Como hacer un columpio de vuelo, si se cae no respondemos

Cuando era niña, en la finca de mis abuelos había un columpio de vuelo. Siempre sentí miedo, nunca he sido una valerosa, así que mientras mis primas se elevaban, yo desde el potrero las miraba.

Le hablé a Waldo de este columpio y se entusiasmó como ninguno, dijo que construiría uno con los colores de Neptuno.

Buscaron un tronco profundo, que fuera grueso y testarudo, lo observaron con detenimiento para evitar romperlo con el peso, luego en consenso decidieron que era el correcto.

Zarigüeyo tejió cuerdas de colores, para colgarse sin presiones, solo debían sujetarlas, pero a él vértigo le daba. Macaco es arriesgado, es un simio hábil trepando, agarró las fibras coloridas y las amarró bien arriba.

Los tres miran admirados, el columpio de vuelo está terminado, ahora deben arriesgarse y con fuerza lanzarse. Tiene bellos colores que contrastan con el monte, si las aves no tuvieran alas, seguramente con uno así se abalanzaran.

Podían sentir el aire, escuchar de cerca el murmullo de los pájaros cantantes, corrían cada instante más de prisa, para lograr un mayor vuelo con risas. Esto era divertido algo que jamás habían vivido.

Don zarigüeyo se soltó de la cuerda y se cayó de cabeza, no se la agrieto completa, pero si le salió sangre espesa. Dolía mucho el golpe logrado, no sabía si seguir o irse llorando, así que se detuvo a mirar el cielo, como pidiendo un consejo.

Esto no opacó el momento, él se levantó del suelo, sacudió su suéter bello, porque siempre deben aprovecharse los buenos momentos.

La vida siempre traerá grandes alegrías, otras veces tristezas finitas, si tratas de buscar el lado bueno de cada momento siniestro, te aseguro que será más llevadero.