En estas tres técnicas obtendrás el poder para transformar tu vida, casi nadie las aplica por miedo o ignorancia.

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Saludos, steemit. De todos los métodos y prácticas de desarrollo personal que he probado, estas tres técnicas son las que considero han acelerado mi crecimiento y el de las personas a quienes se las he compartido.

Si bien es cierto, no comencé a aplicarlas al inicio de mi camino dentro del desarrollo personal y las considero avanzadas debido al grado de madurez, disciplina y concentración que requieren, explico cómo puedes aplicarlas a tu vida así estés nuevo en este camino de alcanzar los estados elevados que puedes acceder como humano.

1. Las tres técnicas debes realizarlas para ti mismo, es tu trabajo contigo mismo.
2. Tu rol será el de un observador, tu función será contemplar.
3. Son ejercicios, requerirán práctica.

Sin más, comencemos.

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Primera técnica: Trabajo de consciencia

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En psicoterapia básicamente lo que se busca es que la persona se haga más consciente. Desde allí comienza la transformación. La consciencia por sí misma es curativa, produce un efecto de sanación y reestructuración.

Para lograrlo vas a cumplir el rol de un observador en las siguientes áreas. Un simple observador, sin agitarte emocionalmente, sin crear deseos por cambiar las situaciones, simplemente contempla. Como dije, la consciencia por sí sola es sanadora, con el tiempo y la práctica todo irá tomando su lugar.
Estas tres áreas te harán crecer de forma acelerada.

Sé consciente de los juicios:

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Vivimos juzgando todo lo que nos sucede, los eventos en el mundo y las demás personas, eso lo hacemos de forma casi automática. Desde niños nos enseñan a experimentar el mundo con la discriminación dual, “esto es feo, aquello bonito”, “esto es bueno, aquello es malo” (casi siempre lo bueno y bello está de nuestro lado). Identificar cómo y cuándo opera este mecanismo te permitirá evolucionar.

Vas a notar cada vez que emitas un juicio sobre una situación, persona o sobre ti mismo. Simplemente identificarlo, sin necesidad de buscar explicaciones o agitarte emocionalmente. Vas a actuar como un observador.

Algunos ejemplos.

1. Cuando dices que algo es bueno o malo.
2. Justo o injusto, cuando dices que las cosas no deberían ser de esta o tal forma.
3. Cuando te culpas a ti mismo por el pasado, cuando señalas las conductas de las demás personas.
4. Cuando dices que eres feliz.
5. Cuando dices que tienes mucho o poco, que te falta algo.
6. Cuando dices que algo te estresa.
7. Cuando dices que el mundo es una porquería, también cuando dices que es maravilloso.
8. Cuando culpas a los demás o a ti mismo.
9. Cuando dices que la vida es bella. Tal persona es buena, aquella es mala.
10. Cuando dices que la ciencia es perfecta.
11. Cuando dices que el amor no existe.
12. Cuando dices que eres el mejor.

Todos esos son juicios. Tú tienes los propios. Identificar cuando estás utilizándolos te hará madurar de una manera inimaginable. Recuerda, como un observador.

Sé consciente del ego.

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Aquí vas a identificar cada vez que haces algo para satisfacer tu ego o para protegerlo.
Tal vez debas comenzar por saber que el ego existe y no estoy hablando en el sentido de ego = mezquindad. Me refiero al mecanismo creado por la mente encargado de básicamente otorgar un sentido de identidad, una identidad ilusoria, un “yo” que no es tan real como pensamos (hablaré a mayor profundidad en otros artículos).

Esta identidad procura satisfacción constante y protección. Ve en los demás y en el mundo externo un enemigo o un medio para cumplir su propia agenda, busca la manera de sacar provecho de cualquier cosa, y en ese proceso afecta la capacidad de estar aquí y ahora, en el momento presente; pues siempre está buscando, buscando, buscando... Este mecanismo del ego no es del todo efectivo y raras veces somos conscientes de que nos comportamos y vivimos gobernados por ese ego.

Algunos ejemplos:

1. Cuando te sientes ofendido por lo que dijeron de ti
2. Cuando utilizas estimulantes para obtener placer.
3. Cuando defiendes tus creencias o posturas.
4. Cuando quieres llegar primero para obtener privilegios,
5. Cuando siempre hablas de ti (yo, mío),
6. Cuando en el transporte público deseas un asiento para ir más cómodo,
7. Cuando buscas reconocimiento y alabanzas,
8. Cuando buscas dinero y poder,
9. Cuando quieres tener la razón,
10. Cuando usas máscaras frente al mundo,
11. Cuando manipulas a otros (incluso de forma sutil),
12. Cuando procuras tu satisfacción sin importarte los demás,
13. Cuando te sientes amenazado,
14. Cuando sientes temor a la muerte.

Estos son solo algunos ejemplos, igual que los juicios; descubre las formas en las que se manifiesta tu ego. De nuevo, no trates de forzar las cosas o cambiarlas, tampoco las juzgues. Comienza a darte cuenta cada vez que el ego entra en acción. Tu rol es observar.

Sé consciente de la autodecepción

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Observa cada vez que dices algo y no lo cumples, en especial a ti mismo. Observa cuando te prometes cambiar algún hábito, ser más responsable, estudiar más, comer más saludable, hasta los compromisos más básicos como “voy a publicar todos los días en Steemit”. Observa cada vez que te incumples, cuando resquebrajas tu palabra. Ese mecanismo se llama autodecepción y ocurre cuando fracturas tu propia integridad. Aunque el trabajo de consciencia sobre tus juicios y tu ego es difícil, probablemente esta área sea la más dolorosa.
Pero recuerda, eres un observador. Tu rol es contemplar, y permitir que la misma consciencia haga su trabajo.

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Segunda técnica: estar sin hacer nada.

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“Quien trate de estar solo consigo mismo descubrirá cuán difícil es. Comenzará a sentirse molesto, inquieto, e incluso considerablemente angustiado. Se inclinará a racionalizar su deseo de no seguir adelante con esa práctica, pensando que no tiene ningún valor, que es tonta, que lleva demasiado tiempo, y así en adelante.”
Erich Fromm El arte de amar (1956)

La segunda práctica que te propongo es tan sencilla y simple que se vuelve aterradora.
Estar sin hacer nada. Pero de verdad, sin hacer nada. En ocasiones preguntamos a alguien “¿qué haces?” y nos responde “nada, viendo instagram”, “nada, pensando lo que voy a comprar más tarde”. Solemos confundir el hacer nada con procrastinación.

Hay quienes dicen “yo no puedo estar sin hacer nada, siempre tengo que estar haciendo algo”. De allí se deriva la dificultad de esta práctica. El sentarte un rato y simplemente ser, eso también se puede aprender.

Quedarse sentado, sin hablar, fumar, leer o beber, es imposible para la mayoría de la gente. Se ponen nerviosos e inquietos y deben hacer algo con la boca o con las manos.
Erich Fromm - El arte de amar (1956)

Como sé que es increíblemente difícil realizar esta práctica a diario, te voy a dar dos recomendaciones:

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- Comienza por tener más contacto con los ambientes naturales

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¿Sabes por qué nos embrujan los paisajes cuando los contemplamos? Porque es en esos momentos cuando nuestra mente tiende a silenciarse un poco y sentimos mayor conexión con nuestro origen. Así que, si no estás preparado para estar a solas contigo mismo sin tener que hacer algo compulsivamente, pasa más tiempo en parques y lugares naturales. Eso sí, deja el teléfono en casa.

Adquiere el hábito de meditación

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Existen cientos de técnicas para meditar. Meditación Vipassana, meditación trascendental, mindfulness, pranayama, visualizaciones, y tantas otras… Elige una y practícala todos los días. En este video que subí a mi cuenta de Instagram hace unas semanas explico cómo aprender a meditar en menos de un minuto.
Aunque no lo creas, la capacidad de estar sin hacer nada genera fortaleza de carácter, templanza y ecuanimidad.

Si te quedas quieto un rato, la oscuridad va desvaneciéndose.
Osho - Intimidad (2001)

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Tercera técnica: La deconstrucción de tus creencias.

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De las tres, esta es la que más recientemente he adoptado para mí, y la que menos he compartido, esta es la primera vez que hablo en público de ella, lo hago porque me ha acelerado mi crecimiento personal de manera agigantada.

Consiste en tomar una de tus creencias (filosóficas, políticas, religiosas, científicas, personales) la que más atesoras y comiences a hacerte preguntas sobre ella, ¿qué la sustenta?
El resultado es que efectivamente, hay “pruebas que la sustentan”, pero ahora es momento de repetir el proceso, aplicarás deconstrucción a cada fundamento que la respalda. Van a salir nuevas evidencias, vuelve a aplicar deconstrucción hasta llegar a un punto ciego en el cual se necesitará de cierta “fe ciega” para sustentarla.

Fuente "Esto no es una pipa" Autor: René Magritte

Te harás preguntas como:

1. ¿Desde cuándo comencé a creer esto?
2. ¿Cuándo fue la primera vez que llegué a esta conclusión?
3. ¿Fui yo el que llegó a esta conclusión o fueron otros?
4. ¿Cómo llegaron ellos a esa conclusión?
5. ¿Cómo fue que llegué a creer la conclusión de otra persona?
6. ¿Por qué no había dudado antes de esta creencia?
7. ¿Cómo llegué yo a esa conclusión?
8. ¿Cómo me siento mientras hago estas preguntas?
9. Por qué defiendo esta creencia?
10. ¿Cómo es que yo creo esto y otras personas no?
11. ¿Cómo podría estar equivocado?
12. ¿Puedo llegar a otra conclusión?

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Estas técnicas no son muy populares debido a la sencillez y a su vez dificultad que presentan. Pero si eres serio contigo mismo y con tu proceso de desarrollo personal; las tomarás en cuenta. Comienza con una a la vez, todas se van desarrollando y apoyando entre sí.

Si lo aplicas este 2018, te aseguro que para el 2019 estarás sorprendido por la transformación que experimentarás... Muchas gracias por leer.

Espero estas lecciones psicológicas sean de utilidad para tu vida.
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