Los Nevados

¿Qué es ruralita?

En mi país, como parte de la carrera de medicina, se nos asigna por un período de tres meses a un área rural donde prestamos servicio comunitario, aprendemos sobre epidemiología, salud pública y además se nos permite tratar pacientes, a esta rotación llamamos Ruralita.

Por algún tiempo había tenido la idea de escoger un pequeño pueblo llamado Los Nevados, localizado entre las montañas del parque nacional Sierra Nevada en Mérida, Venezuela. Estaba muy entusiasmado con la idea de estar lejos de la ciudad, en algún lugar donde pudiera leer, escribir y experimentar algo diferente. Lamentablemente mi estadía allá fue reducida a solo unos días pero eso es otra historia.

Solo existen dos caminos para llegar a Los Nevados, la primera y más fácil, es tomar un Jeep en una plaza llamada Las Heroínas que puede llevarte hasta el pueblo en 4 horas aproximadamente. La segunda opción es ir caminando desde la cuarta estación del sistema teleférico Mukumbarí llamada Loma Redonda, el recorrido tiene una duración de unas 4 horas a un ritmo constante, también se puede alquilar un burro si no se desea caminar todo el trayecto. Por supuesto escogí la segunda opción.

Comencemos la aventura...

No había ido a los Nevados anteriormente por lo que no conocía la ruta, pero eso no iba a detenerme. Me fui a la estación del teleférico con toda la intención de hacer el recorrido hasta el pueblo por mi cuenta. Eran las 5:00 am y tenía todo preparado para salir aunque estaba algo preocupado por el peso de mi equipaje pero luego pensé: ¿Qué carajo? voy a llegar hasta allá así me tome 10 horas y no 4. Afortunadamente conocí una agradable profesora del pueblo y a su mamá, quienes se ofrecieron a acompañarme y ser mis guías durante el recorrido, un gesto por el cual estoy muy agradecido.

Me tomó mas de 3 horas a pie y una hora más montando un burro para llegar hasta allá. Apenas dos horas después de mi llegada debía comenzar a trabajar y ver pacientes. Estaba exhausto y tenía mucho dolor en ambas rodillas por el peso que traía conmigo durante el camino. El pueblo solo tiene dos calles, la población estimada para el año 2016 fue de 903 habitantes. Estaba sorprendido al ver que el ambulatorio no era tan pequeño como había pensado. El principal problema era la falta de personal ya que pocas personas aceptan trabajar allá por el difícil acceso al pueblo.

Para el segundo día pensé que el dolor en mis rodillas iba a disminuir pero solo había empeorado. El frío no fue un problema durante la noche aunque estaba preparado para temperaturas muy bajas. Estaba muy emocionado por finalmente estar allá. La doctora que trabajaba anteriormente en el ambulatorio había terminado su período rural hacía apenas unos días, por lo que estaba por mi cuenta. Sabía que contaba con mis conocimientos que durante toda la carrera había adquirido pero era la primera vez que tenía tal responsabilidad a mi cargo.

La personas del pueblo fueron muy amables todo el tiempo. Conocí a una señora que vive justo al lado del ambulatorio, ella se ofreció desde ese día a calentar mi comida cada vez que quisiera ya que en la residencia médica no contaba con gas para la cocina ni microondas. Disfruté una taza de café que ella amablemente me ofreció al igual que unas papas a la hora del almuerzo para acompañar mi comida. Fui a su casa casi todos los días para escuchar sus historias. Un día me ofreció un postre tradicional del pueblo, estaba hecho con maíz, leche, panela y una fruta parecida a la calabaza llamada Churi y realmente tenía muy buen sabor.

Aunque solo fui por un corto período de tiempo disfruté mucho mi estadía. Conocí a la mayor cantidad de personas posible y escuché siempre con detenimiento todo lo que ellos querían decirme y así aprender de ellos. Fue una gran experiencia, no solo por la oportunidad de trabajar como médico sino también para crecer como persona.