Al desierto de tu ausencia fui arrastrado por la falta de tu cariño.
El temor me rodea, me abraza. El temor de ser relato inconcluso o soplo de historia desvanecida entre los lienzos del destino. La verdad es que me rehúso a perderte.

Los días se me hacen eternos, sufro por el abandono de tus besos, por el letargo de nuestro encuentro.

Cada mañana antes del amanecer, le hablo al viento, converso con la vida; le ruego que haga llegar a ti las palabras de amor que le expreso. Porque el amor es la esencia misma de la vida, de la existencia. Y tú, tú mi amor, me has dado vida.

Sueño conque este sufrimiento sea efímero, y nos alcanzara el instante donde nuestras almas sean una de nuevo, donde el tiempo caduque su paso y seamos perpetuos en el universo. Sueño como niño, porque tu amor, nuestro amor, me hace soñar con lo que los humanos llaman: imposible.

Por ciertas noches, cuando ya creo perderlo todo, cuando siento que la muerte toca a la puerta de mi vida, tú intercedes y me impides abrirle; me abrazas y me cobijas en tu regazo.

¿Cómo podría dejarte, amor? Si la esperanza de mi existir recae en tus manos, si quien le entrega ilusión a este maldito mundo eres tú.

En ti encontré todo, no me hace falta nada. Por el momento sí, me hacen falta tus besos, el calor de tu cuerpo, el sonido de tu risa, la fragancia de tu piel, la pasión de tu alma. Me haces falta, amor. Me haces falta como el sol le hace falta a la flor en pleno invierno, me haces falta como la lluvia al desierto y como le hace falta al espíritu la bondad, la lealtad, la paz y el amor a muchos hombres ¡Por Dios, cuanta falta me haces!

No desmayes amor, porque tú eres mi fuerza, mis ganas de vivir yace incrustada en la piel de tu corazón. Sin ti, no hay razón para continuar, porque tú le das sentido a esta absurda guerra, avivas el coraje que existe en mí, para seguir en pie.

Miro al pasado y hoy en día no me reconozco, no soy ni un porciento de lo que era, porque tu cambiaste todo mi mundo, en ti volví a nacer. Observo a muchas personas y me compadezco de ellas, pues veo en sus ojos el vacío que un día habitó en mí. La gratitud con la vida por conocerte siempre estará marcada y sellada en mi espíritu, porque en ti lo encontré todo.

Amor, me despido diciendo: No desmayes, no decaigas, no desistas. Qué el recuerdo que tienes de mí, como el tuyo a mí, te dé el valor de continuar en pie.

Termino con la esperanza de volverte a ver, de sentir como el futuro se unirá con nuestro presente y será uno con nosotros. Espero que cada letra escrita en esta carta te envuelva en cada frase y puedas sentir como late mi corazón a través de está.

Me despido por el momento con el anhelo de saber de ti, de que puedas responder a estos sentimientos escritos en cada palabra que ocupa este papel, me despido sabiendo de que pronto tendré noticias de ti, tu amor:

Nox.

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