Los días han sido muy difíciles desde que no estás; noches frías y crepúsculos vacíos, hablo desde esta parte humana y de lo frágil que es: piel y corazón. Pero dentro de mí se acrecienta un sentimiento que no verá la hora de morir, jamás, porque te siento viva aquí en mi pecho y aquí en mi alma; tus letras me lo confirman. La distancia nos separa, pero no nuestro amor, él es la razón para no decaer, nos alienta y nos invita a seguir en pie. Mi alegría por saber de ti se manifiesta sin poder controlarme, me haces muy feliz.

Entre tus letras yace el latir de ese corazón que me ama y el cual amo. Has renovado mis fuerzas y mitigado mi temor, el temor de perderte por la ausencia que represento.

Tú eres mi reina, mi princesa, mi vida y mi amor. Desde el día en que conocí el mundo cobró sentido y razón de ser, y hoy me doy cuenta del valor que representas en mi diario existir.

Con el transcurrí de estos meses me hecho amigo de la imaginación: Te imagino correr a mis brazos, te imagino en ellos y besándonos, te imagino molesta por alguna tontería que hubiera hecho, Te imagino riendo cargada entre mis brazos, te imagino haciéndote feliz como tú a mí. Pero ya no deseo la compañía de la imaginación, deseo la tuya palpable y real.

Aquel beso que nos despidió se selló en mis labios y en mi alma, aun lo recuerdo. Mis lágrimas brotan al escribirte cada frase de estas líneas, con cada evocación a tu ser y con cada añoranza. Por ahora debo conformarme con tu recuerdo y con aquellos destellos de felicidad que creía durarían eternamente y aunque el destino nos lo arrebató no permitamos que logre destruir el futuro-presente de nuestro encuentro.

Amor, el tiempo puede decir lo que quiera en nuestra contra, enmudece sus palabras, hazlo cada día avivando la esperanza de nuestros sentimientos, porque una eternidad junto a ti puede significar: una vida, un año, un día o un simple segundo.

Venzamos al dolor, este dolor que provoca nuestra distancia y hagamos de este anhelo una realidad.

Amor, solo soy soplo de olvido, un cuerpo vacío y un ser inanimado carente de razón si tú no estás.

A muchos de mis compañeros les he hablado de este amor y de cómo no tiene nada que envidiarle al amor que profesan los dioses. Y desde ese día, son mis hermanos, me cuidan como a ningún otro, y dicen estar dispuesto de entregar sus vidas por la mía, porque un amor como el nuestro no se encuentra ni en diez mil resurrecciones. También estoy agradecido por este hecho, de alguna manera el amor nos protege y estoy más que seguro que será él quien nos vuelva a encontrar.

Ya no hablaré de los días que llevo sintiendo tu ausencia, sino de los días que ahora son menos para nuestra unión.

Amor, me despido diciendo: Mis besos, mi corazón y mi alma son tuyos por la perpetuidad.

Atentamente,

Tu amor,

Lector:
Agradecido por tu tiempo invertido al leerme.
Te deseo un feliz día.

Un fuerte abrazo
desde Venezuela.