El amor que construimos - Perspectiva de El - Relato

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Si la amaba, por supuesto que la amaba. Llevaba todo el vuelo pensando como se lo iba a decir, por supuesto, él nunca esperó que ella estuviera allí esperándolo, no se lo había pedido porque el dolor de verla y luego tener que alejarse hubiese sido gigante, era gigante.

Nunca creyó que iba a enamorarse así, cada vez que se alejaba pensaba que podría olvidarla fácilmente, que iluso era, su subconsciente detectaba esos momentos y le mandaba periodos de hasta un mes soñando con ella; ¿Saben lo que es un mes soñando todas las noches con la misma persona?; eso es alguien que no solo se te metió en la piel, si no en lo más profundo de los huesos. Intento todo “Un clavo saca a otro clavo”, alejarse y no hablarle, inclusive tratarla distante seco y hasta mal, pero nada funcionaba.

Ella era tan tierna y amorosa, no importaba nada de lo que él hiciera, si ella creía que él todavía la amaba ella siempre iba a estar allí, iba a seguir tratándolo con amor, así era ella, terca con ellos como nadie nunca lo había sido. Ella fue su ángel de la guarda, quiso siempre cuidarlo y alejarlo de todas aquellas cosas que estaban atormentando su vida.

Él quería irse, quería irse para dejar todos esos tormentos atrás y por fin darle todo el amor que ella se merecía, por dios la amaba con locura y sabía que ella se merecía el cielo y mucho más. Pero no contó con que sus problemas lo seguirán hasta cruzando la frontera, no contó con que el sueño de hadas que siempre creyó que tendría era más bien una pesadilla viviente.

Toda su vida había sido una pesadilla, esperaba siempre aquel momento donde todo se aclareciese y por fin le tocará a él un despacito de felicidad y buena fortuna; pero al parecer dios no tenía esos planes para el. No quería involucrarla,se moriría si algo le pasaba.

Estuvo todo el vuelo pensando que excusa decirle, pero sabía que cualquier cosa que le dijera solo haría que ella quisiese quedarse con el aún más, ayudándolo y apoyándolo. Así que tomó la mejor decisión, mas limpia y más dolorosa, mentirle.

Estuvo a punto de arrepentirse, ver esa pancarta tan linda -y suprimir la sonrisa-, ver que lloraba de felicidad -y suprimir las suyas mismas de tristeza-, tener que soportar las ganas de abrazarla tan fuerte para demostrarle que nunca la soltaría, y verle a los ojos cristalinos y decirle.

—Ya no te amo—

Ver sus ojos ahora llorar de tristeza, ver la pancarta caer y su cara de inexpresividad, hizo que a él también se le rompiera el corazón en mil pedacitos.