Contravía

Tus palabras caen sobre mi espalda, como un saco, que parece que llevo cargando por una eternidad. Mientras las mías se vuelven un manojo de nudos, que se enredan en mi garganta si un aliento más, impidiéndome respirar con naturalidad.

Llevo cargando las tuyas y las mías. Y es hora de soltar alguna de las dos, porque ya no puedo mantenerme en pie.

Soy un alma sin rumbo esclavizado por tus palabras. No he visto el sol, en no se cuánto tiempo... Te lo llevaste.

Ya no escucho la música de la misma forma, se ha vuelto solo ruido. Cada melodía me atormenta hasta quebrarme.

El muro de mi fe, está en ruinas. Solo por una de tus caricias.

Cariño, hubieras tirado tu primer golpe desde un principio. Para empezar a repararlo desde el inicio.

Pero aún así, sigo firme, colocando ladrillo a ladrillo , trabajando para poder olvidar.

Ya no sé ni de qué manera pensar en ti, si como el ráyo de luz que algún día fuiste, o como la nube negra que se cruzó en mi mañana soleada. Tal vez ninguno de esos pensamientos es acertado o errado.

Lo único que sé es que no te importa en absoluto, lo que piense, ni lo que sienta. Andas en tu nuevo ritmo. Y a mí me tienes aquí cavando un agujero que parece que no importa cuánta profundidad tenga, nunca será suficiente. No es ni lo suficientemente profundo, ni lo suficientemente oscuro.

He llegado a pensar que tu intención es enterrarme y que no pueda salir de ahí.

Al final, a pesar de que estoy cavando bajo tus órdenes, es un agujero que estoy haciendo yo, y que solo lleva mi nombre.