De vuelta a mi casa desde el trabajo, pienso:
"Los caminos se hacen rutinarios cuando la creatividad da paso a la comodidad y los niveles de exigencia se transforman en solo justificaciones para dejar pasar el tiempo"
Sé por experiencia propia que no existe peor amiga que la costumbre, ni enemiga más poderosa que la dependencia emocional.
He caído constantemente por el tobogán del desamor a consecuencia de las miles de formas que estas toman y aunque he logrado levantarme, los golpes han marcado con hondas huellas mis heridas, por tal razón la ternura que emana de ella ha sido como un oasis en medio del desierto.
A los primeros encuentros siguieron novedosas formas de conocernos, siempre al filo del peligro de ser descubiertos, toda una odisea que fue haciéndonos invisible y como fugitivos en plena guerra, los más insólitos lugares se transformaron en trincheras que nos guarecieron de las miradas indiscretas o de los beodos malolientes de chismes.

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Sin embargo, solo nuestras miradas osaron cruzar el umbral del contacto y los deseos.
Por meses viajamos como astronautas siderales descubriendo someramente los secretos que envolvían retazos de nuestros pasos, piedras rodantes con las cuales habíamos tropezado y caído, situaciones donde fuimos simples maniquíes, mimos de un teatro callejero donde las consecuencias de los actos no pudieron ser medidas.
Y mientras caminábamos por la ciudad, como dos extraños en una misma dirección, mis ojos se deleitaban con sus muslos que algunas veces la corta falda permitía admirar, ya que su movimiento rápido en antítesis con el mío, lento y calmado, le ganaban unos pasos.
Sin darnos cuenta o siendo cómplices, fuimos preparando la ruta de escape a los fantasmas que se habían residenciado espantando las esperanzas.
Las percepciones, en ocasiones minadas por los perjuicios que llegaban como visitantes inoportunos, terminaban transformándose en un puñado de deseos de trasponer las fronteras que separaban las ansias de sentir nuestros cuerpos desnudos.
-Me gusta ser tu amiga. ¿Podemos serlo siempre?

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La miré a los ojos, pude penetrar en el mundo oculto que existía en los confines de su retina y sentí que el cálido aliento de su alma me regalaba un espacio en ese asteroide alejado que le servía de refugio y donde escondía sus más preciados tesoros.
Tomándole la mano, sintiendo la suavidad de ellas, le respondí.
-También me gusta y ojalá nuestra amistad pueda superar todos los obstáculos de la vida.
Existía una mezcla de nostalgia y pasión en el aire frio de la tarde ese día.
Habíamos comenzado a acortar la ruta hacia un encuentro más íntimo, a navegar hacia el puerto donde nos guareceríamos de la tormenta y podríamos compartir el abrigo de nuestras pieles.
Y a medida que el instante fue acercándose, como artistas del escenario, el temor fue apoderándose de ambos.
Quedaba descubierto en los gestos, en la voz temblorosa a través del hilo telefónico en las escasas ocasiones que utilizamos ese medio para comunicarnos.
Parecíamos dos jovencitos planeando una travesura a escondidas de sus padres, que resultaría maravillosa.

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Capitulo 1
Capitulo 2

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