Dios y patria.

in #spanish5 years ago (edited)

Policía Nacional de Colombia

Patrullero: Jhon Jairo Bermúdez

Bitácora Personal

Abril 10 de 2015.
Hace un mes fue la graduación, hoy puedo decir que gracias a Dios soy orgullosamente patrullero de la policía nacional de Colombia. Cuando mis padres llegaron a la ceremonia vestidos con su mejor ropa, pude ver que ambos intentaban contener las lagrimas. La primera en sucumbir a la emoción fue mi madre, justo cuando el mayor Jimenez terminaba de decir sus palabras a los graduandos. Mi padre en cambio, fiel a su apariencia dura e impenetrable, soltó un par de lagrimas mientras me pedía que honrara la institución a la que él sirvió durante 17 años antes de su retiro forzoso. La gran ausente, de nuevo, Mónica mi hermana menor, si ella entendiera que no sólo hago esto para enorgullecer a nuestro papá sino para darle un ejemplo de un camino diferente, tal vez estaría acompañándonos.

Abril 22 de 2015.
Bogotá me ha recibido relativamente tranquila, o al menos tengo esa primera impresión, tal vez las historias que me contaban los sargentos eran exageradas, sobre todo teniendo en cuenta que mi cuadrante asignado queda ubicado en pleno centro de la ciudad en la avenida Caracas y hasta la calle 19. En estos casi dos meses sólo he tenido que atender dos casos graves. El primero, un sujeto que encuentra a su esposa en un bar con otro tipo y la emprende violentamente contra ella con arma blanca, el amante huye de la escena, y el sujeto es capturado en flagrancia, la mujer no presenta cargos. El segundo, un hurto frustrado a un comerciante que resulta gravemente herido, y en el que junto a mi sargento Gutiérrez dimos de baja a uno de los criminales en fuego cruzado, una de mis balas fue la que lo neutralizó. El comerciante no logró sobrevivir.

Mayo 14 de 2015.
Hace unos días vengo haciendo seguimiento a un tipo joven, de altura promedio, complexión atlética, tez morena, y vestimenta tipo Hip Hop que tenía un comportamiento realmente sospechoso. Todos los días aproximadamente a las 12:00pm, ingresa al sistema masivo de buses en la estación calle 19, valida su pasaje, y toma un bus en dirección al norte, luego de aproximadamente una hora vuelve a ingresar al sistema por el mismo lugar, valida su pasaje, y nuevamente toma un bus articulado en dirección al norte. Este comportamiento se ha venido repitiendo de dos a cuatro veces al día desde que lo detecté. Me parece extraño que mis compañeros que tienen asignado el cuadrante que contiene la estación no se percataran de esto.

Mayo 15 de 2015.
Hoy decidí seguir al tipo joven aunque estaba fuera de mi jurisdicción, esperaba detectar algún indicio que me permitiera investigar, sin embargo además, encontré problemas y cada vez más preguntas. En efecto, el tipo tomó una ruta de bus hacia el norte, pero extrañamente se bajó en la siguiente estación, calle 22, esperó unos 15 minutos luego hizo lo que me pareció una seña con el brazo, y salió de la estación. Tras él, a una cierta distancia salieron cinco jóvenes , bien vestidos, todos cargaban morrales y no parecían ser de Bogotá. En ese momento observé que todos tenían la cabeza rapada. Tuve un mal presentimiento, podría jurar que estos muchachos son auxiliares de policía bachilleres. Seguí entonces al grupo hasta una casa ubicada en la zona de tolerancia del barrio Santa Fe. abrió la puerta una chica también joven quien le recibe dinero a los cinco muchachos, y les da lo que parecen ser drogas, para luego hacerlos seguir uno por uno. Al final, el tipo joven y la chica se besan y encienden unos cigarrillos, sentí que era la oportunidad para aproximarme en la moto con mi sargento Gutiérrez. Al acercarnos me doy cuenta que la chica de la puerta es Mónica, mi hermana menor, sentí que mi corazón se partía en dos. Quise detener todo, pero ya era demasiado tarde. Lo único que se me ocurrió fue decirle a mi sargento que los entrevistáramos por separado. Mientras él requisaba al tipo, yo tomé a Mónica del brazo y la llevé detrás de la calle, al preguntarle que hacía vendiendo drogas ella sólo me contesta: “No sabe en qué se está metiendo Jhon Jairo”, le dije con un nudo en la garganta que se fuera corriendo o la detendríamos, ella simplemente entró en una casa cercana junto a otras muchachas. En cuanto al tipo, mi sargento Gutiérrez encontró drogas más que suficientes para judicializarlo, así que lo llevamos detenido.

Mayo 22 de 2015.
Creo que Mónica tenía razón, en verdad no se qué es lo que hay detrás de todo esto. Al día siguiente de entregar el tipo a un juez, lo volví a ver repitiendo exactamente la misma rutina, sólo que esta vez sin mi hermana. Varios jóvenes con morrales y cabeza rapada adquirían droga antes de entrar en la misma casa en la que pasaban varias horas para luego salir con ropa diferente de la que entraron, algunos incluso parecía que se habían bañado recién. Al otro día recibí una llamada del capitán Morales, me dio la orden estricta de mantener mis actividades dentro de mi cuadrante o podía ser trasladado y sancionado como le iba a pasar a mi sargento Gutiérrez. Efectivamente, al iniciar ésta semana no sólo me enteré que mi sargento había sido trasladado, y reemplazado por el sargento Pérez, a quien parece no importarle la situación y sospecho que incluso no la ignora del todo, sino que se me citaba el día de hoy a control disciplinar con el procurador de la seccional. El procurador me increpó con todo tipo de preguntas: si sabía que me había salido de la jurisdicción de mi cuadrante, si era consciente que había hecho un procedimiento ilegal deteniendo al tipo de las drogas, que si entendía los acuerdos de no interferencia con las actividades en la zona de tolerancia, incluso sentí que buscaba chantajearme. Me preguntó si sabía la razón por la que habían destituido a mi padre de su cargo, cuando quise contradecirlo diciéndole que él se había sometido a un retiro forzoso, me mostró un expediente donde decía que mi padre había acosado sexualmente a varios auxiliares bachilleres. Sólo Dios sabe si ese expediente es falso o no, lo que si estoy seguro es que el asunto de esta casa es escabroso. Mañana es mi día libre, así que aunque esté fuera de protocolo y corra el riesgo de ser destituido y hasta encarcelado, voy a investigar a fondo, estoy seguro que hay algo grande detrás de todo ésto.

Mayo 23 de 2015.
Aunque iba vestido de civil, el tipo de la puerta me saluda: “Bienvenido patrullero, siga que arriba está lo bueno”, creí que sabían que tengo un ojo sobre ellos, y que ellos lo tienen sobre mi, pero en realidad me estaban tratando como a un cliente más. Subí unas empinadas escaleras hasta un tercer piso, y entré a un sórdido y oscuro lugar con música a todo volumen, lleno de humo de todos los olores posibles, y con luces de neón. A simple vista parecía un sitio más de la zona de tolerancia, sin embargo mi vista se fue aclarando y pude entender por fin lo que estaba pasando en ese lugar. El sitio estaba lleno de muchachos jóvenes casi desnudos, todos con el cabello rapado, algunos bailaban en el centro, otros estaban sentados y hablaban con otros hombres mientras bebían, y otros hacían bailes exóticos en las mesas. No podía creer lo que veía. Pude reconocer sargentos, entre ellos uno que se parecía bastante al sargento Pérez, capitanes, procuradores, patrulleros, y hasta un reconocido mayor, del que recibí mi grado como patrullero, todos miembros activos de la policía. Ahora lo entendía todo. Traté de conservar la cordura mientras me sentaba en una de las mesas, uno de los muchachos se sienta a mi lado, y conteniendo mis pensamientos encontrados pude preguntarle si el y sus compañeros eran auxiliares bachilleres, a lo que me contesta: “claro patrullero, ¿no era a eso que venía acá entonces?”. Algunos venían del Amazonas, otros de la Guajira, varios de Norte de Santander, y otros del Cauca. Todos buscan hacer la carrera de policía profesional y ascender, cueste lo que cueste. Estoy preparado para presentar formalmente el caso ante la fiscalía, solo espero que Dios guíe todos mis pasos.

Junio 30 de 2015.
Referencia: Expediente 0014-394-2015
En el marco de las investigaciones relacionadas con la presunta red de explotación sexual dentro de la institución, denominada “La comunidad”, se realiza una investigación exhaustiva de los implicados, acusados e imputados, dando como resultado las siguientes conclusiones:

  1. En el procedimiento de allanamiento realizado al inmueble mencionado, no se encuentra ningún rastro o indicio que permita configurar una acusación relacionada con trata de personas.
  2. En el procedimiento de allanamiento se encuentran grandes cantidades de drogas almacenadas y listas para distribución.
  3. Los delincuentes Jhon Jairo y Mónica Bermúdez, son sorprendidos en flagrancia preparando una operación de distribución de drogas en toda la ciudad, y son dados de baja tras un enfrentamiento con las autoridades.

De esta forma se da por cerrado el caso, y se ordena archivar de manera indefinida el expediente.

Mayor Roberto Jiménez.

Cardenio de la sierra.

Lee mi siguiente escrito: Agente Arcángel. (Primera parte)
https://steemit.com/spanish/@cardeniosierra/agente-arcangel-primera-parte

Lee mi escrito anterior: Libertad.
https://steemit.com/spanish/@cardeniosierra/libertad

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