Mario Benedetti y la relatividad del tiempo en el amor.

in #spanish5 years ago

Uno de los escritores suramericanos más difundidos

El nombre de Mario Benedetii es ampliamente conocido y con seguridad lo habrán oído alguna vez. Probablemente sepan que escribió poemas y alguna que otra novela, pero el escritor uruguayo hizo mucho más que eso: fue poeta, dramaturgo, novelista y periodista; escribió poemas, canciones, cuentos, novelas, ensayos, artículos, mezcló estilos y empleó rasgos de un género en otro; con más de ochenta libros y traducciones a múltiples idiomas, su obra es una de las más difundidas y conocidas en el mundo entero, especialmente en américa latina. Algunos de sus libros célebres son la novela La tregua, el poemario El amor, las mujeres y la vida o los cuentos de Buzón de tiempo, todos ellos de gran valor literario; pero en toda su obra está presente también el Benedetti filósofo, ese que con palabras sencillas puede plantear inquietudes o enunciar postulados cargados de profunda sabiduría. Y es éste Benedetti el que queremos evocar hoy, a través de dos frases relacionadas entre sí y que hablan de la relatividad del tiempo a la hora de amar. La primera dice así:

"Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo".

La relatividad del tiempo y de las cosas ha sido un concepto estudiado por la ciencia a lo largo de muchos años, pero Mario Benedetti mide la relatividad del espacio temporal a través de lo que mejor conoce: el amor. Creador de escenas y personajes inolvidables, el escritor uruguayo plasma en apenas una línea y con palabras muy sencillas (siempre he considerado a Benedetti el equivalente literario a lo que es Franco de Vita en la música, porque emplean palabras al alcance de todos) la forma en que, para enamorarse basta sólo un instante. Un encuentro casual en el metro o en una cafetería, entre dos extraños, puede ocasionar un segundo encuentro y de allí puede surgir una linda historia de amor; pero si las circunstancias que rodean a los participantes les impiden prolongar el cruce por más de un instante, quedarán grabados en la memoria del otro como la bonita historia que pudo haber sido. Ejemplo:

Un chico sube al metro y ve a una chica cerca de él. Se miran. Sonríen. El chico duda, pero atraído por los ojos de la joven, se acerca. Le hace un comentario. Ella contesta sonriendo y agrega algo. Han hecho conexión. Pero, de pronto, la chica debe bajar. El chico debe ir a su trabajo. Las puertas del vagón se abren. No se han dicho sus nombres ni intercambiado números de teléfono porque, aunque parece obvio ahora, no se les ocurrió en el primer instante. Pero ya no hay tiempo. La chica alcanza a decir su nombre un segundo antes de que se cerrasen las puertas del metro, pero él no ha oído bien. ¿Adriana?¿Mariana?¿Fabiana?¿o acaso Ariadna, como la del hilo? tal vez escuchó mal y el nombre realmente sea otro muy diferente. Pero ¿de qué serviría ahora? entonces comienza a preguntarse y ¿si me hubiera acercado antes? ¿y si le hubiera pedido su número de teléfono? y esas preguntas lo invadirán durante noches, días enteros, sumando un tiempo mayor al breve encuentro. Y así puede recordar uno, dos, o cinco años más tarde, la tarde aquella en que aquella chica que le sonrió en el metro, se esfumó para siempre. Pero Benedetti, como el maestro de la simplicidad que es, expresa lo que a mí me tomó un párrafo entero en apenas diez palabras:

"Es casi ley, los amores eternos, son lo más breves"

El tiempo nuevamente actuando a favor de los amantes. ¿A favor? sí. En una relación larga, la pareja tiene la oportunidad de vivir una gran cantidad de momentos, buenos y malos: alegrías, citas, discusiones, injusticias, problemas, sueños, proyectos; y conforme va pasando el tiempo se pueden ir presentando nuevas circunstancias: una vida en común, un nuevo trabajo o la pérdida de los mismos, etc. Además de esto, el paso del tiempo y la experiencia en la vida pueden ocasionar que las personas cambien y uno puede pensar ¿cómo seguir amando a la persona si ya no es la misma? de aquí pueden surgir mil y un dudas que sumados quizás a roces, a pequeñeces, acaben por deteriorar inevitablemente la relación.
En cambio, la pareja que comparte una noche mágica y a la mañana siguiente se da un beso y no vuelve a verse, no sufre el desgaste del tiempo. Por supuesto que se pierde de muchas cosas increíbles, pero la imagen del amado queda, como una fotografía, incorrompible, fija, inmortalizando en el recuerdo una inexistente perfección que nunca fue realmente puesta a prueba. Entonces ¿cómo no amar a ese ser que siempre luce perfecto en la memoria? allí nace ese amor eterno, surgido de un instante.

No estoy diciendo que estos breves amores eternos sean mejores. No. Sólo se trata del ejercicio analítico, personal, de las frases del poeta uruguayo. Pero aquellos que tienen, mantienen o quieren tener una relación larga, estable y duradera, no tienen nada de qué preocuparse. Quizás, de la misma manera en que se eternizan los amores breves, una larga relación, llevada con amor, con respeto y con compromiso, pueda parecer, al volver la vista atrás, apenas un instante. Un hermoso, mágico y memorable instante. Después de todo, según Benedetti, tanto el tiempo como el amor, son relativos.

Reseñado por @cristiancaicedo


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