Pensar parecía una completa locura (TOC) | relato propio
Llegó en silencio, al principio parecía ser inofensivo, levantarme a mitad de la noche para asegurarme de haber cerrado bien la llave del gas, que todas las puertas estuvieran perfectamente cerradas así no me tenía que preocupar que alguien entrara, verificar que el agua del gato estuviera limpia y no derramada, porque en ocasiones se derramaba e inmediatamente me agachaba y comenzaba a limpiar, porque mi mente me decía que las bacterias se podían alojar fácilmente en el agua una vez que el gato la haya tocado.
Vivo solo, estar acompañado se volvía tedioso porque era alguien más que estaba ensuciando, alguien más en riesgo. Mi rutina era básicamente levantarme, acomodo de modo perfecto la cama de modo que los pliegues se mantienen simétricos, de lo contrario gruño y la vuelo a acomodar, alisando con mis manos, agachándome para mirar desde abajo sí hay un bulto que no debe estar así. Voy al baño, la crema dental en una curva perfecta sobre el cepillo (que debe ser cambiado cada 2 semanas), verifico que no se exceda la longitud de la crema, sí se excede, quito y tiro lo recaudado sobre el grifo y vuelvo a comenzar.
Me visto con la ropa que dejé perfectamente acomodada ayer, la cuál había verificado unas 4 veces que sea la correcta para el día lunes. Antes de salir de la habitación, verifico tres veces que las luces estén apagadas, que las ventanas se mantengan cerradas y tapadas, que las pantuflas estén correctamente acomodadas en la esquina derecha de la habitación, y que no haya un solo pelo que no deba estar en el suelo. Migos me saluda, pasándome la cola peluda por el tobillo y yo le sonrío, agarrando un poco de cereal y poniendo leche... Leche, se derrama un poco sobre la mesa... Corro hacia mi cuarto favorito, el de limpieza.
Es el favorito porque es al que acudo mayormente en el día, cuando no estoy en la tienda del tío Lucas, quien efectivamente tiene otro y es el segundo favorito. Tomo el pañuelo amarillo absorbente número 4, son 10, y el desinfectador número 5, son 15. Una vez vuelvo al desayunador, limpio 4 veces la leche antes de poner el desinfectante, del cual necesito utilizar otro pañuelo porque de lo contrario puedo infectar el otro. Una vez termino, no tengo hambre, pero no puedo botar el cereal y la leche que he servido, la papelera puede tomar un mal olor sí lo boto ahí. De igual modo, no puedo botar comida, así que me siento, agarrando solamente 6 hojuelas de maíz por cucharada para así no tener ni muchas ni pocas dentro de mi boca.
Alguien llama, creo que es la casera. Me levanto a recibirle, lleva un pedazo de lasaña en un recipiente.
-Buen día, Rocco. Creí que te gustaría probar un poco de mi lasaña para el almuerzo, la hice con extra queso.
No puedo evitar mirar el plato demás, mirando como la salsa sin querer se derrama un poco en los bordes y pienso en el piso de mi apartamento, eventualmente, va a ensuciarse, voy a limpiar, voy a agarrar el trapete número 3 y voy a llegar tarde. Acto seguido, el tío Lucas se va a quejar de que llego tarde de nuevo, y de nuevo me va a amenazar con despedirme, y sí me despide, no tengo dinero, y sino tengo dinero, no puedo pagarle a la casera, no puedo comprar más artículos de limpieza, no puedo comprar comida para gato y voy a vivir en la mugre dentro de un lugar sucio. Maldición.
-Muchas gracias, señora María. Será todo un gusto. -me toca decir entre dientes, cogiendo el plato, arreglando una sonrisa y trancando la puerta lentamente mientras miro la salsa derramarse entre mis dedos, cayendo hacia el suelo.
Holaa, Steemians. Últimamente este es un tema que llevo pensando, y no lo sé, quería compartirlo y preguntarles sí sería buena idea crear una especie de historia de amor ligada con el Trastorno Obsesivo Compulsivo de Rocco, y cómo iría remando el romance a raíz de eso. Díganme que piensan, por favor. Un beso.
372 palabras a quien me fue infiel
Un montón de pensamientos desordenados
Hola me perdí ya que no se si es una fantasía o es un relato de la vida real, lo cierto es que la soledad no es la mejor compañía y de no compartir con nadie vienen ese tipo de obsesión.
Es un relato ficticio, pero el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) sí existe. De hecho, nadie quisiera vivir así, por eso estoy pensando darle una compañera a Rocco, además de su gata.