Woody Allen es uno de mis directores de cine favorito, más por fidelidad que por sorpresa. Reconozco que lo vanguardista, irreverente y osado que pudo haber sido en sus inicios y ese empuje rebelde de la juventud ha quedado atrás. Ahora, a sus ochenta y cuatro de edad, busca seguir haciendo películas como lo sabe hacer; es decir, a su estilo, que puede resultar único entre sus colegas, pero repetido dentro de su propia filmografía.

Póster Oficial

A rainy day in New York, estrenada el año pasado, es una comedia romántica (una más en el palmarés de Allen) que transcurre en la Alleniana ciudad de Nueva York y cuenta la historia de Gatsby Welles (nótese la particularidad del nombre), interpretado por el talentoso Timothée Chalamet y Ashleigh (Elle Fanning), una joven pareja universitaria de enamorados que, viviendo en las afueras de la ciudad, se dispone a pasar un fin de semana en la capital del mundo para que Ashleigh pueda cumplir con la honrosa asignación de entrevistar al reconocido y excéntrico cineasta Roland Pollard, interpretado por Liev Schreiber. Gatsby proviene de una familia adinerada pero algo fragmentada y Ashleigh es la típica rubia nacida en una ciudad pequeña, así que la idea de entrevistar a Pollard y pasar el resto del fin de semana visitando los lugares a los que Gatsby, un hombre enamorado de la gran manzana, quiere llevar a su sosegada novia, parece maravillosa.

Elle Fanning

Pero Pollard está atravesando una especie de crisis creativa y la rubia representa para él un soplo de brisa fresca dentro de su mundo repleto de artificialidad; así que la entrevista se extiende más de lo pensado y tras una breve visita a su hermano, Gatsby comienza a vagar por las calles de Nueva York hasta reencontrarse, sin buscarlo, con un personaje secundario de su pasado, la hermanita menor de una ex compañera de clases, Chan (Selena Gómez) que ahora ha dejado de ser el patito feo de su infancia y se ha convertido en una hermosa joven que actúa en el proyecto audiovisual de un amigo en común.

Gatsby y Chan

Con Ashleigh ocupada con Pollard y la insistente presencia de Chan, a quien se sigue encontrando de manera fortuita, Gatsby comienza a revaluar no sólo su relación amorosa, sino también su vida y su futuro. Se trata pues, de una trama sencilla en la que los enredos no tardan en aparecer, dejando la mayor carga cómica a las peripecias de Fanning y la mayor carga romántica a los fortuitos encuentros entre Gatsby y Chan. El guión está cargado de chistes mordaces contra el status quo, sarcasmos empleados como burla o como coqueteo, bromas culturales y generacionales, pero también con la acostumbrada carga filosófica de todos los proyectos del director. Es por ello que, para quienes conocen la obra de Allen, se genera la sensación de estar viendo algo familiar, aunque estén observando la película por primer vez.

Allen, Fanning y Law

Una de las cosas que destaca en la cinta es que, aunque cuenta con actores y actrices experimentados como Jude Law, Diego Luna, Liev Schreiber y Rebecca Hall, la terna protagonista queda a cargo de actores y actrices muy jóvenes y muy talentosos (Chalamet, Fanning y Gómez) que están a la altura del desafío, encarnando personajes encantadores, cada uno a su manera. Otra cosa positiva es que la cinta tiene un aura muy romántica. Las caminatas por las calles de Nueva York, los bancos de Central Park, los besos bajo la lluvia, todo es muy de manual, sí, pero funciona y deja un regusto a romance flotando en el aire cuando termina la última escena.

Selena Gómez como Chan

Se trata entonces de un paseo por los escenarios conocidos del autor: Nueva York, el Jazz, el amor, la fidelidad, las relaciones humanas, la muerte, la relación entre padres e hijos, la filosofía, extensiones de la propia personalidad de Allen quien, si bien ha dejado de actuar en sus películas, sigue reflejándose en sus personajes (en este caso en más de uno) y elementos mágicos como la mano del destino que parece querer guiar la vida de los protagonistas. En lo personal, la película me recordó muchísimo a una de mis favoritas de Woody Allen, Midnight in Paris y parece una copia rejuvenecida de aquella en algunos aspectos principales; de allí que sólo le otorgue una puntuación de 6/10. Sin embargo, aunque no deslumbre de originalidad, A rainy day in New York es una buena forma para que las nuevas generaciones se acerquen a la obra del cineasta o para que el público en general disfrute de una película amena, sencilla y romántica.

Reseñado por @cristiancaicedo

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