación a este planteamiento, es visible la búsqueda de recetas o fórmulas de éxito que les permitan consolidar logros de una forma más firme y a su vez acelerada, lo cual es una conducta saludable y admirable en tanto que no se conforman sino que buscan nuevas y mejores formas de progresar, valorando el hecho de que las crisis por lo general son extraordinarias oportunidades para emprender y transformarse en sujetos activos que se autoempoderan para el triunfo.

Estas ideas iniciales que no son tan simples como se expresan de alguna manera se conectan con los propósitos de la ONU y UNESCO en cuanto a la búsqueda de transformar la sociedad global en una instancia en la cual los seres humanos se empoderen a sí mismos con herramientas que les permitan dinamizar y potenciar su propio aprendizaje en todo momento y a lo largo de la vida, reconociendo que estos procesos no se pueden limitar a una horas de clases en un espacio educativo, sino que se dan de forma permanente con cada experiencia que vivimos e interacción que tenemos con otros seres humanos.

En este sentido, recientemente me topé con algo que denominan las “5 horas para alcanzar el éxito” que de acuerdo a lo argumentado (ver Fuentes Consultadas) ha constituido una estrategia fundamental que los grandes empresarios y personalidades visibles han implementado no sólo para consolidar sus metas de vida sino también para promover formas de emprendimiento masificado, logrando impactar de forma significativa en la sociedad global. Ahora bien, ¿de qué se trata esta controversial regla? A continuación se presentan los detalles.

¿En qué consiste la regla de las 5 horas?

Lo primero sobre lo cual debemos reflexionar es que el cuerpo humano para tener una buena productividad necesita una buena alimentación, en caso contrario el rendimiento en las diferentes actividades estaría seriamente comprometido. Asimismo la mente, lugar de donde emergen las ideas requiere un alimento especial, el cual debe ser constante y de ininterrumpida adquisición: el conocimiento. Es en este sentido, la efectividad de la Regla de las 5 Horas apunta precisamente a garantizar el acceso constante al mismo; la misma, de acuerdo a las fuentes consultadas, se remonta en primer lugar al célebre Benjamín Franklin, quien tenía una curiosa y efectiva rutina que le garantizó el éxito. La misma no tiene que ver con una fórmula mágica sino con elementos tales como: constancia, trabajo, y disciplina. Descriptivamente hablando, se dice que éste acostumbraba a levantarse muy temprano a realizar lecturas y escrituras (por espacios de una hora diaria o cinco semanales), que obedecían a una serie de objetivos de aprendizaje propios los cuales de forma frecuente se planteaba y evaluaba hasta lograr su concreción. La reflexión y experimentación de sus ideas eran actividades intrínsecas a sus normas, al tiempo que impulsó un club de personas con intereses afines con el cual procuraba impactar de forma positiva a la sociedad.

Es claro que la adquisición y producción de saberes novedosos se consideraba vital para alcanzar la eficiencia en ámbitos específicos, así como la práctica de la reflexión o meditación, hecho que destaca en tanto que no se trataba solo de conocer sino de madurar esos conocimientos a través de la actividad reflexiva, lo cual seguramente permitía posicionar lo adquirido en los escenarios de interés para generar y garantizar la productividad y capacidad de respuesta de los diferentes actores involucrados. Otro elemento que llama la atención tiene que ver con la experimentación, eso con el propósito de validar las ideas preconcebidas en los momentos de lectura y reflexión.

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Posteriormente, Michael Simmons, fundador de Empact, formalizó la referida regla categorizándo la práctica de Franklin como un Aprendizaje Deliberado que denominó “La Regla de Franklin de 5 horas” (5 horas semanales dejando libres los fines de semana) resumiéndola en los siguientes tips o aspectos centrales de la misma:

• Lectura: Esta actividad siempre ha constituido un vehículo ideal para la adquisición de conocimientos que antes de la misma no se poseían, en este sentido, es el primer paso de la importante regla, la cual debería ser planificada en función de metas u objetivos claros vinculados a fortalecer la cualificación laboral y profesional del individuo. Se dice que los empresarios y emprendedores más exitosos en la actualidad tienen hábitos de lecturas que van de un número de libros leídos por semana o por año, entre los que destacan: Bill Gates, Jack Ma, Elon Musk, Mark Zuckerberg, entre muchos otros. Se puede decir que la lectura es la invitación o la apertura de puertas hacia mundos de conocimientos por adquirir.

• Reflexión: Si la lectura abre la puerta a los nuevos mundos, se puede decir que la reflexión o meditación permiten precisar o distinguir los detalles de lo que se conoce, asimismo brinda la oportunidad de extrapolar los saberes adquiridos a diferentes escenarios de acción en los cuales se desenvuelve el emprendedor. En este punto se madura lo que se ha leído en una dinámica especulativa necesaria para la correcta interpretación y/o comprensión en contraste con la realidad en la cual debe tener aplicabilidad lo aprendido, desde una perspectiva crítica que garantice la evolución de lo proyectado. Es evidente que la práctica reflexiva no se recomienda a la par de la lectura aunque inevitablemente a partir de allí nacen los primeros cuestionamientos, no obstante, éstos generan provecho generalmente a posteriori en momentos que podrían considerarse de aparente ocio, para algunos por ejemplo, en caminatas o actividades recreativas, esparcimiento, descanso o interacción con otros sobre las ideas conocidas en la lectura previa. Para algunos los momentos de meditación conducen a inesperadas epifanías que muestran la amplitud de posibilidades y oportunidades del saber adquirido.

• Experimentación: Las ideas no pueden ser sólo concebidas y meditadas, también deben ser experimentadas o aplicadas en situaciones concretas con el propósito de ser validadas o legitimadas, en cuyo caso el saber adquirido se vuelve valioso en tanto que tiene posibilidad o eficiente aplicabilidad en la realidad. ¿Qué sería de los grandes inventores si sus grandes descubrimientos no fueran experimentados? ¿Cómo demuestran la funcionalidad y productividad de sus ideas si las mismas no son materializadas o llevadas a la práctica? ¿Acaso podría evolucionar la humanidad sólo con ideas sin experimentación? (este último cuestionamiento es prácticamente respondido con el maravilloso argumento de Kant que alude a la complementariedad de la idea y la experiencia).

Creo que es inevitable pensar que estos pasos son recursivos y es sano concebirlos así, es una forma efectiva y productiva que contrasta con la linealidad tradicional en la forma de pensar. No son pasos 1, 2 y 3 sino momentos integrados de acción y reflexión para lograr el éxito que tanto se espera en todo emprendimiento o proyecto.

La regla de las 5 horas en el ámbito educativo

Sin duda alguna, si hay actores claves de la sociedad que saben de la importancia de la actualización constante y frecuente de saberes son precisamente los educadores, aunque es innegable que el resto de los seres humanos conoce la importancia de aprender para poder evolucionar, sin importar su ámbito de acción, así por ejemplo, no es posible que una persona se desenvuelva como agricultor en los campos sin saber los secretos que generación tras generación han garantizado el éxito, ésto sumado a los conocimientos que en esa materia se desprenden del presente y se proyectan al futuro.

Volviendo al caso de los educadores, sabemos que no basta simplemente con obtener un título profesional y conformarnos con esa credencial por siempre y para siempre, por cuanto la sociedad es dinámica y cambiante y se actualiza en fracciones de segundo. En este sentido, no actualizarse se constituye por sí mismo en un seguro fracaso para nuestra misión, tomando en cuenta que las futuras generaciones (estudiantes) tienen altamente desarrollada la intuición para poder aprender y comprender todo lo que se genera en tiempo real. Sino demostramos nuestra importancia en los procesos educativos, sobre todo en el aprendizaje, llegarán momentos históricos en los cuales los sistemas educativos prescindan de los docentes, hecho que sería altamente devastador. Y si no se necesitan educadores, no se tardará en pensar que ni siquiera la certificación profesional sea necesaria y por ende sea descartada por formas diferentes de demostrar la cualificación profesional.

Un aspecto salvable y de gran valor de la práctica de Benjamín Franklin tiene que ver con los clubes de propósitos específicos que promueven e impulsan el progreso de la sociedad según las metas que éste se propuso. En la actualidad, tales espacios de intercambio, al menos en el entorno educativo generalmente se conocen como grupos de estudio que a pesar del gran potencial sólo se invocan en momentos específicos para tareas puntuales y no con la periodicidad que probablemente deberían tener. Creo que la frecuencia de éstos en los diferentes grupos y subgrupos de personas involucradas en los sistemas educativos generaría impactos significativos en el progreso y evolución de los mismos y del mundo.

Dado los grandes retos por afrontar por los profesionales de la educación, parece una herramienta de utilidad, oportunidad y productividad esta Regla de las 5 horas, la misma de alguna manera representa la posibilidad de autoempoderarnos para el aprendizaje continuo y permanente a lo largo de la vida (actualización y autogestión del conocimiento) tal como lo espera la UNESCO no sólo de los docentes sino de todos los actores involucrados en los sistema educativos del mundo. Claro está. Tal implementación en nuestro quehacer educativo debe ir integrado a otras estrategias de éxito que en nuestra autonomía como seres humanos acostumbramos asumir y poner en práctica. El éxito es posible para todos siempre y cuando tomemos decisiones acertadas que nos conduzcan hacia él.

“Una persona que nunca cometió un error, nunca intentó algo nuevo”- Albert Einstein
“No importa qué tan lento vayas mientras no te detengas” - Confucio
“Creo que es posible que la gente normal elija ser extraordinaria” – Elon Musk

Fuentes Consultadas

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Fuente de Imagen 2
Fuente de los Pensamientos de Albert Einstein y Confucio
Fuente del Pensamiento de Elon Musk

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