La Sombra
Buenas amigos!
Muchas gracias por pasearse por aquí!.
Hoy les presento una nueva historia de genero fantastico, nacida hace muy poco y que consta de 7 partes que iré publicando poco a poco durante este mes.
Espero sea de tu agrado, querido lector, y como siempre, te invito a pasarte por aquí, y aquí, para que le des un vistazo a las otras historias que he estado publicando.
Comenta si te ha gustado y espero que disfrutes de la lectura.
Nos vemos!.
El sonido de los cascos de los caballos, el tintineo de las armaduras y las voces de los hombres que charlaban durante la marcha se alejaba más y más, pero el miedo que atenazaba los pequeños corazones ocultos entre las ropas de un hombre escondido entre los arbustos no paraban de latir, frenéticos, aterrorizados.
Estaban todos juntos y envueltos en una tela gastada y algo desteñida, rodeados de un hilo de extraña elaboración que los apretujaba, dándole el aspecto de un pequeño saco tejido de color negro, sucio y descuidado.
Al cabo de unos minutos que parecieron interminables, en el camino de tierra encharcado por la incesante lluvia quedo solamente el sonido de las gotas de lluvia al golpear los pozos y pequeños charcos. Las ranas, que parecieron enmudecer ante el desfile de las tropas de la inquisición, comenzaron nuevamente su molesto croar, y los grillos y aves retomaron su ruidoso parloteo. Aún así, hizo falta unos cuantos segundos más para que el latir frenético del contenido de la siniestra bolsa comenzara a disminuir, hasta quedar inerte, dormidos.
Y entonces, el brujo salió de su escondite.
Era un hombre bajo, con la cabeza anormalmente grande para su pequeño cuerpo que en suma, harían un total de 68 cm de altura. Los pequeños brazos permanecían ocultos en los harapos que le servían de túnica, abultada en su espalda como si de una joroba se tratase. Llevaba un sombrero de ala ancha terminado en pico, muy grande, que hacía de paraguas en aquella tarde gris y húmeda bajo las enormes gotas que empapaban el sendero y los matorrales.
Con la seguridad que proveía la calma del saco, salió hacia el sendero embarrado maldiciendo a la inquisición y al rey mientras renqueaba, apoyado en una rama cortada y curva en su punta a modo de cayado. Si los muy idiotas comprendieran aunque fuese un poco… ¿Quién es ese dios que profesan? ¡Paganos nos llaman! ¡Herejes! Hipócritas es lo que son, pensaba el brujo.
Los corazones en su saco comenzaron a latir a un ritmo lento y constante. Miró hacia el final del camino, ahí donde una curva se perdía entre la maleza crecida y, con decisión, se internó nuevamente entre los matojos.
Él sabía quién vendría en aquella dirección, pero toda precaución era poca. Su maestro solía decir que “La confianza, incluso en uno mismo, ablanda el miedo hasta volverlo inútil. Este es el mayor peligro para un brujo, puesto que nos volvemos ciegos ante las verdaderas amenazas” «Era un zopenco» pensó mientras recordaba «Pero la razón le respaldaba»
La lluvia cesó de pronto, como si hubiesen cortado el suministro de agua de una fuente. Unos graznidos se escucharon a lo lejos, muy por encima de su posición. «Ya está aquí» pensó «Nunca llegan tarde a un encuentro»
Espiando entre las hojas, divisó por el camino a un hombre alto, aunque para él, todos los hombres eran altos. Vestía unos guantes de cuero bajo una especie de cubre todo de manga larga y cuello alto completamente negro, abierto por la parte frontal hasta los tobillos, que dejaba entrever unas botas de cuero hasta las espinillas, pantalones de algún material parecido algo ajustados y una correa con broches de plata en su cintura. Su pecho estaba cubierto de vendajes de igual color, extendiéndose hasta su cuello. Llevaba una máscara ovalada de ébano, tallada como una cabeza de cuervo que cubría todo su rostro y parte de su cabeza mientras un cabello recogido en una trenza bajaba hasta la mitad de su espalda. Por el borde de la máscara, asomaban las puntas de unas orejas filosas. Sobresalía a la altura de la cintura una empuñadura gastada y grisácea, colocada de forma horizontal en la parte trasera del extraño ropaje. El resto del arma estaba oculto en una especie de bolsillo especial, de forma que sólo el mango asomaba fuera, al alcance de la mano del misterioso personaje.
Por las venas del "hombre", pensaba el brujo, debía correr algo de la sangre de alguna de las antiguas razas, pero aunque aquel sujeto era conocido y temido en los cuatro rincones del mundo, nadie vivo conocía sus orígenes sanguíneos, y no era prudente indagar en aquellos misterios. Incluso para él, aquellos secretos debían permanecer ocultos.
-Sé que estás ahí, duende- dijo el sujeto con una voz calmada y solemne.
-Tú siempre sabes dónde está la carne viva- respondió el brujo con la voz chillona, mientras salía de su escondite para encarar al sujeto.
El hombre se encogió de hombros.
-Gajes del oficio-
-Nah. Eso no lo aprendiste durante el entrenamiento ni la experiencia- El brujo le señaló con su cayado.
-Si, pero no vine a hablar del… pasado- le cortó.
-Naturalmente- replicó el brujo.
¿Qué extraños pensamientos pasarían por la mente de aquel sujeto… o lo que fuese? Lo llamaban "La Sombra", y se había labrado una reputación bastante siniestra a lo largo e los años que lo demonizaba. La inquisición había enviado en algún momento de su pasado a los cazadores inmaculados para asesinarle, de los cuales volvió solamente uno por cada equipo de búsqueda. Aquellos que lograron volver cambiaban para siempre, tornándose asustadizos, silenciosos y hoscos. Solo uno se atrevió a hablar abiertamente de la experiencia en la cacería, y lo que decía parecía sacado de alguna historia de terror, hasta que la inquisición lo encerró en el asilo, y nadie volvió a escuchar sus historias.
-Sé lo que quieres, brujo- dijo la sombra luego de algunos minutos en silencio, con aquella voz calma y serena que lograba poner los pelos de punta.
Los corazones de la bolsa comenzaron a latir un poco más fuerte.
«No debo excederme» se recordó a si mismo el pequeño brujo «he perdido el sentido del miedo, pero mientras tenga este saco, sabré cuales son los límites del peligro»
-No quiero faltarte el respeto, obviamente, pero sabes de sobra que ahí a donde te diriges no puedes pasar a no ser con la llave… o por la sangre… y esa última opción…-
-No procuro la extinción de los tuyos.... tal vez media docena de guardias o menos. Y solo porque sabes que lo tienen merecido. No soy la inquisición- respondió la sombra.
-Y sin embargo, se dice que tu ultimo encargo viene directamente del devoto Rey de… ¿Cómo es que dice?-
-Rey de reyes, dueño legítimo del mundo conocido, por la voluntad del creador-
-Pffffff…. ¡Jaja!- se burló el brujo –A ver qué piensan los señores elementales de eso! tamaña idiotez-
-Lo que piensen los elementales me tiene sin cuidado-
-Ahh… no mienta, ¡no mienta! querido señor de las sombras-
-¿Vamos al grano?- respondió la sombra.
Por su tono de voz era casi imposible saber el humor del hombre, pero en el saco, los corazones se relajaron un poco. «Es buena señal» pensó el brujo.
-Como sabrás- dijo mientras cambiaba el peso de una pierna a la otra y se apoyaba en el callado -lo que hay en la torre de marfil guarda el mayor tesoro que podría desear un alquimista… o al menos, el ingrediente indispensable para alcanzar el…-
-No me importa lo que quieras conseguir de “el”, te entregaré su cadáver, ya que para lo que me propongo, es inútil-
-Ahí está el detalle… Lo necesito con vida-
La sombra ladeó la cabeza un poco. El brujo podía jurar que bajo aquella mascara, las cejas de aquel sujeto debían estar muy juntas.
-Bien. ¿Qué hay de la llave?- preguntó.
-Ese es el final del detalle… verás, sin mí, no llegarías ni a la mitad de tu trayecto, con o sin llave.-
-Eso no es cierto, y lo sabes- La sombra se cruzó de brazos.
-Si, bueno... tal vez exageré un poco- reconoció el brujo, mientras masajeaba un poco sus rodillas y volvió a cambiar el peso del cuerpo hacia otra pierna. -Pero sabes de sobra que podría facilitarte el trabajo en gran manera-
-Si, estas en lo cierto-
-Pues bien, te ofrezco este trato: llévame hasta la torre y entrégame vivo a su custodio-
La sombra se cruzó de brazos.
-¿El precio por tu ayuda es servirte de guardaespaldas y conseguirte un jugoso espécimen?-
-Bueno. Diciéndolo así suena tan simple que…-
-Olvídalo. Me retrasarías por al menos dos semanas-
«Paciencia» se recordó el brujo «no vas tan mal, no la cagues»
-A ver ¿porqué he de retrasarte?-
Ante esta pregunta, la sombra extendió ambos brazos e hizo un gesto describiendo un circulo, que encerraba toda la figura del pequeño brujo ate sus ojos
-Ok. eso es ofensivo- dijo dolido.
Se escuchó una risa, amortiguada por efecto de la mascara. Hubiese resultado agradable, incluso contagiosa, pero viniendo de la sombra, se tornaba como el anuncio de la muerte misma. Sin embargo, el brujo había perdido el sentido del miedo hacia muchísimo tiempo, por lo que chequeando que los corazones en la bolsa no latían alarmados, concluyó que aquello realmente resultaba divertido para la sombra. Así que se relajó, e incluso correspondió al humor del hombre con una débil sonrisa.
-Bueno- dijo mientras cambiaba nuevamente el peso del cuerpo. Las rodillas comenzaban a dolerle -tal vez pierdas unos días mientras cruzamos Valleblanco, pero ¿acaso no vale la pena? ¿de verdad prefieres tomar el camino difícil y matar a los guardias del circulo de los hechiceros?-
-¿Dudas de que tenga éxito?-
-¡Oh no! Se que lo lograrías... te cargarías a la mitad de los magos antes incluso de que sepan lo que sucede... pero si lo haces, "el" terminará ahogado en un charco de su propia sangre y eso, es precisamente lo que no quiero-
-Claro... así que me ofreces traicionar a los tuyos para colarme en el circulo-
-¡No es traición!- chilló el brujo -¡les hago un favor!-
-Ya, ya, ¡tranquilo!- una nueva risa amortiguada se escuchó bajo la mascara. Aquello parecía realmente divertir a la sombra.
«Bien, voy bien» pensó el brujo, fingiendo estar algo molesto mientras cruzaba los brazos.
-Bueno, duende, aclaremos algunas cosas antes de concluir, el tiempo apremia- dijo la sombra mientras caminaba hacia una roca cercana y tomaba asiento.
«Al fin... lo he logrado» pensó el brujo mientras le imitaba. Aquel gesto era conocido por los que como él, habían hecho tratos con el temible clan de asesinos de Vigga. La sombra era considerado uno de los mejores agentes de la organización, la mano en la daga. Cuando un miembro del clan tomaba asiento mientras discutía un acuerdo, significaba que realmente tomaba en consideración la propuesta del cliente. No era seguro que aceptase un encargo, pero era el primer paso para hacerlo.
El brujo se sentó a su lado, demostrando así que ponía su vida en manos del asesino. Casi imperceptiblemente, la sombra hizo un gesto de aprobación con la cabeza que no pasó desapercibido a los increíbles sentidos del brujo.
-La cuestión es esta ¿Como demonios piensas colarme dentro?-
-Bastante fácil. Iremos por la puerta principal-
-Bien ¿de que forma?-
-Bueno... se me ocurren algunas muy interesantes... pero para eso debo saber si...- Cerró la boca de golpe.
Los corazones en la bolsa comenzaron a latir con violencia. La sombra miró hacia el final del camino, a su derecha, y tensó su brazo izquierdo.
-Cazadores- declaró
El brujo, que ya lo había intuido a causa del frenético latir se puso en pié mientras y comenzó a renquear hacia la maleza, pero al ver que la sombra no se movía de la roca, intentó llamar su atención golpeando el suelo con la punta del callado.
-¡Hey sombra! ¡deprisa! ¡Hay que ocultarnos!- replicó el brujo
-No... no hay por qué-
Pasaron unos cuantos segundos antes de que unos jinetes vestidos con armadura aparecieran al trote por la curva al final del camino. El primero, muy a lo lejos, vociferaba algo al resto del grupo mientras señalaba hacia donde estaba la sombra. Eran unos doce en total.
-Quédate detrás de mi- graznó la sombra mientras desenvainaba su arma. Era una especie de puñal o cuchillo corto de color azulado y muy pálido. Parecía ser de plata a simple vista, pero al carecer del brillo característico del metal, daba el aspecto de estar hecho de piedra pulida. Unos símbolos grabados como en cincel recorrían la totalidad de la superficie de la hoja por ambas caras. La sombra lo sujetaba de revés, de forma que la hoja quedaba parcialmente oculta hacia atrás.
-Como quieras pero… ¿no son esos, cazadores de la inquisición?-
-Si-
-¿No sirven a tu rey?- se burló.
-Cállate, enano-
-Como quieras… Guardaespaldas-
No podía explicarlo, pero en aquel instante los corazones en su bolsa se detuvieron de seco. Una cosa era segura, mientras estuviese protegido por la sombra, no sufriría daño alguno.
Los jinetes se acercaban rápidamente, desenvainaron sus armas mientras comenzaron el galope, sus voces sonaban inteligibles a la distancia.
-¿Que era lo que querías saber? preguntó la sombra mientras, de pie en medio del camino, adelantaba la pierna izquierda y flexionaba un poco las rodillas. El brujo se colocó detrás, a una distancia de mas o menos un metro.
-Pues...- Titubeó un poco, mirando a los jinetes que ya eran totalmente visible en su carrera, ganando terreno rápidamente -¿Es cierto que puedes transformarte? ¿Que eres un cambia-formas?-
-¡Ah! ya veo... piensas colarme como tu mascota- una carcajada amortiguada rompió el ruido de los cascos de los caballos, que ya estaban bastante cerca. El primer jinete señaló a la sombra y todos gritaron algo-
-Pues dicho así yo...- por segunda vez, el brujo calló de golpe. Los corazones en la bolsa comenzaron a latir de nuevo, pero el sentimiento que transmitían no era el temor para el cual estaban hechizados, era algo muy diferente.
«¿Alegría?» pensó el brujo, totalmente perplejo «¿Estos corazones vibran de alegría?»
-Trato hecho, duende- La voz del brujo se tornó siniestra, ajena, mientras los corazones explotaron en un frenesí de alegría y gozo
-¿¡Pero que...!?- el ruido de los caballos obligó a gritar al brujo -¡no entiendo! ¿¡como que trato...!?-
«Observa y aprende» dijo una voz que no era la suya, muy en el fondo de su cabeza.
De una forma sólo comparable con el más fantástico sueño, la negra figura de la sombra se desintegró ante los ojos del brujo como una explosión, de la cual una enorme bandada de cuervos salió disparada como saetas hacia los caballeros armados.
Aquellos cuervos graznaron con la furia de una manada mientras golpeaban con una fuerza demoníaca a los hombres sobre los caballos. Las bestias, ahora libre de sus jinetes que por el ataque habían caído al suelo encharcado, comenzaron a correr en todas direcciones, evitando siempre el lugar donde se encontraba el brujo. Los cazadores de la inquisición, en un vano intento de defenderse, lanzaban cuchilladas y sablazos a diestra y siniestra sin acertar a nada. Uno de los pocos hombres que pudo ponerse en pie blandía una espada claymore en perfecto balance y gritaba ordenes a sus hombres. Solo tres más lograron sobrevivir en aquella oleada de cuervos y, escuchando a su capitán, formaron hombro con hombro un pequeño cuadro que defendía todas sus direcciones.
Fue entonces cuando la bandada de cuervos, como si de un tornado se tratase, volaron en círculos hacia el centro de un vórtice del que emergió nuevamente la figura de la sombra, pero esta vez, no llevaba mascara.
El rostro de la sombra era de un pálido espectral. Tenia facciones delgadas y afiladas, un rostro flaco y unas cejas pobladas. No llevaba barba ni bigote. Su boca era una fina linea sin expresión alguna que dejaban ver unos labios casi tan pálidos como el resto de su cara. el cabello estaba trenzado hacia atrás hasta la mitad del cráneo y desde ahí, se unía en una sola trenza que caía por su espalda, pero lo que más impresionó al brujo fueron los ojos del sujeto.
Carentes de expresión, aquellos ojos miraban a los cuatro cazadores con un fulgor antinatural. Eran rojos, como carbones encendidos hasta su máxima capacidad, cuya pupila formaba una perfecta estrella de siete puntas que se contraía y ensanchaba, ajustándose a su visión.
-¡Demonio!- rugió el capitán de los cazadores.
-Te dejaré decidir quien llevará el mensaje, puede que sea tu ultima oportunidad de salvarte, ya que por mi, tu vida acabará en un instante-
-El otro ha hablado de ti, demonio de la colina. No habrá mensajero, hoy te borraremos de la faz de la tierra... a ti y a tu clan de asesinos. La inquisición no va a toleraggfh!!-
De sus palabras quedó solo el borboteo de sangre a través de su boca y garganta. El capitán cayó al suelo sin entender que sucedía... y sus hombres entraron en pánico.
Cada uno saltó en una dirección diferente. Nunca supieron como ni cuando, pero la sombra se había colado en medio de ellos en menos de un parpadeo mientras su capitán hablaba y, con la fluidez del aire, le cortaban el cuello.
Uno de los cazadores se abalanzó hacia la sombra, que lo esquivó con una rapidez inhumana y clavó su espada corta atravesándole la cervical.
Otro intentó huir, pero se detuvo a pocos pasos mientras se sujetaba el cuello, arrancaba lo que parecía ser un cuchillo pequeño clavado entre su armadura a la altura de la cintura, y se desplomaba inerte.
El otro dejó caer su arma y cayó sentado al suelo, con los ojos fuertemente cerrados y balbuceando plegarias.
-¿Y bien?- preguntó la sombra mientras se colocaba su mascara y se encaminaba hacia el brujo–¿nos ponemos en marcha?-
Viendo todo desde el centro de la carretera, el brujo por fin entendió el significado de "demonio de la colina" y no pudo estar más de acuerdo. Sin embargo, había visto su rostro, y aquello significaba que ahora el contrato estaba hecho. O bien cumplían los términos del acuerdo, o bien alguno de los dos estaba muerto.
Ante este conocimiento, el brujo liberó toda tensión.
-Te haz lucido, lo reconozco... pero yo también tengo algunos trucos bajo la manga- dijo mientras encabezaba la marcha internándose en el bosque.
Detrás de él, la sombra lanzó una risa amortiguada.
Mucho suspenso para ser el primer capitulo, estoy emocionada por leer los que vienen.
Me alegra que te guste esta historia! espero que los próximos capítulos tambien sean de tu agrado.
Muchas gracias por leer. Saludos!
Hola! Muy interesante! Esperaré las próximas partes!
Gracias por leer Arita! pronto subiré otro capitulo. Espero sigan siendo de tu agrado. Saludos!
@chosu. Recibiste el poder de la Mitología. Gracias por unirte a nuestro TRAIL MINOTAUROTOTAL
"EL PODER ESTÁ EN TI"
Jajajaja me encanto eso de "recibir el poder de la mitología". Muchas gracias equipo de #Minotaurototal!
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