La Sombra

in #spanish6 years ago (edited)

¡Muy buenos días, tardes o noches!

Aquí les presento la tercera parte de "La Sombra", escrito que consta de siete partes y que he ido subiendo poco a poco a lo largo de este mes. Si aún no has leído las primeras dos, te invito a que le des click a los enlaces para la primera y la Segunda parte y así seguir el hilo de esta corta historia.

Espero que les guste, y si es el caso, les invito a comentar en la parte de abajo sus impresiones, recomendaciones y criticas (y si ponen unos cuantos upvotes pos no caen mal jajajajaja).

Pues sin nada más que agregar, espero que disfruten esta lectura y que tengan un excelente día.

¡Nos vemos!


fuente

Parte III. La Presa, La Dama y El Cazador

I

Un gruñido ronco y profundo los puso en alerta.

El brujo hizo una seña, maldijo por lo bajo y sostuvo el cayado en alto; su magia no funcionaba.

Desde que se internaron en Valleblanco, la salud del brujo decaía día tras día, hasta el punto en que la fiebre le hizo delirar y caer a tierra, retardando su marcha por varias lunas. La Sombra le había administrado una medicina a base de hierbas que le alivió y lo colocó en condiciones para caminar por sí mismo pero, como efecto secundario, redujo su resonancia de forma drástica, trayendo la consecuencia de anular casi la totalidad de sus sentidos exteriores

-Detrás de mi, dijo La Sombra.

-¿Cómo es que no te has dado cuenta de que nos seguían?, Preguntó.

-Resonancia baja. También debo tomar una dosis de hiervas a cada tanto.

-Ah, ya veo. Somos dos ciegos caminando por un desfiladero-

El ronco gruñir se escuchó más cerca, por detrás de los crecidos matorrales. Una mancha negra saltó hacia ellos, todo colmillos y garras.

La Sombra esquivó el ataque justo en el último momento, dejando caer su peso al flexionar las rodillas, pero no fue suficientemente rápido para herir a la bestia, que se internó con rapidez entre la maleza, ignorando al pequeño brujo, que yacía boca abajo en el suelo de tierra y piedras pequeñas.

-Un Wagg... ¡Sombra, es un Wagg!-

-Lo sé, ya los he enfrentado ant...-

El Wagg saltó de nuevo, directo hacia La Sombra, que desvió la trayectoria de la embestida con las manos desnudas hacia la zona descubierta en la que se encontraban.

La bestia rodó sobre sí misma y se puso en guardia.

Era una especie de lobo de gran tamaño y extremadamente robusto, puro músculos. Su pelaje gris moteado recordaba vagamente al de un felino. Sus poderosas patas terminaban en garras retráctiles muy filosas, de color negro. Medía al menos tres metros de largo por casi dos de alto, y no dejaba de observar a la sombra con unos ojos amarillos de pupilas en raya horizontal, llenos de malicia y astucia.

El Wagg comenzó a rondarlos, marcando un lento circulo alrededor de sus presas.

-Son inteligentes. Los cruces nunca fueron mi especialidad pero sé que son muy astutos e inteligentes. Aprenden rápido y actúan en consecuencia. Dudo que intente una nueva embestida, al menos no mientras sepa que lo observas. Dijo el brujo, poniéndose en pie.

La bestia avanzó como un rayo, de frente. La Sombra cruzó los brazos con las palmas hacia afuera mientras flexionaba las rodillas y colocaba la pierna izquierda hacia atrás, entonces el Wagg se detuvo antes de entrar en contacto y con la misma velocidad, retrocedió dos metros.

-Vaya que es un bicho molesto- dijo La Sombra, al tiempo que llevaba su mano izquierda dentro del cubretodo.

-Ya sabe que puedes desviar sus ataques-

El Wagg desistió de buscar una apertura. Hizo más distancia y lanzó un aullido, correspondido a la distancia por al menos cuatro más.

-Mierda, estamos jodidos- Dijo el brujo.

-No tan rápido, unas horas de entretenimiento no nos vendrán tan mal- declaró la sombra mientras sacaba un frasco lleno de liquido blanquiazulado y se lo pasaba al brujo.

-¿Que es esto?-

-Cállate y bébelo, necesitamos tu magia-

II

En la distancia, unos gruñidos aterradores rompieron el silencio de la noche.

Los hombres en el campamento habían aprendido a temer aquellos gruñidos. Wagg los llamaban, esbirros conjurados por los brujos y magos desde el mismísimo infierno. Pero Niel Loreth no tenia mente para aquellas estupideces.

Tres días habían pasado desde que Galahad Levanni escapara. Aquello era lo único que ocupaba la mente de Niel, tratando de decidir qué hacer, para no volver a fallar.

Ahí, en lo alto de la atalaya sur, clavaba la vista en el horizonte, donde La Luna llena iluminaba el blanco mar de niebla que daba nombre al valle mas allá del río esperanza.

«"Al estar ante la verdad, o la aceptas, o vives en la mentira"»

Aquellas palabras martilleaban la memoria de Niel mientras el viento azotaba su rostro y hacía ondear el estandarte de la inquisición en lo alto.

«Escapar de aquí... maldito Galahad ¿Cómo lo hizo? ¿Cómo es que nadie le vio?»

El puesto de avanzada Esperanza era un verdadero fuerte.

Doce atalayas de doce metros de alto por siete de largo y profundidad, enlazadas por una muralla de diez metros cercaban el puesto de avanzada por todos los flancos. La distancia entre atalayas era de ciento veinte metros de muralla, sólo accesibles a través de una red de puentes levadizos que partían desde la estructura central del recinto; una torre rectangular de veinte pisos coronada por una aguja de marfil de diez metros; La torre de Lorak, conquistada antaño en una cosecha de purificación de la inquisición.

«Galahad debió escapar por aquí» concluyó Niel «es la ruta más directa hacia el valle... sólo que no cruzó de una vez. De seguro siguió la corriente del río hacia abajo, hasta linde del valle, buscando señales de... El brujo y el demonio de las colinas»

Miró hacia abajo, ahí donde la tierra besaba la atalaya, y frunció el entrecejo.

«Maldito demente»

Dio media vuelta y bajó hacia la muralla izquierda, para tomar camino por el puente-acceso mientras juntaba los puños a la espalda y alzaba la cabeza con la altivez que la caracterizaba.

-Mi dama- decían con el brazo cruzado hacia el hombro los centinelas que patrullaban, saludando a Niel y apartándose de su camino, temerosos.

«O la aceptas, o vives en la mentira»

Con el brazo cruzado hacia el hombro le saludaron los guardas, que la esperaban en el puente. Eran los mismos que días atrás habían llevado al prisionero hacia el salón central, que hacia las veces de sala de audiencia del puesto de avanzada, los mismos que la encontraron atada y amordazada en un suelo salpicado de sangre.

«Maldito Galahad»

Su ira era solo comparable con su vergüenza. Los guardas la desataron con rapidez. Eran mudos, pues quienes tomaban sus votos y puesto, pasaban a servir custodiando los secretos de cada puesto de la inquisición; Eran los únicos que servían en las bibliotecas, bancos de misterios, bóvedas, celdas de interrogación y mazmorras de prisioneros. Aun así, ella podía imaginar los pensamientos de aquellos dos al encontrarla: "¿la Gran Cazadora fue vencida?" "¿ La dama dejó escapar al prisionero?" "ya no es tan invencible..." "algo digno de verse" "¡atada como un cerdo!" "el Inquisidor la va a despellejar viva"

«O lo aceptas, o vives en la mentira»

Niel había decidido que la siguiesen a todas partes, comunicándoles la verdad de lo ocurrido y asegurándose por medio del juramento que nadie más se enteraría. Ellos juraron.

Cruzó el primer puente y dobló hacia la derecha, deteniéndose en la intersección que conectaba con la torre (cuyo puente estaba levantado) y la sección sur-este de la muralla. Se acercó a uno de los bordes y estudió la estructura que se alzaba debajo.

El tragaluz del salón central parecía un agujero de gusanos carroña en medio de los paramos, mas allá de la cadena montañosa del lejano norte. No es que Niel hubiese visto uno en su vida, pero era idéntico a las representaciones a color enmarcadas en la gran biblioteca de la inquisición, sección de demonología.

«O lo aceptas, o vives en las mentiras»

-Maldito seas, Galahad- dijo en voz baja.

«O lo aceptas»

-Maldito- se apoyó en la barandilla con fuerza, sus manos perdieron color.

«La verdad es una sola»

-¡Maldito!- gritó, en la quietud de la media noche.

«O vives en la mentira»

Soltó la barandilla y tomó el camino hacia la torre. El puente levadizo bajó para permitirle el paso. Los guardas la siguieron.

Dos centinelas le abrieron paso por la puerta de hierro doble, ella los ignoró por completo. Descendió hasta la base por una escalera de caracol en el centro, iluminada por esferas de luz gaseosa suspendidas con cuerdas en cada piso de la colosal torre.

Salió de la estructura y tomó camino hacia la plaza, una extensión de terreno plano de cien metros cuadrados. Subió al estrado, donde un heraldo esperaba de pie, siempre atento para ocasiones como aquella.

El heraldo hizo sonar un cuerno atado a un poste pequeño, y casi al instante, de todos los rincones del puesto de avanzada salieron soldados de la inquisición a formar filas, ocupando todo el espacio. Aquellos que no cabían en la plaza, formaron filas en los puentes. Los ojos de todo el campamento, salvo el de algunos centinelas que permanecían atentos en las murallas, estaban fijos en el estrado.

-¡Gran Cazadora de la Inquisición!- anunció con voz potente el heraldo.

«Sigue mis migajas»

Niel Loreth había tomado su decisión.

III

El efecto del humo blanco debía mantenerse vigente por al menos tres horas más, pensó Galahad Levanni mientras decidía si arriesgarse a mirar por el borde de la colina, o tomar el camino entre las rocas.

Los gruñidos venían desde la parte baja de la colina. Él sabía que ahí debajo, la sombra peleaba contra los esbirros de los brujos, los* Wagg*, y aquellas llamaradas azules sólo podían significar que Abaddon estaba junto a él. Era buena señal haberles encontrado, pero no que estuviesen juntos aun.

La poción de humo blanco era un verdadero éxito de los eruditos de la inquisición. El brebaje de color blanco agudizaba los sentidos de aquel que lo bebía al tiempo que lo ocultaba de la vista de los demonios y lo inmunizaba contra los hechizos y la mayoría de los venenos. Además, permitía al usuario ver el "paso demoníaco", una especie de estela de color naranja que los demonios dejaban ahí donde el sudor de sus cuerpos entraba en contacto con el aire.

La estela permanecía por días, cayendo al suelo y adhiriéndose a él, cambiando del naranja al rojo a medida que el tiempo pasaba, lo que permitió a Galahad seguir los pasos del destructor y su demoníaco acompañante desde el camino que conecta Cruceblanco con linde del valle, a unos kilómetros al este del puesto de avanzada Esperanza, último sitio donde había sido visto la sombra en compañía de un brujo enano.

Después de tres días siguiendo las señales, cuando el cielo comenzaba a esclarecer, les encontró.

«Tal vez los Wagg se encarguen del asesino. Así tendré camino libre para matar al destructor» pensó, manteniéndose optimista.

Decidió asomar por el borde, oculto bajo el efecto inhibidor del humo blanco y la niebla.

Dos Wagg estaban inertes en el suelo, uno sobre un charco de sangre negra, el otro calcinado y humeante. La Sombra se mantenía en guardia, con las rodillas flexionadas y el cuchillo de piedra hacia atrás en su mano izquierda. Abaddon estaba apoyado en su cayado, rodeado de un halo de luz blanquiazulada del que salían pequeñas volutas azules que ardían en el aire y se descomponían en fragmentos mientras murmuraba palabras rasposas que hacían rechinar los dientes de Galahad.

«Lengua del demonio» pensó.

Había tres bestias más, dando vueltas alrededor en busca de alguna oportunidad para atacar.

El brujo hizo un movimiento con la mano, y una de las volutas creció en tamaño hasta reventar en un estallido de fuego azul y de ahí, una bestia ardiente, fiel copia de un Wagg pisó tierra al lado de la sombra. Las bestias gruñeron. La sombra estrechó su guardia. De pronto, un rayo de luz se elevó en la distancia, como un faro enorme que se extiende hasta las nubes.

Galahad, cegado por el repentino resplandor se cubrió los ojos. Los Wagg miraron hacia el cielo.

La columna de luz ardía a varios kilómetros de distancia, allí donde la torre de marfil del circulo de magos debía estar. Los Wagg aullaron y dieron media vuelta, internándose entre los espesos matorrales salvajes.

Aquello solo podía significar una cosa, y Galahad sonrió mientras pensaba a toda velocidad.

Esperanza había cruzado el río. Los soldados de la inquisición harían una cosecha de purificación en el valle, por lo que el circulo, llamaba a los esbirros para presentar batalla. Niel Loreth debía estar detrás de todo utilizando la cosecha como excusa para atraparle antes de que el inquisidor Sao se enterase de su escape.

«Excelente. Todo va de acuerdo a lo planeado» pensó Galahad Levanni mientras cargaba en silencio la ballesta y apuntaba hacia un brujo cansado, a unos cuantos metros por debajo de su posición.

Sort:  

Excelente, esperaré la siguiente parte. Saludos y mi voto.

Gracias por leer y votar! me alegra que te guste esta historia. La próxima entrega la subiré en unos días y será un gusto para mi compartirla por aquí para que puedas leerla. Espero te guste tanto como esta (o más). Saludos!

Guaooo que buen contenido estare esperando la siguiente parte porque de verdad que estuvo muy bueno, hay mucho talento aqui en Steemit saludos

Muchas gracias, me alegra que te guste la historia. Te invito también a leer las dos entregas anteriores si aun no les has echado un vistazo, claro. Saludos y gracias por leer!

Interesante relato. @henpar.

Muchas gracias @henpar. Saludos!

Mi voto, apoyo y voto para ti querido amigo, vengo de tertulias y aprendizaje. Muakk

Muchísimas gracias @ginetteperez! Tu apoyo me llena de animo para seguir adelante. Nos estamos leyendo. Saludos! (y un beso para ti también pero no le digas a nadie q después me meto en líos jajaja)

Wow, gracias equipo de @rutablockchain! Gracias por su apoyo!

FELICIDADES!!!!
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¡Muchas gracias equipo de @salvadordali!

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