Para opinar un poco sobre la sexualidad y sus trastornos, es significativo establecer la diferencia entre sexo y sexualidad, entendiéndose como sexo el órgano sexual con el que nacemos y sexualidad la manera en que la persona se identifica o no, con su órgano sexual genético o en otras palabras, el género.

El comportamiento sexual es la conducta del ser humano donde establece un límite entre lo patológico o enfermizo y lo normal o aceptable dentro de la sociedad. Se han fraccionado en tres grandes grupos como son las parafilias, las disfunciones sexuales y los trastornos de identidad sexual. Esta forma de especificar nos ofrece una representación básica sobre las características de los trastornos sexuales y psicosexuales.

A continuación vamos a corregir cada uno de estos grandes grupos para entender mejor el medio de cada trastorno sexual, tomando en cuenta el reconocimiento, la aceptación y preocupación de cada conducta sea operativa o no, explicando sus pruebas más usuales.

Se definen por grandes y continuas fantasías sexuales, impulsos de aspecto sexual que mezcla objetos no humanos, donde hay sufrimiento o humillación propia o niños o personas que no toleran este tipo de conductas, y que por lo tanto se consideran no operativas, pues dañan la naturaleza del individuo y/o de las personas que se incumben con él. Para que una terminante conducta se constituya en parafilia, ha de ser la condición de actividad sexual casi exclusiva o altamente preferida por el sujeto. Sin embargo, la mayoría de los transgresores pueden excitarse y alcanzar satisfacción sexual en diferentes actividades. Segundo, existe una significativa razón social, ya que la exclusión de la violación, acoso e incesto, supone que sean calificados delitos de los que el individuo es responsable (a menos que exista un trastorno psicológico). Por el contrario, su inclusión conllevaría la "excusa" para los actos ofensivos de estos sujetos. Varias de ellas son las siguientes:

Es una conducta que se define por un alto nivel de excitación a través de la muestra de los genitales a una persona de forma abierta y periódica. En ocasiones el individuo se masturba al exponerse o al tener estas fantasías. Esta conducta es considerada no operativas ya que están fuera de los parámetros socioculturales. Según los estudios estas personas se aluden con este tipo de cortejo para poder tener una satisfacción, la mayoría que presentan esta conducta es su totalidad son tímidas, retraídas o dependientes, con un nivel de baja autoestima.

Se define por la excitación de una persona al observar personas desnudas o realizando algún tipo de actividad sexual, el peligro de ser descubierto ejerce como un potenciador de la excitación. Comienza en la adolescencia pudiendo ser pasajero o crónico. Esta práctica derivada del voyeurismo ha recibido el nombre de Dogging o cancaneo. Esta conducta es considerada no operativa ya que la sociedad considera una falta de respeto y robo a la privacidad. Mayormente comienza en la adolescencia, se aprecia la timidez y la falta de acercamiento hacia otras personas

Radica en la excitación erótica a través del frote del órgano genital con el cuerpo de otra persona sin su aprobación. Estas acciones se suelen realizar en lugares notorios como el metro, discotecas o el autobús. El frotteurismo va acompañado de masturbación ante el recuerdo. Afecta a hombres de entre 15-20 años. La aparición de esta conducta se asocia a la observación en otras personas y su posterior imitación, se considera no operativa cuando la otra persona se siente incómoda.

Es la persona que se excita observando y tocando los objetos inanimados como ropa interior femenina o zapatos. Suelen masturbarse mientras acarician la prenda en cuestión. Suelen ser hombres heterosexuales. Dentro de esta podemos definir el fetichismo transvestista que radica en colocarse ropa interior del sexo contrario cuando están solos o cuando ejecutan el acto con su pareja. Para algunos autores esta definición no es consistente con que la mayoría de los fetichistas informen de un fuerte interés desde su infancia hacia el objeto fetiche, a pesar de que los sujetos no suelan tener consciencia de dicho interés. Se considera una patología cuando empieza a dañar a su pareja ya que ese tipo de conducta no es aprobada por el que lo rodea.

También conocido como pedofilia. Se llama así al trastorno señalado por la excitación o placer sexual a través de fantasías y conductas que involucran la actividad sexual entre un adulto y un niño de 8-12 años. Las conductas sexuales van desde el mero exhibicionismo o masturbación delante del niño hasta los besos, caricias, contactos oro-genitales y en algunos casos la penetración anal o vaginal. Normalmente no implica violencia física. El adulto suele ganarse el afecto y la simpatía del niño a través de premios, juegos… Suele ser una persona cercana o conocida. Se aprecia que una tercera parte de los abusos sexuales en la infancia son de carácter incestuoso. En algunas sociedades este tipo de conducta es considerada como normal, pero en otras es una patología no operativa ya que la sociedad no lo aprueba.

Es la necesidad de castigar a otra persona para excitarse sexualmente. Involucra impulsos sexuales y conductas que implican actos reales con o sin el consentimiento de la víctima. La persona que practica el sadismo puede violar o no a la víctima, incluso masturbarse o penetrarla con objetos. Existe gran variedad de conductas sádicas: sujeción con ligaduras, golpes o latigazos, pisoteo del cuerpo. Esta conducta otorga atención especial por el peligro físico que conlleva: la hipoxifilia, que es la excitación sexual a través de la deprivación de oxígeno por medio de un nudo o una bolsa de plástico. La asfixia produce vértigo y mareos debido a la interrupción de la oxigenación arterial del cerebro y al aumento del dióxido de carbono. En ocasiones produce muerte. Esta conducta se vuelve patológica porque daña sin el consentimiento de la otra persona.

El masoquismo involucra la necesidad de ser humillado, atacado o maltratado para obtener placer sexual. Es una de las parafilias más claramente dañinas, ya que delimita la libertad de las personas. Es difícil encontrar una explicación etiológica. Se ha recurrido a procesos de condicionamiento. El primer modelo experimental de masoquismo es de Eroféieva: condicionó la respuesta alimenticia clásica a un estímulo eléctrico. En circunstancias especiales la estimulación aversiva puede convertirse en señal discriminativa de hechos agradables. Pedersen indica que las etnias más proclives a estas actividades son los anglosajones y judíos, lo cual puede suponer que este tipo de conductas son más frecuentes en aquellas culturas en las que se reprimen las manifestaciones de agresividad, lo que explicaría su menor prevalencia en los latinos.

El 🆂🅰🅳🅾🅼🅰🆂🅾🆀🆄🅸🆂🅼🅾, como trastorno y categoría clínica, no debe ser enredado con la idea de sadomasoquismo concerniente con cierto tipo de juegos sexuales basados en el mutuo acuerdo y que no limitan la capacidad de la persona para encontrar placer sexual en otras preferencias.

Otras parafilia son la 🆉🅾🅾🅵🅸🅻🅸🅰, que se refiere a las relaciones con animales. Es frecuente en zonas rurales y aisladas, la 🅲🅾🅿🆁🅾🅵🅸🅻🅸🅰 (heces), la 🅽🅴🅲🆁🅾🅵🅸🅻🅸🅰, que es con muertos pero es poco frecuente, o las llamadas telefónicas obscenas. Son pocos los sujetos que acuden a tratamiento por este tipo de problemas.

Es bien sabido que los trastornos sexuales afectan a un gran número de personas de ambos sexos y que hasta muy poco tiempo no se tenían en cuenta estas transformaciones si las afectadas eran del sexo femenino. Sin embargo los tiempos han ido cambiando, las mujeres han ido ganando el protagonismo que les corresponde en la sociedad y se han ido inquietando cada vez más por su sexualidad.

Hay demostraciones científicas que correlacionan trastornos sexuales y merma en la calidad de vida, con especial afectación de las relaciones personales y de la propia autoestima.

En los hombres se utilizan, desde hace unos años, por parte de sexólogos (médicos ó psicólogos) algunos test autoaplicados que aprueban, casi siempre, un diagnóstico fácil de numerosos trastornos sexuales. Sin embargo hay pocos estudios que hayan tratado de desenrollar un instrumento diagnóstico parecido en mujeres.