Jordan Peele escribió, dirigió y produjo Get Out, una cinta de terror que en 2.017 le valió nominaciones al Oscar en las categorías de Mejor Director, Mejor Película y Mejor guión original, en la cual obtuvo la estatuilla dorada. La cinta mostró algo diferente a los clichés del género y con una historia bastante particular se convirtió en un éxito de taquilla y ante la crítica. A mí me gustó bastante esa cinta y por ello, cuando me enteré de la aparición de una nueva película escrita, dirigida y producida por Peele, no dudé un segundo en verla.

Us cuenta la historia de Adelaide Wilson (Lupita Nyong'o), una mujer afroamericana que se va de vacaciones al hogar de su infancia en la costa norteamericana, junto a su familia: esposo, una hija y un hijo. Sin embargo, no está tranquila allí. Muchos menos cuando su esposo Gabe decide que vayan a la playa de Santa Cruz a compartir con unos amigos. Y es que esa ciudad y sobre todo la playa, constituyen el escenario de una traumática experiencia que vivió durante su niñez, de la cual empieza a encontrar señales. En el cuarto de espejos de una atracción de feria en los años ochenta, Adelaide se encontró con su doppelgänger. ¿Pudo tratarse de un simple reflejo en el cristal? No, porque cuando enfrentaba al espejo, su doble le daba la espalda; y al volverse ésta, su expresión era diferente. Estos juegos de espejos y reflejos, un cliché del género, me recordó varias cintas, pero sobre todo, una escena en la novela Afterdark de Haruki Murakami.

Esa noche, al volver a casa después de pasar el día en la playa, el servicio eléctrico se interrumpe (otro cliché) y entonces los Wilson descubren cuatro figuras tomadas de la mano que los observan de pie frente a su casa. Tras momentos de creciente tensión, los intrusos irrumpen en la vivienda y vemos, espantados igual que los Wilson, que se trata de ellos mismos. Bueno, no exactamente de ellos mismos. Como la Adelaide intrusa explica, son sus sombras. Unas sombras corpóreas que han vivido en túneles subterráneos, condenados a repetir las acciones de sus originales sobre la superficie, compartiendo sus almas, pero no sus cuerpos. La construcción de estas sombras fue bastante cuidada: la fisonomía es igual, pero la expresión en el rostro, el comportamiento, incluso la voz es diferente. De estos "rojos" (referidos así, debido al color de sus trajes) sólo Adelaide es capaz de hablar, aunque lo hace con una voz ronca, pausada, como si le costase hacerlo o su cuerpo no estuviera diseñado para ello. Los demás sólo emiten sonidos guturales y agresivos, como animales.

Conforme avanza la cinta, nos enteramos de que los doppelgängers de los Wilson no son los únicos. Todos los ciudadanos del país han comenzado a ser perseguidos por sus dobles rojos. ¿Cómo surgieron estas sombras?¿qué quieren hacer? ¿qué es lo que buscan? y sobre todo ¿por qué? son preguntas que la película va respondiendo, poco a poco, en una serie de enfrentamientos llenos de miedo, tensión, violencia y sangre. La violencia general en el país recuerda a The purge, entre tantas otras; y la explicación "científica" evoca la cinta anterior de Peele, Get Out, en donde no había elementos sobrenaturales. Sin embargo, lo que le da mayor dimensión a este film, no está en la superficie, sino precisa y propiciamente en el fondo. Si al ver la cinta, sólo descubres una cacería humana, te estás perdiendo de lo más importante.

Us significa Nosotros, una clara referencia al tema de los doppelgänger y una invitación a reflexionar filosóficamene sobre cómo el peor enemigo del hombre es sí mismo, su lado más oscuro. Pero también Us encierra U.S., las siglas de United States, un país que actualmente vive el resurgir de una creciente oleada de violencia, xenofobia, racismo y condena de la desigualdad. Los pobres, los inmigrantes, los marginados, todos los que han vivido en las sombras por culpa de un sistema que no les brinda las oportunidades que tienen los poderosos, pueden decir, igual que la doble de Adelaide, con una macabra sonrisa en los labios: "We're americans". Se trata entonces de una película de terror que va más allá de los sustos y las escenas espeluznantes; es una ficción que pretende remover los cimientos de una nación, de una sociedad y exponerlos ante su propio rostro, el reflejo de su lado más oscuro.

Al igual que en su predecesora, Jordan Peele consigue en esta película un guión, una producción y una dirección impecables. El soundtrack original es capaz de erizar la piel con un coro de terroríficas voces y la película muestra una gran cantidad de referencias a los años ochenta: Jaws, Hands for America, los trajes rojos de los dobles y los guantes en sus manos, inspirados en Thriller de Michael Jackson, entre muchas otras. Pero para mí, lo más destacado de la cinta es la actuación de Lupita Nyong'o, quien interpreta a una traumada, asustada, fuerte y decidida Adelaide y a su doble aterrador, vengativo y violento.

Es una de las mejores actuaciones que he visto dentro del género y si Daniel Kaluuya obtuvo una nominación al Oscar como Mejor actor principal por su papel en Get Out, este año la academia debería reconocer también el trabajo perfecto que Nyong'o consiguió en esta cinta y darle la oportunidad de que obtenga su segundo Oscar, tras el conseguido por su papel como actriz de reparto en 12 years a slave. Para los fanáticos del terror que quieran ver algo distinto, les recomiendo esta cinta de 7/10 puntos en mi escala. Ahora bien, puede que eso que la diferencia de otros films del género no caiga en la gracia de los fanáticos del terror más básico, pero si prestan atención a los detalles, a lo que se esconde por debajo de la trama, descubrirán una experiencia tan perturbadora e inquietante como sus escenas más espeluznantes.