Entre amigos.

Creo que los momentos que pasamos con los amigos son los más valiosos. A veces, ni siquiera nos imaginamos quienes serán las personas que nos apoyarán, nos motivarán a salir adelante. Sinceramente, yo doy gracias a la vida por lo afortunada que soy al tener los amigos que tengo, no son muchos, pero son los suficientes como para hacerme sentir invencible cuando estamos juntos.

Pasaron las horas y no nos dimos cuenta de que eran ya casi la 1:00 am, entre cuentos, risas, recuerdos, y unas cuantas cervezas que siempre suelen ser eso que te ayuda un poco a perder la timidez. Hablamos tantas cosas que ni siquiera recuerdo en que momento decidimos que era hora de ir a casa. Con ganas de seguir, claro está, pero el local dónde estábamos no nos quiso seguir el ritmo.

Otro encuentro casual fue el Martes, una locura porque debía trabajar al día siguiente, pero eso fue como el detonante de la adrenalina para seguir tomando como si era un sábado cualquiera. No sé cuantas cervezas fueron, ni los grados de alcohol que tenía la botella de ron que decidimos también tomarnos, ¿que tanto? la vida es una sola, ¿no? Un poco de responsabilidad retumbaba en mi cabeza con la idea de tener que trabajar al día siguiente, sin embargo, decidimos ir a comer y luego inventamos subir al Mirador de Santa Fe, una idea un poco loca ya que eran las 12:30 de la noche. Una experiencia un poco arriesgada pero que valió la pena. Nos divertimos y eso es lo que cuenta.

A veces, las personas que menos imaginamos son quienes nos ayudan a abrir, los ojos, a vivir, a dejar el estrés a un lado. Esas son las personas que vale la pena tener en nuestras vidas, sin nada oscuro, sin malas intenciones, solo ganas de vivir y de salir adelante sin hacerle daño a nadie y creo que eso es lo ideal.

Aprecien lo que tienen, la vida pasa muy rápido y no sabemos cuando será el último día.