El amor que construimos - Parte 2 - Perspectiva de El - Relato

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Él había elegido el Internet como su método de escape a la realidad, toda su vida parecía haber sido sacada de una novela de las 2 de la tarde y batallaba diariamente con sus padres porque ambos al ser adictos al alcohol, se llenaban de resentimiento por todo lo que la “vida” les habían quitado. Su hermano mayor –adicto a la heroína- vivía desaparecido por semanas y sólo le decía “fuera de mi vista” cada vez que se veían; y él como si viviera en un mundo paralelo, luchaba para poder graduarse de la universidad, una carrera que era costosa debido a la cantidad de materiales que le pedían como lo era la arquitectura.

Su infancia no había sido fácil, de hecho podría decirse que tuvo que dejar sus juguetes a un lado como el balón de fútbol que le regalaron en su cumpleaños, sólo fue usado dos veces debido a los constantes escenarios de peleas y discordia en su casa por las tardes, al chico lo que menos le provocaba era salir a divertirse.

Los fines de semana era los días que más gritaba, por la tarde era por sus juegos de fútbol en la televisión y en las noches para reclamarle a sus padres el mal estado en que estaban, podría asegurar que llevó más de 100 veces al baño a su madre para que pudiera bañarse cuando ésta vomitaba. Ya exhausto de todo el proceso, se ponía de rodillas, juntaba las manos y pedía a Dios para que las cosas cambiaran, los años pasaban, los rezos se apagaban, la fe se perdía y la situación empeoró.

Luego de tantos años él juró jamás ser como ellos, no quería convertirse lo que él odiaba y por más que muchas veces su padre le recalcó que estaban cortados con la misma tijera él luchó contra sus demonios para no parecerse a ellos. Ya no era el chico de 13 años, ya era un hombre de 22 años, con ganas de vivir y salir del círculo vicioso donde caía una y otra vez, es allí donde encontró aquella página donde se compartían letras, donde alejaba su realidad y lo convertía en fantasía, donde podía escribir y desahogarse, ser escuchado y ser felicitado, en pocas palabras encontró el calmante para sus constante dolores.

— Es en este punto donde entra ella — Dijo con melancolía mientras se tomaba la taza de café, su cabello estaba revuelto, sus ojeras eran la viva muestra de sus desvelos. Estaba en pijama sentado en el sofá de la sala de su departamento tipo estudio que había adquirido hace seis meses desde su llegada al extranjero, contándole a su amigo el motivo por el cual no podía enamorarse, el porqué no había aceptado aquella cita doble que según su compañero de trabajo, ambas chicas tendrían que ser hijas de afrodita por su hermosura. — A ella la conocí en esa página y desde el momento en que compartí un par de palabras, mi mundo cambió. La llegué a querer tanto que cada día que pasaba más me aterraba pensar en que ella tendría que lidiar con todos mis demonios — Frunció el ceño sintiendo de repente el café bastante amargo ante su pregunta — ¿Qué si la culpa por la cual terminamos fue mía? — Esbozó una sonrisa de lado, más bien casi como una mueca llena de dolor y sufrimiento — Yo soy el culpable, porque a mi parecer, yo me convertí en mi demonio —

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Esta es la continuación de un par de relatos que hice hace un mes; el final pareció dejar un hueco en sus lectores y espero poder llenar con estas partes. Esperen la perspectiva de ella, así como otro par de partes para dar final a este relato sobre un amor imposible. Te recomiendo leer los primeros dos relatos Aquí y Aquí.

Agradezco siempre el apoyo.

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