Capítulo 42 | Alma sacrificada [Parte 1]

in #spanish6 years ago (edited)

Sin título19.png

Ezra estaba en la puerta mientras rayaba el queso. Al notar que tardaba más de lo normal, solté el rayador, lavé mis manos y caminé afuera. Antes de llegar a la abertura, dos personas entraron al rancho. Retrocedí algunos pasos y miré de pies a cabeza a la mujer de piel quemada que cruzaba el umbral, lanzaba el paraguas al piso y arreglaba los mechones de su cabello que la lluvia empapó desde la entrada hasta la puerta.

—¿Cómo sabías dónde estaba? —Ezra preguntó.
—Por el GPS de tu teléfono —pronunció ella al acariciar su oreja.
Era la primera vez que veía a la esposa de Ezra. Ella era preciosa, con ese cabello oscuro, los ojos marrones y una cintura pequeña cubierta con una chaqueta de jean ajustada y unos pantalones de mezclilla. Se había colocado tacones, como si desconociera el lugar al cual iría. Ella le sonreía a Ezra como si fuese el amor de su vida y el único hombre que amaba con toda su alma. Él no sonreía, solo la miraba.
Cuando él desvió la mirada hacia mí, ella también lo hizo. Su esposa me escaneó de arriba abajo, antes de colgar el bolso en su codo y dar un paso hacia adelante. La sonrisa que mantuvo al verlo en la puerta o en la sala, se difuminó cuando colocó sus redondeados ojos sobre los míos y estudió el porqué estaba en el mismo lugar que él.
—¿Ella quién es? —preguntó la mujer.
—Andrea White —respondí sin sentirme intimidada.
Ella frunció el ceño, resbaló el bolso por su brazo y giró la cabeza.
—¿La mujer de tu pasado? —le preguntó—. ¿Viniste hasta acá para verte con ella?
—No es lo que crees —replicó de inmediato.
—¿Entonces qué es, Ezra?
Podía ver cómo se enfurecía ante la respuesta de Ezra. Él quitó su mano de su mejilla y tragó saliva, antes de mirarme con ojos de súplicas y disculpas. Yo fregué mis muslos con las palmas y regresé la mirada a Skyler. Enarqué una ceja y solté el aire que apretaba mis pulmones, mientras ella mantenía la mirada en Ezra y él le indicaba que no estábamos haciendo nada malo, y que yo no era su amante, si eso pensaba.
Me ardía la lengua por gritarle que Ezra ya no era suyo y que nunca lo fue. En su lugar y para mitigar ese malestar que no me dejaba en paz, bajé la cabeza y mordí mi labio inferior. Era un momento incómodo y Ezra se encontraba entre la espada y la pared. Quería ayudarlo a soltarse de esa serpiente que se enroscaba en su cuerpo y le impedía respirar. Para calmar a la bestia frente a mí, hice una pregunta.
—Supongo que eres Skyler.
—Soy su esposa —replicó palabra por palabra—. Y la madre de su hijo.
Mis labios se entreabrieron, mi corazón se detuvo y mis ojos cayeron a la zona que ella acariciaba con su mano derecha. Todo mi mundo se desplomó al escuchar que ella esperaba un hijo del hombre que yo amaba más que a mi vida. Ezra cerró los ojos y negó con la cabeza, antes de abrirlos y clavarlos en los míos. Mi boca se secó, mi garganta se trancó y cada palabra que pudiese decir quedó atorada en algún lugar.
Mis piernas flaquearon y mi alma gritó al escuchar semejante verdad. ¿Acaso escuché bien y mi Ezra tendría un hijo de la mujer de la que se pensaba divorciar? ¿Mi mente me jugaba una mala pasada o era cuestión del destino? Sentí de inmediato el escozor en mis ojos y esa necesidad de salir corriendo al exterior e inhalar todo el oxígeno posible. Sentí que las paredes se contraían y la imagen se tornaba lenta.
Ezra tendría el hijo que tanto deseó con una mujer que no quería, y yo me consumía como la flama de una vela dentro de un vaso cerrado. Miré de nuevo a Skyler y divisé la sonrisa en sus labios y la mano de Ezra atrapada entre la suya. Miré a mi amor, a mi vaquero, al hombre que habría saltado de emoción ante una noticia como esa, querer hundirse en el piso y no regresar a la superficie. Él no era feliz con ese bebé, lo veía.
De inmediato sentí la traición abombar mi pecho. ¿Ezra me mintió de esa forma tan vil o no lo sabía? Como pude logré emitir una pregunta que me sacaría de dudas.
—¿Hijo? —susurré.
—No lo sabía —alegó Ezra, con tristeza en su mirada.
—Vine hasta acá para contarle la noticia en persona. Sabía lo feliz que te haría, y la ilusión que tenías de tener un hijo conmigo. —Apretó las mejillas de Ezra y dejó un beso en la cima de sus labios, antes de él separarse—. Te amo, Ezra.
La imagen dolía como el infierno. Sentía que me arrancaban el corazón, cuando debía sentirme feliz por él. Lo amaba, maldita sea, lo amaba, y cuando se ama a una persona con la intensidad que yo albergaba en mi interior, se desea lo mejor, aun cuando pisen tu corazón hasta volverlo añicos. Él me comentó que su mayor anhelo era tener un hijo, y ella se lo estaba dando. ¿Por qué carajos yo no me alegraba por él?
De nuevo lo pensé y encontré mi respuesta: él tampoco estaba feliz. El rostro de Ezra era el de un hombre que no esperaba una noticia como esa, de tanta magnitud, y que disolvería todos sus planes. Ambos sabíamos que él no dejaría a su esposa embarazada para fugarse conmigo, ni seríamos amantes, y aún menos se divorciaría para casarse conmigo. Ezra estaba unido por ese hijo y lo que su padre le inculcó.
Yo era la única que desencajaba en esa perfecta felicidad que ella tenía y quería transmitirle a Ezra. Por mí él no estaba feliz, por sentar que eso estropeaba todos nuestros planes. Podía verlos en un cuadro, con su hijo en el centro, siendo una familia tal como él siempre quiso. ¿Era justo negarle esa felicidad? Y sí, quizá su esposa no encajaba en esa perfecta unión, pero lo sería por su hijo; ese siempre fue mi Nicholas.
Tragué todo ese malestar, hice de tripas corazón, cerré mis ojos por unos segundos para no verlos una vez más y me forcé para no llorar frente a ellos. Ezra no merecía mis lágrimas tristes, cuando lo que él necesitaba era una fiesta de celebración por su hermoso primogénito. Al fin tendría alguien a quien enseñarle a montar y a amar.
—Yo… —tartamudeé y carraspeé mi garganta—. Felicidades.
—Gracias —respondió ella con la misma sonrisa.
Elevó una de sus piernas y besó la mejilla de Ezra. Él seguía estático, con los brazos a ambos lados de su cuerpo y su mirada en la mía. No era para menos el notición que su esposa acababa de soltar, y sin anestesia. Fue un duro golpe para mí y una bofetada para él. Pensé que lo que él tanto quería el universo al fin se lo daba; estaba en él aceptarlo o dejarlo ir. Claro, ambos teníamos la mentalidad de una persona adulta, y no íbamos a fallarle a una mujer que hasta ese momento seguía inocente de nuestros pecados.
Skyler lanzó su bolso en el sillón y rascó su cuello.
—Tengo mucha sed. —Miró detrás de mí—. Voy por algo de agua.
Al dejarnos solos, Ezra pestañeó y movió un poco la cabeza. Yo solté de nuevo el aire y di un paso adelante. Ver sus ojos me quebraban por dentro de una forma que experimenté solo una vez, trece años atrás, cuando él fue por mí al aeropuerto y yo lo negué ante todos los pasajeros y el oficial. De nuevo vi ese dolor en su mirada, la decepción, desilusión y un pesar que apenas comenzaba a posarse sobre sus hombros.
Quise tocar su mejilla y abrazarlo con todas mis fuerzas. Quería apretarlo a mi cuerpo y que él me susurrara que todo estaría bien. Necesitaba una mentira que me sacara del abismo de verdad en el que caí. Dolía demasiado estar tan cerca de una persona y que ella no pudiese ni tocarte porque estaba prohibido. Cerré los ojos y sentí una leve caricia de su dedo en mi mejilla, ante una lágrima que brotó incontrolable.
—¿Un hijo? —inquirí adolorida.
—Andrea, yo no lo sabía —respondió ronco—. Lo juro.
¿Podía creerle? La verdad no lo sabía. Quería hacerlo, aunque gran parte de mí me decía que él era un poquito culpable. Por otra parte estaba el tema tan delicado que tratamos en el cementerio. Ezra no podía adoptar tal postura con un hijo en puertas, habría sido demasiado descarado de su parte. Él era inocente de su hijo, y culpable de mí. Me sentía del asco cuando la mujercita armó tremendo escándalo.
—¡¿Qué significa todo esto, Ezra?! —gritó la mujer desde la cocina. Dio grandes zancadas hasta nosotros—. Velas, vino, comida. ¿Acaso estás viendo a tu amante?
—¿Qué? —replicó él—. Claro que no.
Redirigió su mirada a mí y me señaló con el dedo índice.
—¿Esto es obra de esa? —le preguntó con desdeño.
—¡Esa como la tú la llamas, tiene un jodido nombre, así que respétala! —gruñó él.
—Ay por Dios. —Batió las manos—. ¿La pondrás por encima de tu esposa?
—No fue eso lo que dije.
—¡Pero la estás defendiendo! —vociferó al mirar de uno al otro.
Skyler retiró el cabello que caía por los contornos de su mejilla y apretó las manos en su cintura. Achinó los ojos para estudiarme mejor, al tiempo que comenzaba a acercarse a mí. Colocó una macabra sonrisa en su boca, soltó una sonora carcajada y relamió sus labios. Miró a Ezra como si me menospreciara y pensara que era menos que ella, en todos los sentidos. La realidad era que no me dejaría intimidar por una mujer que me había quitado algo que era mío y por quien habría dado mi jodida vida.
—Mira esto. —Me señaló de arriba abajo—. ¿Te estás revolcando con esta perra?
Juraría por lo que más amaba, que nunca en mi vida deseé tanto golpear a una persona como en ese momento. Mi cabeza sabía que estaba mal colocarle una mano encima, pero ganas no me faltaban. Ella sonreía como si yo fuese una persona de barro a la que no le importaba lo que dijeran de ella. Y como no lo era, di un paso hacia adelante y quedé justo frente a ella. Las lágrimas se marcharon de pronto y solo quedó un hueco que comenzaba a llenarse de ira tan rápido como proliferación bacteriana.
Ella creía que le tenía miedo por estar en esa jodida condición de madre, cuando lo cierto era que yo también lo estuve y sabía muy bien donde hacerle daño a la madre sin lastimar al bebé. Emití una sonrisa forzada y la hice repetir lo dicho con anterioridad. Si era tan valiente como decía ser, no le importaría repetir aquella palabrita que alertó mis neuronas e hizo que mi sangre corriera tan caliente como pozo profundo.
—¿Qué dijiste?
—Así como escuchaste —repitió sin temor a represalias—, perra.
No pensé en las consecuencias. De la nada, por impulso, elevé mi brazo y estampé la palma en su mejilla izquierda. Su rostro se ladeó, el cabello cubrió sus ojos y un sonido similar a un quejido brotó de su boca. No me arrepentí ni cuando Skyler llevó su mano al rostro abofeteado y regresó la diabólica mirada a mí. Ezra estaba silenciado e impresionado por mi defensa y el ataque sin mediación que efectué contra ella.
—Respétame —pronuncié entre dientes.
En sus ojos el fuego de la ira comenzó a arder. Sin intenciones de quedarse con el golpe, lo regresó con el doble de fuerza. Mi palma ardió al golpearla, sin embargo, el dolor no se comparó al escozor en mi mejilla. Ella dibujó una sonrisa de triunfo en sus labios, antes de sacudir su mano como si mi piel tuviese tierra.
—Nadie como tú merece respeto —espetó irónica.
No pensaba quedarme con sus palabras, así que di un paso adelante y ella retrocedió dos. Se sentía poderosa cuando Ezra estaba con ella, y al separarse buscó el refugio de sus brazos. Elevé el lado derecho de mis labios y mostré parte de mis dientes. La desgraciada era cobarde, en demasía. Ella tocó su estómago para caer de nuevo en cuenta que estaba embarazada y no podía golpearla como quería.
Bajé la mirada y retrocedí cuatro pasos. Ella infló su pecho de aire y se abombó como un globo. Colocó ambas manos en su vientre y emitió una sonrisa. Ezra no sabía qué hacer o a quién ayudar. Le di una mirada floja y desvié mis ojos a las escaleras. Decía marcharme del rancho después que Ezra vendiera su propiedad, no obstante, no podía quedarme un minuto más en un lugar donde su esposa siempre sería la preferida.
Limpié mis palmas en los muslos, alcé la mirada y franqueé entre ellos mi camino a las escaleras. Ella le susurró algo a Ezra; palabras que no logré escuchar, justo antes de soltar algo que sí escuché con total claridad y me hizo hervir la sangre.
—Sí, sí. Vete a tu perrera, animal.
Cerré los ojos y apreté mi palma al pasamano. Me detuve a mitad de las escaleras y apreté la mano izquierda contra mi muslo. Me repetí una y otra vez que era una mujer embarazada y que no podía bajar y arrancarle el cabello. En lugar de eso, escuché que Ezra le recriminaba tratarme de esa manera. Agudicé el oído para escuchar mejor la discusión en voz baja que tenía en la cocina, junto a la separación de la sala.
—Cariño, quiere lastimar al bebé —apeló ella.
—¡Tú lastimas al bebé con estas tonterías!
Sin fortaleza para escuchar nada más, subí las escaleras, preparé la maleta, colgué el bolso en mi hombro, atravesé el pasillo y bajé las escaleras. Ella seguía en la sala, junto a la chimenea, con una prueba de embarazo en las manos. Ezra se acercó para divisar el resultado y la sostuvo con dos dedos. Mi corazón cayó al suelo cuando su esposa sonrió y le aseguró que dos rayitas eran positivas. Ese fue una estocada a mi corazón.
Ella se arrojó a sus brazos, y él mantuvo los brazos flácidos contra sus costados, sin intenciones de abrazarla de regreso. En su modo de sorpresa, noté un atisbo de algo más. Ezra no estaba seguro sobre el embarazo de su esposa. Lo conocía tan bien, que sabía que él no le creía del todo lo que ella decía. Por la forma en la que tomó la noticia sobre el bebé y ese rechazo hacia Skyler, me hizo pensar más en mi hipótesis.
De igual forma, ellos culminarían su familia con ese bebé. Tal vez no fue en el momento adecuado o con la persona que Ezra quería, pero sabía que sería feliz. El bebé le daría una felicidad impresionante, al punto de soportar estar con una mujer que no amaba. El corazón de Ezra siempre fue mío, desde el inicio. Cuando Nicholas murió y Ezra nació, ese pequeño corazoncito ya latía por mí. Y era como Samantha decía: yo tenía la mano de las barajas. Lo conocí antes que ella, y fue de mí de quien se enamoró.
Quise pensar que todo seguía un plan, un destino, aunque dolía demasiado.
Cuando Skyler se desprendió de los brazos de Ezra, desvió la mirada hacia mí y divisó la maleta en mi mano izquierda. Ezra me miró con dolor, sin lágrimas, pero con una pena acuestas que le dolía más que cortarse una pierna o quebrarse un hueso. Skyler colocó una mano en su cintura y adelantó un par de pasos. Frunció el ceño para parecer una mujer atiborrada de celos, cuando ambas sabíamos que era una mentirosa.
—Hasta la maleta la tenía aquí —gruñó y me señaló—. ¡Qué descaro!
Terminé de bajar las escaleras y me detuve cerca de ella. No le tendría el miedo que ella pensaba infundirme, cuando apenas acababa de conocerme y no sabía de lo que era capaz. Sí, no la lastimaría por el bebé, pero eso no le daba derecho de portarse como una maldita por una simple maleta. Me habría encantado decirle que me acosté con su esposo en cada rincón del rincón, incluida la cama donde dormiría con él.
Las palabras quemaban por salir, sin embargo me contuve y caminé a la puerta.
—No tienes que irte —articuló Ezra.
Giré y observé como Skyler lo mataba con la mirada.
—Entonces elige —pronunció enfurecida—. Ella o yo.

Sort:  

¡¡¡ MALDITA PERRA !!!

Aime, puedes darte cuenta que la ira no cabe en mí. Estoy maldiciendo mucho y tú sabes muy bien que es algo que no hago, pero es que la odio cada vez más y yo creí que eso ya no era posible.
¡¿Cómo se atreve a reclamarle a Ezra cuando ella se revuelca con Steven y además tendrá un hijo suyo?!
Ese bebé no tiene la culpa de nada, pero si yo fuera Andrea, le arrancaría cada cabello y le tumbaría cada diente a esa zorra despues de saber la verdad sin importarme si lo pierde.
¿Que quiero una súper madriza para Steven? Pues no, ahora la deseo con ganas para Skyperra.
Me duele saber que Ezra elegirá a Skyler por un hijo que no es suyo, pero me alegra saber que esa imbécil tendrá su merecido castigo.

La lluvia de odio que normalmente lanzo contra Skyler, hoy no la lanzaré. No necesito decir algo que está más que claro desde hace mucho tiempo.

Eso fue una patada de mula en el estomago la perra es skyler y se que por el hijo supuesto andrea sa hara a un lado.😔

Aime, me estoy contendiendo las ganas de matar a esa bruja. Aime esa tipa tiene que morir por favor, ¿¡CÓMO JODIDOS PUEDE AGREDIR A ANDREA Y LA MUY PENDEJA NO LE HACE NADA MÁS QUE UNAS CUANTAS CACHETADITAS Y YA!? ¿¡POR EL PINCHE MOCOSO DEL DEMONIO!? No que va, esa tipa por muy embarazada que estuviera merecía unos buenos cuantos golpes.

A mí no me hubiese temblado el pulso, perra ella que se revuelca con el amigo de su esposo durante 8 años, perra ella que dice profesar un amor falso, perra ella que no es más que una vil farsante, una vil mentirosa, una poca cosa, una basura, una escoria. Ella merece todo lo malo del mundo, por manipular, por jugar y por reírse de los sentimientos de alguien que la quería de verdad.

Andrea fue toda una boba al quedarse callada, yo le hubiese dicho "Ay mi vida, embarazada y todo. Pero ese hombre que esta a tu lado, sabe perfectamente que la mujer de su vida y a quien siempre ha amado es a mí" sin importarme un reverendo rábano que este embarazada.

Aime esa tipa tiene que morir, tiene que pasarle algo verdaderamente doloroso. El niño ese no tiene la culpa de nada, pero sonará feo lo que diré (me vale :) ), ojalá pierda ese embarazo. Que sufra, que tenga un poco de su propia medicina, se lo merece Aime. Si a ti una mujer de esa calaña te hiciera eso, tú lo mínimo que querrías seria su felicidad. Seamos realistas y menos hipócritas.

Esa tipa merece que le pase lo peor y me choca Andrea por pendeja, debió darle sus seis cachetadas bien dadas más jalón de pelo para que aprenda que aún estando embarazada no puede tratarla así. Por unas cuantas cachetadas y unos jalones no iba a perder al mocoso. Skyler que se pudra en soledad, que le pase lo peor... Porque alguien como ella se merece eso y más.

solo fue una cachetada Yuli.

MALDITA SKYPERRA CADA DIA LA ODIO MAS...................

Es el colmo que aparte de llegar a donde nadie la invito porque cuando Ezra le dijo que fuera ella no quiso ir porque los funerales la deprimían y lo mismo los recordatorios, ahora llega dándoselas de "MUY LA SEÑORA DE LA CASA" y reclamándole al pobre pendejo su infidelidad cuando ella es la mentirosa, infiel, vagabunda, desleal, mala mujer, zorra hipócrita y para completar embaucadora porque le esta metiendo un hijo a un hombre que no se merece una traición similar. Valiente señora, y Andrea tratando de respetarla porque al final es la esposa de nuestro hombre y no poder darle su merecido, ahora simplemente quiero llorar y matar a esa Z O R R A..........

woawwww!!!...valio la espera buen capitulo..
situacion dificil para Ezra el anhela tener un hijo y su esposa esta embatazada habra q ver si es verdad o se lo est montando xq Stevent la rechazo.... aun falta la conversacion con la cuñada eso le despejara dudas...
y x ahors va ganando Skyler es la "esposa y madre de su hijo"....
esperemoz la 2da parte...

Sensacional.!!! me gusto la cachetada de Andrea.!! mas no la de Skyperra.!! porque la verdadera perra es ella.!! espero con ansias la pregunta de cuanto tiempo estas se la hara Ezra.???????

Ufff mujercita pa intensa.
Lo dicho se va a arropar a la sombra del hijo para joder...solo espero que llegue a halar con la hermana para aclarar todo este enredo

No puedo expresar los sentimientos que esa desgraciada me inspira 😠😠😠la reacción de Andrea era obvia y también la de Ezra hasta ahora. Casi hasta puedo ver la escena en mi cabeza... tanta maldad no puede quedar asi

Maldita hija de petra..cob q descaro hace escenas ella q es la menos indicada.

Hola, somos el equipo BestWayPay, te invitamos a formar parte de nuestra familia. Además del Exchange de steem y sbd a bolívares trabajamos con múltiples plataformas de cambio. Con más de 2 años en el mercado contamos con atención personalizada por Whatsapp para cada cliente. Te invitamos a unirte a nosotros en Discord https://discord.gg/9ccPtrh y también puedes encontrar en nuestras publicaciones de steemit las otras redes sociales.

Coin Marketplace

STEEM 0.19
TRX 0.14
JST 0.030
BTC 64535.04
ETH 3462.08
USDT 1.00
SBD 2.49